Alemania debate la prohibición del partido ultra Alternativa para Alemania

Según este medio, miembros de AfD participaron en noviembre en una reunión en Potsdam, un discreto encuentro de diversas sensibilidades de la extrema derecha en el que se abordaron planes para expulsar del país a millones de extranjeros. En el centro del evento figuraba el austríaco Martin Sellner, considerado uno de los líderes del ultraderechista Movimiento Identitario, que presentó un «plan maestro» para lograr lo que ciertas facciones extremistas llaman «remigración», es decir, la limpieza étnica de la nación de elementos foráneos.

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Rosalía Sánchez

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Sellner bosquejó en el encuentro un escenario plausible, en el que la AfD forma parte del gobierno y tiene la capacidad de legislar medidas para ejercer presión sobre la población de origen extranjero, incluidos aquellos con nacionalidad alemana, para obligarles a abandonar el país. Habría mencionado la posibilidad de trasladar hasta a dos millones de personas a territorios en el norte de África, en cooperación con un tercer estado de la región. Aunque AfD no defiende oficialmente la expulsión de las personas que se encuentran en Alemania de manera legal ni de la población alemana con raíces extranjeras, los políticos de este partido que asistieron al encuentro habría expresado su aprobación de cara a los planes abordados, según testigos presenciales.

Entre los participantes se señalan a la diputada Gerrit Huy, el jefe del grupo parlamentario regional de Sajonia-Anhalt, Ulrich Siegmund y el asistente personal de la copresidenta de AfD Alice Weidel, Roland Hartwig. Desde la publicación de estos datos, múltiples voces han pedido la ilegalización del partido, que en alguna circunscripción regional ya está bajo vigilancia de la Oficina de Protección de la Constitución, el servicio de inteligencia interior de Alemania.

Unas diez mil personas reivindicaron esa medida el domingo en Potsdam, donde tuvo lugar la polémica reunión, en una gran manifestación convocada por el alcalde Mike Schubert. En la manifestación participaron el canciller Olaf Scholz y la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, ambos con distrito electoral en la capital del estado de Brandeburgo. Este lunes, el comité ejecutivo del Partido Socialdemócrata ha examinado las posibilidades de solicitar la ileglaización de la formación política, una medida especialmente difícil de acuerdo a la legislación alemana, que se cura en salud tras la facilidad con la que Hitler en su día ilegalizó a formaciones políticas oponentes.

La cuestión también fue uno de los temas centrales de la reunión a puerta cerrada del comité ejecutivo federal de la CDU, celebrada el fin de semana en Heidelberg. Allí, el líder del partido Friedrich Merz anunció «una confrontación muy clara y muy dura, especialmente contra el AfD» para 2024. En el Bundestag también se estudia esa posibilidad. La directora general del grupo parlamentario SPD, Katja Mast, ha defendido que «el comportamiento del AfD y su implicación en redes racistas y de extrema derecha» debería debatirse esta semana en el pleno y ha llamado a un «levantamiento de gente decente contra un giro masivo hacia la derecha», «dentro y especialmente fuera de los parlamentos».

La situación requiere en su opinión «una acción política concertada por parte de todos los partidos democráticos». La presidenta liberal del comité de defensa del Bundestag y principal candidata del FDP para las elecciones europeas, Marie-Agnes Strack-Zimmermann, ha invitado también a sus compañeros de partido a alzar su voz contra AfD. El presidente regional de Renania del Norte-Westfalia, el conservador Hendrik Wüst ha descrito a AfD como un «partido nazi peligroso» y se ha sumado a una todavía hipotética «alianza de centro» para debilitar a los sectores políticos marginales.

Y a pesar de que varios expertos han advertido que la iniciativa legal para la prohibición fracasará en los tribunales, el presidente regional de Schleswig-Holstein, Daniel Günther, ha abogado por su parte por considerar cuanto antes un procedimiento de prohibición, alegando que «una democracia defensiva debería utilizar también los instrumentos que tiene a su disposición para su propia protección».

El presidente regional de Hamburgo, Peter Tschentscher, ha pedido púbicamente a las autoridades federales y estatales de protección constitucional que «sigan atentas» y descubran «las actividades anticonstitucionales de las redes de derecha», pero cree que la ilegalización funcionaría como un boomerang político: «los procedimientos de prohibición contra AfD sólo deberían iniciarse cuando existan pruebas e información suficientes para hacer cumplirla ante los tribunales».