LA SUERTE CONTRARIA
De Perejil y los abajofirmantes
Sánchez no habría respondido hoy a la provocación y Perejil habría sido anexionado por Marruecos
Juana no está en mi casa
Un país de cigarras
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Iniciar sesiónCuando pasó lo de Perejil yo aún era idiota. Dos años después de aquello, tras los atentados del 11M, yo sería uno de esos energúmenos que fueron a las sedes del PP a gritar «vosotros, fascistas, sois los terroristas», con un nivel intelectual como ... de abajofirmante recogiendo un Goya. Antes, los abajofirmantes cantaban «solo le pido a Dios que el engaño no me sea indiferente. Si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente». Hoy, en un curioso giro de los acontecimientos, a los abajofirmantes el engaño no solo les resulta indiferente, sino pertinente. Tanto que se ponen de parte del traidor y les dicen a 'esos cuantos' que no sean fachas. Quizá por eso Ana Belén ha publicado un nuevo disco, que se llama 'Vengo con los ojos nuevos': ha pasado de luchar por la democracia a luchar por el PSOE; ha pasado de la camisa blanca de su esperanza a la sucia de su cinismo. Viene con los ojos nuevos, sí. Pero con los mismos cojonazos de siempre.
Yo me reía de Perejil porque es lo que nos metieron en la cabeza los de siempre. Nos hicieron creer que Aznar y Trillo eran poco más que el sargento Arensivia y Martínez el Facha luchando contra cuatro cabras y tres moritos, como en 'Historias de la puta mili'. Y luego las risas con lo de «al alba y con fuerte viento de levante». Pues bien, Movistar nos sorprende estos días con un documental llamado 'Perejil: la guerra que no fue'. Es un producto bien hecho, sin dogmatismos y con un indudable valor como documento histórico. Pero más allá de eso, lo importante es que vemos a un hombre –Aznar– dudando, dejándose asesorar, valorando alternativas de alto impacto internacional, tomando decisiones, arriesgando y asumiendo costes por ello. Llaman la atención los asesores de Aznar, que eran eso, asesores, personas muy formadas –quien pillara hoy a Zarzalejos–, pero, en cualquier caso, personas al servicio de un hombre que era quien tomaba las decisiones. Hoy sería al revés: tendríamos a un hombre plegado a una legión de idiotas con 'powerpoint', de guionistas obsesionados con el relatito y de maquilladores fraudulentos. Pero llama la atención, sobre todo, ver a un presidente con mayoría absoluta acudiendo voluntariamente al Congreso para informar de la actuación del Gobierno y para reafirmar la legitimidad de la respuesta española en defensa de su soberanía. Y, en honor a la verdad, cabe recordar que hasta el PSOE estuvo a la altura apoyando al Gobierno en defensa de los intereses de España.
Todo ello hoy sería inviable: Sánchez no habría respondido a la provocación y Perejil habría sido anexionado por Marruecos, abriendo la puerta a Ceuta y Melilla; por supuesto, el presidente no habría acudido al Congreso y además culparía a la oposición de lo sucedido. Los políticos de entonces –empezando por Aznar, al que hay que mirar mucho más–, están a años luz de los de ahora. Pero, posiblemente, el pueblo también. A pesar de que entre ellos hubiera unos cuantos idiotas. Como, por ejemplo, yo mismo.
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