TIRO AL AIRE
Por qué tragar con el PPSOE
Con un PP mayoritario en las comunidades y un PSOE equilibrista en el Congreso, el choque tectónico es ineludible
Madre de menas
Leyenda Javi Cid
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Iniciar sesiónDe todas las catástrofes y polémicas de este verano, solo un actor en España sale más fuerte. No lo digo yo, es diagnóstico de encuestas: varios sondeos atribuyen a Vox dos puntos más que hace unos meses. Las polémicas por los inmigrantes –Torre Pacheco, ... Jumilla…– y el barrizal PP–PSOE por la gestión de los incendios solo les beneficia a ellos. Por si quedan dudas de a quién sí alimenta la tierra quemada.
Sus seguidores lo argumentan con lo de siempre: Vox dice las verdades, habla más claro y ofrece las mejores soluciones. Claro, porque no gobiernan. Es la única forma de simular tanta virtud: que dices lo que es, que discurres mejor y que solo tú posees el antídoto más eficaz a todos los problemas. Es el libreto de Podemos en sus inicios. Con la diferencia que los de Pablo Iglesias no desaprovechaban un resquicio mediático y Vox hace todo lo contrario. Han aprendido. Vox juega al repliegue. Usa las redes, ese campo sin puertas en el que puede expandir su mensaje sin preguntas. No les van a aplaudir ni abuchear en sus apariciones públicas. El férreo control del relato. Comparecencias medidas. Nada de sobreexposición. Si no estás en los medios, no te quemas. Lo mismo con las instituciones. Por eso Vox se quitó del Gobierno de Castilla y León. Porque no vinieron a gestionar. No están dispuestos a ejercer una parte del poder, sino a conquistarlo todo. No será aposta, pero cuanto peor, mejor.
El rifirrafe PP–PSOE –aún quedan palabras bonitas para nombrar las batallas más sucias– parece inevitable. Nos encontramos ante dos gobiernos enteros. El estado de las autonomías ya pesa tanto como el estado nacional. Con un PP mayoritario en las comunidades y un PSOE equilibrista en el Congreso, el choque tectónico es ineludible. Ambos gobiernan y hacen oposición a la vez. Todo el rato. Con todos los temas. Por eso ninguno de los ejecutivos se permite cordialidad con el contrario. Por miedo a... lo nuevo. ¿Qué ocurriría si un día una Administración de otro color colaborase con otra sin más críticas? Y la pregunta clave: ¿Cuál de las dos partes rentabilizaría mejor la operación en las encuestas? ¿Qué escenario inédito sería ese? ¿Se imaginan una batalla por hacerlo mejor en vez de por demostrar que el otro lo hace peor? No sé si hay demasiado síndrome del impostor en nuestro ecosistema político como para que lo intenten siquiera… Pero el que no prueba no lo consigue. Viendo la escandalera y sus consecuencias, quizá sea la única opción que les queda para luchar contra los extremos que viven de roer las raíces del sistema. Que aparezca alguien dispuesto a quitar una primera piedra del muro. Y otra. Y otra. A lo mejor no debe ser político. También podríamos empezar nosotros. No es por lo malo conocido. Es por asumir que el único político que no falla es el que no gobierna.
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