TIRO AL AIRE

Vueltas

La reunión con Puigdemont no fue por la lástima a que el prófugo no pueda volver, sino para que Sánchez e Illa puedan regresar a sus puestos

Por qué tragar con el PPSOE

Madre de menas

Este 2025, septiembre nos ha traído un mes diseñado con escuadra y cartabón. Que el 1 caiga en lunes (o viceversa) sólo puede ser obra de alguna mente cuadriculada. Aquí estamos todos los demás, prestos en nuestros puestos, incluso los que no nos hemos ido ... de vacaciones. Aun así, se empeña la calle y yo, como la RAE, lo asumo: el año empieza el 1 de septiembre. Ya que estamos mezclando, como cantaba aquel anuncio de turrón, volvemos a casa. Cada uno a la que le toca, que no es siempre la que uno quiere. Pienso en esos profesores que no conocen su destino hasta el día de antes. Tanta gente a expensas de los bailes de sillas y los planes de otros. Los cambios, que parecen repentinos, pero no lo son. Muchos venían pensados del año pasado, digo de la temporada anterior. Y así, Pepa Bueno se reincorpora a TVE que ya antes había sido su casa. Lo mismo con Pedro Sánchez, que además quiere que siga siendo suya. No oculta sus intenciones.

En septiembre reaparecen los locutores en sus emisoras. Los profesores, en sus aulas. Y los porteros, en sus edificios. Este mes hay quien estrena trabajo, proyecto y hasta destino. Los que más envidia me dan son los niños. Sobre todo, porque abren libros nuevos.

Lo pienso ante tanta lástima por volver al tajo. Que hay quien espera que le des el pésame. Los de las vacaciones de las vacaciones. Pues mira, no. Demasiada gente que no tiene dónde volver. No lo digo sólo por lo laboral, toda mi compasión con quien ande buscando piso en Madrid -o Barcelona- este mes. Lo sufrí una vez y no se lo deseo ni al peor de mis enemigos.

Tener un sitio donde volver es un lujo. Sea hogar u ocupación. Antes de lamentarnos por la vuelta deberíamos pensar también en las colas del paro. No porque ya no las veamos han dejado de existir. Algunas empiezan a engordar precisamente ahora. Los fijos discontinuos. La gente que no sabe dónde, cuándo ni cómo volverá a trabajar. Si lo hace. Y tampoco va a ser todo dinero. No nos pongamos materialistas y acordémonos también de Carles Puigdemont. Ahora mismo, es el español que más pena debería darnos. Todos aquí lloriqueando por el regreso a la rutina, pero él no puede ni planteárselo. Eso sí que es triste. Fíjense que hasta tienen que ir a visitarlo. Parecerá improvisado, pero ya sabemos que no lo es. Como tantos planes que se quedan bien coordinados antes del verano. Las nuevas temporadas hay que dejarlas amarradas antes de que apriete el calor. Luego nos quejamos de que los políticos son cortoplacistas. La reunión Illa-Puigdemont es el ejemplo de que no: sobre todo porque no se visita al fugado por la lástima de que él no pueda volver, sino para poder regresar luego cada uno a su puesto. Salvador Illa a la presidencia de Cataluña y Pedro Sánchez a Moncloa y a TVE. Todo bien medido con escuadra y cartabón... para sus propios intereses.

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