tiempo recobrado
Vuelva usted mañana
Sánchez, obsesionado por polarizar a los ciudadanos y hacer oposición de la oposición, da la impresión de que se ha olvidado de gestionar lo público
Baroja, una lectura de verano
Las reglas han saltado por los aires
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónUna de las paradojas más llamativas de los siete años al frente del Gobierno de Pedro Sánchez es el deterioro de los servicios públicos en contradicción con el aumento del gasto y un discurso que pone el acento sobre lo social. Los datos son ... elocuentes: la recaudación fiscal ha crecido del forma sustancial en los últimos ejercicios, lo que, según los datos oficiales, se ha traducido en un incremento de los ingresos de Hacienda de más de 300.000 millones de euros en el que periodo que va desde 2018 hasta hoy. Al mismo tiempo, la deuda pública se incrementaba en unos 450.000 millones.
La pregunta es de puro sentido común: ¿qué se ha hecho con ese impresionante aumento del gasto del Estado? Supongo que a muchos ciudadanos les gustaría saber por qué los servicios públicos funcionan hoy peor que cuando España entró en las UE en 1986. El país está devastado por los incendios, no hay viviendas para los jóvenes, los trenes llegan tarde, la lista de espera en la sanidad pública es una vergüenza, la Justicia está colapsada, la España interior se vacía y los ciudadanos tienen dificultades insuperables para conseguir una cita en la Administración.
Felipe González dijo unas palabras que todavía resuenan en la memoria cuando llegó al poder: «Que España funcione». Y funcionó. Se mejoró la enseñanza y la sanidad públicas, se construyeron autovías y se modernizó la economía. González cometió errores, pero nadie podrá negar que el país pegó un gran salto en su etapa.
Sánchez ha seguido el camino inverso. Obsesionado por polarizar a los ciudadanos y hacer oposición de la oposición, da la impresión de que se ha olvidado de gestionar lo público. Seguramente algo tendrá que ver el amiguismo en la designación de cargos públicos, donde brilla por su ausencia el principio de mérito y capacidad.
Este Gobierno centra sus esfuerzos en la lucha ideológica contra la derecha mientras muestra una inquietante indiferencia por arreglar problemas estructurales como el enorme déficit de las pensiones, que amenaza su viabilidad, o la perdida de competitividad de la economía. No tiene alicientes para afrontar estos asuntos porque los resultados no son rentables políticamente a corto plazo.
Muchas de las medidas de Sánchez son populistas, van destinadas a reforzar su clientela electoral y a alimentar su discurso de confrontación, a la que vez que carecen de un proyecto de futuro para España, que pasa por unas cuentas públicas saneadas, el fomento de la innovación y unos servicios públicos eficientes.
Que España hoy no funciona es una triste evidencia. El vuelva usted mañana de Larra es una cruda realidad. El ciudadano se siente abandonado por una Administración que trabaja para si misma. Y lo peor es que estamos empezando a asumir la fatalidad de que el Estado no aparece cuando se le necesita.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete