ARMA Y PADRINO
Terfa y trans
No se puede ser ninfómana y romántica, vegana y amante del chuletón de Ávila, tímida y exhibicionista
8-M, ¿de todas?
El horror, el horror
Mientras le doy a la tecla todavía no se ha celebrado la segunda de las manifestaciones del 8-M en Madrid. La primera sí, pasada por agua y desmovilizada. Dicen que 25.000 almitas en remojo había, pero yo creo que muchas menos. Pero a ... lo que iba: parece ser que la ministra de Igualdad, Ana Redondo, que ha acudido a la primera, también piensa asistir a la segunda. Este año puede hacerlo porque se han convocado a distinta hora. El año pasado exigía un ejercicio de bilocación, a lo sor María Jesús de Ágreda, porque se celebraban a la misma hora y partían de distintos puntos y con recorridos diferentes. Este año, el ejercicio que exige el hacer doblete, como pretende la ministra, es uno de laxitud moral o de deshonestidad ideológica, como prefieran llamarlo (ella lo llama «capacidad de encuentro»).
Porque, si la primera de las manifestaciones, la convocada por Comisión 8-M, es feminista antirracista (y por los derechos de todas, todos y todes y contra el heteropatriarcado estructural y un sistema, este, que nos mata, a favor de la ley trans y de la agenda queer, por los derechos laborales para las trabajadoras del sexo, con Palestina, con México, con las disidencias sexuales indígenas, la democratización del agua y el aborto antirracista, todo junto y a la vez), la de la tarde, la promovida por el Movimiento Feminista de Madrid, es abolicionista y a favor de los derechos de las mujeres y critiquísima con la ley trans. Pues la ministra Redondo va a acudir a las dos. Que es como estar contra la guerra y a favor de ella al mismo tiempo. Y gritará la consigna que toque, imagino, con el mismo entusiasmo desmedido, agarradita a la pancarta que le pongan delante.
A las doce iba con todo a favor de la jornada de ocho horas con vacaciones remuneradas para las meretrices y, a las seis en punto, cambiará a prohibición sin demora del desempeño del oficio porque eso es violación. A medio día, con la autodeterminación de género; a media tarde, contra el borrado de la mujer biológica por culpa de las leyes trans. Que lo importante es estar en la calle, dice, y lo demás son minucias. Y no seré yo quien le discuta lo de que salir a la calle hoy, con este día de perros, sea importante porque nos va la vida en ello. Allá cada cual con sus causas y sus hipérboles. Pero ante dos sentencias invalidantes, digo yo, habrá que elegir aquella con la que uno comulgue. ¿O es que Ana Redondo está tan a favor del ejercicio de la prostitución como lo está en contra? ¿Le parece tan bien como mal? ¿Bien por la mañana y mal por la tarde? ¿A veces bien y a veces mal? Es lo que tiene tratar de contentar a todos en un feminismo desmembrado. No se puede ser ninfómana y romántica, vegana y amante del chuletón de Ávila, tímida y exhibicionista. Por lo menos, el morado del atuendo le sigue funcionando tanto para ir de 'terfa' como para ir de protrans.
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