Sue Gray, la jefa de gabinete del Gobierno británico, en el ojo del huracán por ganar más que el primer ministro

La revelación sobre el salario de Gray fue reportada por primera vez por la 'BBC' y ha desatado un revuelo considerable en los círculos políticos. Muchos de los asesores especiales, conocidos como «spads» ( Special advisers), se han mostrado reacios a firmar contratos con el gobierno de Starmer debido a las malas condiciones salariales que se les han ofrecido desde que el partido asumió el poder. Un asesor, bajo anonimato, expresó su frustración con claridad: «Esta noticia sobre el sueldo de Sue podría ser la gota que colme el vaso. Mucha gente está lista para marcharse. Nadie que yo conozca ha firmado un contrato».

El malestar no sólo se centra en la brecha salarial, sino también en el hecho de que Sue Gray ha sido vista como una figura que no ha defendido los intereses de sus colegas. Según otro asesor, «la moral está por los suelos. Sue es la asesora especial mejor pagada de la historia, pero piensa que somos inútiles». Este tipo de declaraciones refleja el creciente descontento dentro del núcleo del ejecutivo laborista, que enfrenta una crisis de cohesión interna apenas dos meses después de su aplastante victoria electoral.

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La situación ha llegado a tal punto que muchos asesores han comenzado a comparar sus sueldos con los que recibían cuando el Partido Conservador estaba en el poder. Varios de ellos afirman que se les han ofrecido salarios mucho más bajos que los de sus predecesores tories. Un asesor se quejó a la prensa local de que «nos están ofreciendo sueldos en el rango de las 60.000, mientras que los tories que hacían el mismo trabajo ganaban 80.000». Estas quejas han exacerbado el descontento general, especialmente cuando se considera que la propia Gray está ganando más que cualquier ministro del gabinete y más que su predecesor en Downing Street, Liam Booth-Smith, que según algunas informaciones ganaba entre 140.000 y 145.000 cuando trabajaba para Rishi Sunak.

Por su parte, los defensores de Gray insisten en que su salario está en línea con su responsabilidad y experiencia. La jefa de gabinete fue una figura clave en la investigación del escándalo del Partygate que involucró a ex primer ministro Boris Johnson, y muchos dentro del Partido Laborista valoran su experiencia en la administración pública. De hecho, Charlotte Pickles, directora del thinktank Reform, defendió su salario en la red social X diciendo que «el salario de Sue Gray no está fuera de lugar con respecto al papel que desempeña. Si quieres talento, tienes que pagarlo, incluidos los asesores políticos».

A pesar de estas defensas, la presión sobre Starmer sigue aumentando. En una ronda de entrevistas recientes, se le preguntó al primer ministro si estaba realmente al mando de la situación, a lo que respondió: «Estoy completamente en control. Estoy enfocado y todos los días el mensaje que transmito a mi equipo es el mismo: tenemos que cumplir con lo que prometimos. Fui elegido con un mandato para traer cambios y estoy determinado a lograrlo». Sin embargo, Starmer evitó responder directamente a las preguntas sobre el salario de Gray, afirmando que no iba a discutir los sueldos individuales de los miembros de su equipo.

Las tensiones internas no se limitan sólo al tema de los salarios. La filtración del sueldo de Gray ha provocado rumores de luchas de poder dentro del equipo de asesores de Starmer. Uno de ellos describió a Gray como una figura «peligrosamente expuesta» que necesita reducir su perfil público para evitar convertirse en una distracción para el gobierno. Estas declaraciones reflejan una creciente sensación de que Gray, una figura que originalmente fue contratada por su experiencia en el servicio civil, está causando divisiones dentro del equipo de Starmer en lugar de unirlo.

Los críticos dentro del partido también han señalado que esta controversia amenaza con empañar el congreso anual del Partido Laborista, que se celebrará en Liverpool este fin de semana. Este evento, que debería haber sido una oportunidad para celebrar la reciente victoria electoral del partido y mostrar un frente unido, ahora corre el riesgo de verse eclipsado por las disputas internas y las preguntas sobre la gestión de Starmer y su equipo de asesores.

Por otro lado, los conservadores han aprovechado la situación para cuestionar la competencia del 'premier'. En un comunicado, el partido planteó diez preguntas al primer ministro sobre los cambios en las bandas salariales para asesores especiales, incluida la duda de si Starmer aprobó personalmente el sueldo de Gray. También pidieron aclaraciones sobre el papel de Gray en la determinación de su propio salario y en las decisiones sobre el pago de otros asesores.