El partido alemán AfD podrá seguir intervenido por los servicios de Inteligencia alemanes

Las consecuencias de esta sentencia, que acaba de hacerse pública en Münster, son considerables. La BfV puede ahora controlar con el respaldo del poder judicial al segundo partido político mejor valorado en las encuestas mediante los habituales medios de Inteligencia, incluso la infiltración de informantes en sus filas. También cabe esperar que la BfV continúe elevando su nivel de alerta, impulsada por esta sentencia a su favor. Según publicó hace semanas 'Süddeutsche Zeitung', está trabajando en un informe para elevar a AfD a la categoría superior de formación «extrema derecha certificada».

El caso de sospecha certificado en Münster es de nivel dos y pasar a la categoría de «extremista de derecha seguro» supondría el nivel de advertencia más alto, que podría a su vez ser utilizado en el debate político cobre la posible ilegalización del partido y crear una base más sólida para los procedimientos ante el Tribunal Constitucional Federal.

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La facilidad con la que Hitler ilegalizó a partidos opositores ha llevado tradicionalmente al legislador alemán a proteger a las formaciones políticas, por muy al margen del sistema que se sitúen, y la posible ilegalización de AfD se topaba hasta ahora con muros legales de resistencia. El hecho de que la puerta se abra cuando el partido figura como el segundo en intención de voto, el primero incluso en algunos de los Bundesladner, supone sin embargo una nueva barrera.

AfD nació en 2013 como una respuesta nacionalista y populista a la crisis de la deuda europea. Desde sus inicios, ha defendido la salida de Alemania del euro. Tras la crisis de los refugiados de 2015, un ala más centrada en el rechazo a los extranjeros se hizo con la dirección del partido. Recientemente, ha sido asociado con reuniones celebradas en Potsdam de formaciones de extrema derecha, en las que se trabajaba sobre el concepto de «reemigración», y con la financiación por parte de China y Rusia de varios de sus candidatos electorales.

El presidente del tribunal, Gerald Buck, afirma en la justificación de la sentencia que los poderes de la Oficina para la Protección de la Constitución «no son en modo alguno ilimitados», pero subraya que una democracia bien defendida no debería ser un «tigre desdentado». Ha recordado a la BfV que debe presentar «circunstancias suficientemente concluyentes» que indiquen que un grupo puede estar llevando a cabo esfuerzos contra el orden básico libre y está convencido de que existe una sospecha fundada «de que corresponde a los objetivos políticos de al menos una parte importante del AfD conceder a ciudadanos alemanes de origen inmigrante un estatus legalmente devaluado». También ha respaldado que la clasificación se extienda a la organización juvenil del partido.

La ministra federal del Interior, Nancy Faeser, ha elogiado el veredicto. Demuestra que Alemania es «una democracia bien fortalecida», ha dicho, «nuestro Estado constitucional tiene instrumentos que protegen nuestra democracia de amenazas internas y son precisamente estos instrumentos los que se utilizan y ahora han sido confirmados nuevamente por un tribunal independiente». «La sentencia de hoy en Münster es consecuente y al mismo tiempo no sorprende», ha declarado Achim Post, presidente del SPD de Renania del Norte-Westfalia, que, a la luz del veredicto, pide que «los demás instrumentos constitucionales» sean ahora discutidos y examinados seriamente «para proteger nuestra democracia y nuestra libre convivencia del AfD». «Esto también incluye el debate sobre una posible prohibición del AfD», ha concretado.

Al margen de las consecuencias judiciales, la sentencia podría contribuir al desplome en las encuestas de AfD, iniciado ya a causa de los últimos escándalos. Desde principios de año, más de dos millones de personas han dado la espalda al AfD y ha descendido en los sondeos hasta el 17,3%, después de haber estado instalado cómodamente por encima del 20%.

En varias encuestas, el SPD ha alcanzado a AfD por primera vez en meses y los institutos demoscópicos lo atribuyen a su proximidad a los extremistas de derecha, a las manifestaciones multitudinarias contra el extremismo en muchas ciudades, a la nueva competencia populista de la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) y a los informes sobre la proximidad de los políticos del AfD a Rusia y China. En lugar de los más de diez millones de alemanes que dieron su voto a AfD en las últimas elecciones, hoy sólo ocho millones querrían votar por este partido. En las encuestas para las federales, la AFD obtiene actualmente valores entre el 15 y el 19 por ciento.