Iván Duque: «Hablar de elecciones libres en Venezuela me parece un chiste, un sainete»

En su visita a nuestro país también ha cerrado encuentros con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo.

–¿Qué perfil debe tener un líder en tiempos de crisis?

–Yo creo en las cuatro virtudes estoicas: un líder necesita coraje, para estar dispuesto a tomar decisiones impopulares para hacer lo correcto; templanza, para la autodisciplina y el autocontrol para tomar decisiones complejas; se necesita justicia, para no estar sesgado por prejuicios ideológicos; y se requiere sabiduría, entendida como la búsqueda de conocimiento e información, y aplicar eso en la sensatez de las decisiones. Además, es preciso que entienda las tres grandes amenazas que tiene la democracia: el populismo, la posverdad y la polarización.

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Javier Martínez-Brocal

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–Es precisamente esta última la que se está viviendo en Colombia con el Gobierno de Petro...

–Uno no puede llegar y gobernar con odio. Cuando la vida le da a uno la oportunidad de gobernar y sabe los retos que tiene que asumir, uno no puede dejar de ser un símbolo de la unidad. Yo nunca, como presidente, entré en ataques personales, ni perseguí a alguien que fuera un detractor ideológico, ni llamé a un medio de comunicación para que despidiera a algún periodista o director porque yo estuviera en desacuerdo con algo; nunca traté de fracturar el sistema político Esos son problemas que estamos viviendo ahora en Colombia, pero también en otros lugares.

–Con la popularidad en caída libre –según las encuestas de diciembre casi el 70% de la población no aprueba su gestión–, Petro ya está promoviendo la creación de un frente amplio para las elecciones de 2026...

–Él no puede presentarse, porque no existe reelección, está prohibida. Él está promoviendo una gran coalición de izquierdas para esas elecciones, y eso es grave porque ya es una participación en política del presidente de la república con una finalidad electoral. Esto tiene que poner en alerta a todas las instituciones independientes, a todos los organismos de control y a la sociedad entera. Un presidente que gobierna para ganar la próxima elección está diciendo que se va a utilizar todo el Estado con ese propósito, y eso es una actitud electoral deliberada. Eso le perjudica a un país que necesita tomar decisiones impopulares para seguir avanzando en un agenda de desarrollo. Y muestra cuál va ser la tendencia en los próximos dos años, el principal objetivo del Gobierno, que no es lograr el bienestar de los colombianos.

–El gran desafío del actual Gobierno de Petro es alcanzar la 'paz total', logrando un acuerdo definitivo con la guerrilla del ELN, algo que se le resiste. La semana pasada, Petro, durante su visita al Vaticano, pidió ayuda al Papa Francisco para que acogiera una ronda de negociaciones...

–Pedir ayuda al Vaticano para la construcción de la paz es importante. Cuando yo fui presidente, el Vaticano me la ofreció y la agradecí, pero lo que yo les transmití es que la ayuda del Vaticano no es para sentarnos en la mesa, sino para forjar un acuerdo. Para ello debería ser un acuerdo que garantice que los crímenes de lesa humanidad tengan sanción; que las víctimas sean resarcidas y donde garanticemos que no hay repetición. Obviamente, el ELN, un grupo que lleva 50 años ejerciendo el terrorismo, nunca ha querido decir con claridad qué es lo que quiere. Tal y como está planteada la 'paz total' es una 'paz fatal' porque parte de la base de dar más concesiones y prebendas a los delincuentes.

–Colombia, antes que Ecuador, es un país que lleva años sufriendo la violencia de grupos criminales...

–En el caso de la violencia en Colombia hay dos caras de la moneda: una, la de un país que ha logrado en los últimos años –durante mi mandato– la menor tasa de homicidios en un periodo presidencial en casi 40 años, y de secuestros. Dicho eso, el hecho de haber debilitado los programas de erradicación manual de cultivos ilícitos, de tener laxitud con el narcotráfico, está llevando a que estos cultivos se hallan disparado. Y, por otro lado, a que ese sea la principal forma de financiación de la violencia. Y de ahí los asesinatos de líderes sociales, las masacres... Como dije, a más coca menos paz. El Gobierno pareciera que deliberadamente ha dejado de perseguir esa economía ilegal, y eso se ha traducido en más violencia en el territorio.

–En estos últimos meses ha habido varias elecciones en la región, ¿cómo valora la llegada al poder de Javier Milei en Argentina?

–Hay varias lecturas, pero sobre todo hay dos importantes: la primera, es que veo un gran énfasis en la libertad económica, una libertad acompañada de responsabilidad fiscal y monetaria. Le veo absolutamente determinado a enfrentar esa inflación, que está destruyendo valor y riqueza permanentemente. El objetivo del Gobierno de Milei de derrotar ese fenómeno es la ruta correcta. Y lo está haciendo eliminando gastos innecesarios, teniendo más responsabilidad fiscal y tratando de dar más estabilidad a la moneda. Me parece una ruta correcta que va a tener que pasar por un camino muy complejo de medidas impopulares. Y ese es el reto más grande al que se enfrenta Javier Milei: cómo va a lograr mantener la pedagogía para hacer esa terapia de choque que permita enfrentar todos esos problemas heredados de la irresponsabilidad socialista o kirchnerista -o peronista- de tantos años.

El otro tema, que yo creo a mi modo de ver, es que el presidente Milei debería replantearse el negacionismo en torno al cambio climático, porque yo sí creo que estamos viviendo una peligrosísima crisis climática. Y no se trata ni de un discurso de la izquierda ni de la derecha, es una evidencia a la que el mundo se está enfrentando. Y creo que Argentina puede ser una parte importante de la acción climática de América Latina. Creo que esa es una tarea que debería replantearse Milei en su discurso, porque Argentina es un país seriamente amenazado por los efectos del cambio climático.

–Este año, otro gran negacionista, Donald Trump, podría volver a ganar la Presidencia de EE.UU., un país con mucho peso a la hora de vetar o promover medidas que ayuden a frenar la crisis climática.

–El negacionismo del cambio climático no sirve. Está más que probado que sin el compromiso de EE.UU. no vamos a lograr parar esta crisis climática. EE.UU. ha sido quizá el mayor país emisor del último siglo. Probablemente, ahora vemos a otros países que están acelerando su contribución, como China... El reto que tenemos hoy es en qué medida va a seguir adelantando EE.UU. en transición energética, de transporte sostenible, de hábitos de consumo y, por supuesto, la financiación para el sur global para poder enfrentar sus retos, como llevar la deforestación a cero –hoy es la segunda mayor causa de emisiones, junto con el uso negativo de la tierra–. Necesitamos un EE.UU. comprometido en dar recursos al sur global. Un negacionismo del cambio climático en estos momentos que se vuelva activo desde la Casa Blanca sería desastroso para el mundo. Por eso, sea quien sea quien llegue a la Casa Blanca, un líder mundial no puede hoy negar lo evidente, y es la crisis climática que tenemos. Y no es cuestión de convertir el tema en una cuestión ideológica. Como no hay planeta B, tenemos que comprometernos con las evidencias, algo que propongo en mi último libro 'Nuestro futuro. Manifiesto verde para América Latina y el Caribe'.

–Este año está prevista también la celebración de comicios en Venezuela, aunque todavía no se ha fijado una fecha y la candidata de la oposición, María Corina Machado, sigue inhabilitada. ¿Cree que serán libres y transparentes como se comprometió Maduro en los acuerdos de Barbados?

–Yo no tengo ninguna confianza en ese proceso electoral. Creo que es una jugarreta más de Maduro para perpetuarse en el poder. Hablar de elecciones libres en Venezuela me parece un chiste, un sainete, porque a Maduro le encanta jugar al tema de si habilita o no a María Corina Machado. Y la va acabar habilitando para lucir magnánimo y permitir la elección, pero sabemos cómo controla el Consejo Nacional Electoral (CNE), los sistemas de información electorales. El deseo de Maduro es tratar de que coincida su proceso electoral con el de EE.UU. para que se reduzca la presión sobre él. Y si busca presentarse en la elección, como es su intención, es para volver a manipular el sistema, quedarse mucho más tiempo y tratar de dar la apariencia electoral para ganar la legitimidad que ha perdido con sus medidas dictatoriales.

–Muchos venezolanos tienen puestas sus esperanzas de cambio en la victoria de María Corina Machado...

–María Corina es una gran líder. Una mujer aguerrida y con mucho talento. No tengo la menor duda. En el mundo ideal verla a ella gobernar Venezuela sería ilusionante para todos, pero no veo, espero equivocarme, ninguna posibilidad de elecciones libres y justas en Venezuela.

–Hace unas semanas, EE.UU. liberó al presunto testaferro de Maduro, el colombiano Alex Saab, canjeándolo por varios presos políticos. ¿Le sorprendió esa decisión?

–Más que sorprenderme, me dolió. Me dolió por lo que significa Alex Saab. Él era el principal lavador de recursos de la dictadura de Venezuela, su principal socio criminal. Como presidente de Colombia colaboré con todas las autoridades de los EE.UU. para su captura y que pudiera responder ante la Justicia de ese país. Fueron muchos hombres y mujeres los que participaron en esa operación, poniendo en riesgo sus vidas para que ese delincuente fuera condenado. Obviamente, cuando vemos que Saab regresa a Venezuela y es recibido como un héroe por parte de la dictadura, y además ahora se le asignan grandes funciones, eso duele. Ver a los delincuentes salirse con la suya duele. Pero también estoy convencido de que, tarde o temprano, todos esos delincuentes acabarán respondiendo por sus crímenes.