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una raya en el agua

Cuento de Navidad

Él era quien había metido el Covid en casa y no lograba perdonarse que se hubiera llevado a la persona equivocada

Ignacio Camacho

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Cuando falleció su mujer en vísperas de Navidad se le mezcló el dolor con un sentimiento de culpabilidad y un latigazo de rabia. Él era quien había metido el Covid en casa y no lograba perdonarse que se hubiera llevado a la persona equivocada. Quizá ... por eso volvió a rezar como nunca lo había hecho en años durante las semanas que ella pasó intubada, pero el desenlace fatal le provocó una amargura proporcional al fracaso de su esperanza. Encajó como pudo el estacazo sin dejar escapar una lágrima y concentró su esfuerzo en aplacar el desconsuelo de su hija embarazada. La mantuvo alejada de las sórdidas gestiones funerarias y tras el breve responso en una intimidad obligada le prohibió acompañarlo a esparcir las cenizas en la costa mediterránea, al lugar en que el matrimonio había sido feliz viendo jugar a la niña en la playa. Se fue solo, con el móvil apagado, conduciendo con una inercia automática sin mirar la bolsa que llevaba a su lado. En el trayecto le asaltó algún pensamiento suicida, la tentación de ir a buscarla con un simple volantazo que acabara con todo en algún tramo solitario, y lo ahuyentó pensando en las veces que habían discutido especulando sobre la hipótesis desoladora de que la eternidad fuese un desengaño. En un momento incluso imaginó cuánto le habría divertido a ella saber que su largo coma lo había empujado a un arrebato apremiante de fe en los milagros.

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