CAFÉ CON NEUROSIS
El raciocinio dentro, a causa del calor
Tanta zafiedad, tanto disparate, no pueden tener otra explicación que las altas temperaturas
La amenaza del violador
Lecciones de dignidad
Tuve un amigo que se encargaba de la sección de Sucesos, y había días de invierno en los que, al anochecer, se lamentaba por la Redacción: «Ni un asesinato, ni un atraco… ¡Vaya día!». De él aprendí que, en verano, cuando el calor aprieta, los homicidios se multiplican ... . Parece que el calor nos torna más irritables, y un irritable, si lleva un asesino dentro, lo puede sacar del armario para refrescarse un poco.
Sólo así puede explicarse que un abogado recomiende a su cliente que se acoja al legal derecho a no declarar, sabiendo que la gran popularidad de la señora defendida suscitará más rumores, más sospechas, más cábalas, más portadas, artículos y comentarios. Y eso que, como nos recordaba ayer Ángel Expósito, la cliente dice cosas así: «El marketing de 360 grados es el resultado de aplicar diferentes herramientas y acciones para un cliente potencial. 360 grados donde convivan la multicanalidad con la segmentación». Creo que es necesario aguardar al otoño para poder adentrarnos con entusiasmo en los problemas de convivencia entre la multicanalidad y la segmentación. Confieso que, aunque en Madrid el calor se ha suavizado momentáneamente, no me atrevería yo a ponerme de parte de la segmentación o darle la razón a la multicanalidad para poder arreglar los problemas de convivencia, pero haré todo lo posible, no sea que vayan a divorciarse, y no me atrevo a pensar si la segmentación y la multicanalidad han tenido hijos a quién se le va a encargar la custodia.
Sólo por los efectos del calor se puede explicar que una persona que ha sido condenada por el Tribunal Supremo, y que le ha encontrado culpable de conocer y permitir la mayor malversación de dinero público conocida en España, al ser exonerado por el Tribunal Constitucional, agotada la más elemental discreción, aparezca en público sacando pecho y echándole la culpa a un partido político que no estaba en el poder, y a unos medios periodísticos que denunciaron la trama.
En mi niñez y primera juventud, cuando la tecnología frigorífica no era nada común, en algunos restaurantes y comercios, al llegar el tórrido verano, colocaban en los escaparates un letrero en el que podía leerse: «El género, dentro, debido al calor».
Sólo a los efectos del calor puede achacarse que el ministro de un Gobierno cuyo presidente acaba de pronunciar una encendida defensa de la libertad de prensa convoque una rueda de prensa y sólo conceda que pregunten los medios que loan y se muestran a favor del Gobierno, e impida que intervengan medios considerados enemigos. Tanta zafiedad, tanto disparate, tanta presunción de virtudes falsas, no pueden tener otra explicación que las altas temperaturas, obligando al raciocinio de sus cerebros a guarecerse en lo más profundo. Sería imposible que fueran tan tontos, antes de subir los termómetros.