PEDIGONES DE PLATA
Reconocimiento facial
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Iniciar sesiónEntre trapisondistas de cloacas parece que funcione el amor a primera vista. Se reconocen de inmediato como ese yonqui que, al entrar en una discoteca, descubrirá de un rápido vistazo quien es el otro 'yonkarras' que le podrá suministrar mandanga. Esto lo contaba el sobrevalorado ... escritor de la 'generación beat' William Burroughs. Medio siglo jugando con la aguja y fallece nonagenario. El inventor del 'jogging', en cambio, cuenta la leyenda que murió infartado a los 52 mientras correteaba para fortalecer su salud. Qué cosas. En cualquier caso, los amantes de los chanchullos, al fin y al cabo insaciables yonquis del dinero sucio, se calan de inmediato y por eso comparten negocios turbios que les permiten el lucro impuro que nace de sus apetitos, de su voracidad. Este mecanismo de mutuo e instantáneo reconocimiento facial, y sin IA mediante, me fascina.
Se miran a los ojos, inician un tanteo, acaso intercambian un cafelito, unas gambas, un tiramisú, unos pitillos, yo qué sé, y llegado el sacrosanto momento del copazo se sinceran, confiesan que forman parte de esa cofradía dispuesta a actuar al margen de la ley porque de sus pellejos mana idéntico perfume y mandan las feromonas. Pero los adictos a los paraísos artificiales o a la pasta gansa fruto de la corrupción nunca son personas fiables. La traición es su bandera porque el consumo provoca paranoia, desconfianza y tormento. Siempre van escasos de vil metal o de polvo blanco, y siempre quieren más, y más, y más. Y entonces, cuando les trincan, cuando caen con todo el equipo, no les queda otro remedio que cantar para salvar la osamenta o para que les jibaricen la pena. Su amistad forjada a golpe de billetes que brincaban como trapecistas del trapicheo no era sino espejismo artificial que se evapora cuando les aprietan las tuercas. Aquellos pactos, sellados al cobijo de las barras y el fulgor de las luces de neón, se desintegran porque irrumpe el trance del «sálvese quien pueda». Preparen las palomitas, que empieza la función y promete recias emociones.
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