la suerte contraria
Góngora en Simancas
¿Cuántas biografías están mal escritas por falta de fondos para abrir una caja?
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Iniciar sesiónNo deja de resultar simbólico que el documento más antiguo escrito por Góngora haya tenido que aparecer en un legajo que aún permanecía sin abrir en el Archivo de Simancas. Lamentablemente el asunto no debe extrañarnos: se calcula que un 30 por ciento de ... los documentos allí custodiados no están catalogados, y que un alto porcentaje de ellos ni siquiera han sido abiertos. Teniendo en cuenta que si pusiéramos en fila los fondos del Archivo de Simancas sumarían catorce kilómetros, la cantidad de documentos dormidos es ingente. Así que me temo que hay más historia 'en sombra' en Simancas que 'en luz' en la mayoría de los países.
Y no hablamos de cualquier tipo de documentos, en el Archivo se encuentra la historia escrita del Imperio español entre los siglos XV y XIX: documentos sobre administración interna del reino, la correspondencia del rey, la correspondencia entre España y sus territorios en América y Filipinas, documentación económica, la correspondencia diplomática y política con otras potencias europeas, documentos sobre el comercio transatlántico, cartografía, planos, expedientes personales, patentes, títulos, privilegios y hallazgos que ni siquiera me atrevo a imaginar.
¿Y por qué no se abren? Pues porque no hay gente. ¿Y por qué no hay gente? Pues porque no hay presupuesto. Es así de triste. El Ministerio de Cultura no tiene dinero para poner patas arriba el Archivo y catalogar toda nuestra memoria, del mismo modo que no tiene dinero para evitar las goteras de la Biblioteca Nacional. Para lo que sí que tiene dinero el Ministerio es para eliminar la corona del logo de la Biblioteca, para canapés en la gala de los Goya y para descolonizar las instituciones. Ese es el problema, que ni el documento de Góngora ni nada de lo que pueda aparecer en Simancas les sirve para lo que buscan, que es subvencionar la fiesta a cuatro analfabetos y organizar batucadas de apoyo a Juana Rivas.
Lo más desconcertante es que el documento llevaba casi 500 años sin catalogar, sin digitalizar y sin estudiar, dormido como un funcionario en la plaza del Rey. ¿Cuántas biografías están mal escritas por falta de fondos para abrir una caja? ¿Cuánto documento duerme porque estamos poniendo el foco en tonterías en vez de dotar de fondos a una de las instituciones más valiosas de Europa? ¿Qué puede haber aún ahí dentro? ¿Cuántas biografías se habrán de reescribir un día? ¿Cuántos silencios de la historia son solo simple abandono? ¿Cómo diablos vamos a entender lo que somos si no damos ni un euro para saber lo que fuimos?
¿Se imaginan lo que harían Estados Unidos o Reino Unido con este archivo? ¿Cuántos programas y cuántas becas habría en marcha para abrir todas las cajas? Simancas no es una reliquia sino una promesa, porque este hallazgo no es un milagro sino una advertencia. Si Góngora ha estado cuatro siglos sin que nadie lo leyera, no quiero ni pensar lo que aún sigue enterrado. Pero no me cabe duda de que, sea cuanto sea, hay más dignidad en estas cajas que en aquellas cejas.
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