El ganador de las elecciones en Eslovaquia se planta ante los socialistas europeos: prefiere la expulsión a cambiar su discurso prorruso

Y el ganador de las elecciones del pasado sábado en Eslovaquia no ha tardado en responder. El líder del partido Smer ha garantizado que no cambiará su retórica ni sus posiciones sobre Ucrania y que preferiría «pagar el precio» de ser excluido del grupo de la UE al que está afiliado su partido. En un vídeo publicado en redes sociales, Fico describe las palabras del líder del Partido Socialista Europeo, el sueco Stefan Löfven, que había advertido que si Smer lleva a cabo su programa electoral podría ser expulsado de la familia, como un «chantaje», y se queja de que esperaba felicitaciones, no amenazas, por parte del grupo parlamentario europeo. «Si nuestra exclusión del partido internacional va a ser un precio por seguir una genuina agenda de izquierda en Eslovaquia y expresar opiniones soberanas, estamos dispuestos a pagar ese precio», ha zanjado Fico, al más puro estilo Orbán.

Fico califica las palabras de Löfven de «antidemocráticas y autoritarias» y repite que su partido ha condenado el uso de la fuerza por parte de Rusia en Ucrania, pero que sus opiniones sobre la «paz en Ucrania» no cambiarán. Smer ha repetido intensamente durante la campaña electoral que la Unión Europea (UE) debería buscar una solución diplomática y negociar un acuerdo de paz en lugar de enviar armas a Ucrania. Fico ha prometido interrumpir los envíos de armas a Ucrania, garantizando que su gobierno proporcionará ayuda humanitaria y cumplirá con sus obligaciones financieras anteriormente adquiridas, pero que no enviaría «más balas».

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Anteriormente, se había hecho eco también de un discurso sobre la guerra iniciada por «fascistas ucranianos» y había comparado las fuerzas de la OTAN estacionadas en Eslovaquia con las fuerzas nazis. Lo cierto es que el partido Smer ya fue suspendido por primera vez del Partido de los Socialistas Europeos (PSE) durante diez meses en 2006, debido a su coalición con el Partido Nacional Eslovaco, de extrema derecha. En 2015 recibió también una amonestación por la retórica antiinmigrantes de Fico y se ha convertido en un miembro muy incómodo, pero la necesidad de los cuatro eurodiputados que el partido aporta en el Parlamento Europeo ha pesado más que las diferencias.

En todo caso, Fico tiene antes que lograr formar gobierno y el asunto no está todavía cerrado. Depende de los votos de la tercer formación más votada, Hlas (La Voz), de Petr Pellegrini, que ya ha sido recibido por la presidenta Zuzana Čaputová. Tras la reunión, Pellegrini ha declarado que puede imaginar una coalición con Smer, pero también con la Eslovaquia Progresista (PS), en el gobierno en funciones.

«La dirección de nuestro partido no descartó ninguna posibilidad. Negociaremos con el ganador de las elecciones parlamentarias, pero en caso de que no podamos llegar a un acuerdo sobre una composición razonable del gobierno, o no se cumplan nuestras condiciones, estamos dispuestos a negociar con la otra parte del espectro político como bueno», ha explicado el jefe de Hlas, que ya se había reunido con el presidente del PS, Michal Šimeček, y que se verá también en una reunión privada con Fico.

Smer recibió su mandato el lunes y tiene 14 días para llegar a un acuerdo sobre la coalición. En Bratislava se rumorea que Šimečka ha ofrecido a Pellegrini el puesto de primer ministro, con tal de evitar un gobierno de Smer, pero Pellegrini ha evitado confirmarlo. «Aún no hemos llegado allí. Más bien, la negociación exploratoria se refería a si la química o la lógica política pueden funcionar», ha dicho.

Otro partido al que Smer podría intentar recurrir, KDH, liderado por Milan Majerský, ha decidido pasar a la oposición. Existe también la posibilidad aritmética de una coalición PS - Hlas - KDH - SaS, pero requeriría un alto grado de compromiso por parte de los partidos liberales. Fico, por cierto, que debería estar inmerso en negociaciones contra reloj, ha confirmado que una fuerte gripe las está complicando: «Tengo cosas que hacer conmigo mismo. Es una combinación muy mala: formar gobierno y luchar contra la gripe», ha bromeado sobre su estado de salud.