Análisis
El escenario europeo de seguridad se cimbrea
La nueva estrategia de EE.UU., en la que Rusia desaparece como amenaza directa, es un torpedo apuntando bajo la línea de flotación aliada
Zelenski y sus aliados europeos se alejan aún más del plan de paz de Trump
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Iniciar sesiónSimultáneamente con las operaciones militares en el teatro ucraniano, la diplomacia de alto nivel está vigorizando el escenario geopolítico. Fue el plan de paz de 28 puntos de Trump, presentado el 20 de noviembre, lo que abrió una ventana a la esperanza de paz, ... originando una cascada de encuentros internacionales rastreando tal ilusión.
Con ese telón de fondo, resultan particularmente contradictorias las manifestaciones por un lado de Keith Kellogg, enviado especial de Trump para Ucrania, el 6 de diciembre, en el Foro de Defensa Nacional Ronald Reagan (Simi Valley, California) sugiriendo que las negociaciones de paz estarían en su etapa final. Y, por el otro, los resultados deducidos de la cumbre de Londres, en la mañana del pasado lunes, de Zelenski con Starmer, Macron y Merz para coordinar su apoyo a Ucrania e iniciar planes alternativos para el caso de un acuerdo de paz impuesto a Kiev. Cumbre que fue inmediatamente seguida, en la tarde de ese mismo día, en Bruselas, de Zelenski con Ursula von der Leyen, António Costa y Mark Rutte.
De tal frenesí político-diplomático caben destacar dos posturas. Una, de Zelenski, quien pretende utilizar a Europa como escudo frente a los deseos de Trump de una rápida finalización de las hostilidades. La otra, de la troika europea y por extensión la UE, aceptando esa función tutelar de los intereses ucranianos. Compleja situación que podría llevar a Trump a caer en la tentación de cerrar el grifo de los apoyos estadounidenses a Ucrania, entre los que la inteligencia y los armamentos/municiones (pagados por Europa) son esenciales para que Kiev pueda mantener su esfuerzo bélico.
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La tendencia escapista de Washington ha ofrecido recientemente dos ausencias relevantes. Una, la del secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, el pasado 3 de diciembre, no acudiendo a la reunión del Consejo Atlántico a nivel de ministros de asuntos exteriores, con la que se pretendía escenificar un frente común de apoyo a Kiev; Rubio estuvo representado por Christopher Landau, uno de sus subsecretarios.
La otra es la desaparición de la mención de Rusia como amenaza directa para la seguridad norteamericana, en la nueva estrategia nacional de seguridad estadounidense, del 4 de diciembre. Supresión sustancial al colisionar abruptamente contra la pieza clave de la bóveda atlántica: el concepto estratégico de la OTAN (Madrid, 2022). Este, en el punto 5, fija que «la Federación Rusa es la amenaza más importante y directa para la seguridad de los Aliados y para la paz y la estabilidad en el área euroatlántica».
Aquella eliminación, por tanto, es un torpedo apuntando bajo la línea de flotación aliada, quizás para disuadir a la UE de poner palos en la ruedas del proceso de paz avalado por el presidente norteamericano.
El encuentro Putin-Modi ha servido para desmentir radicalmente la visión eurocéntrica del «aislamiento» ruso
El fragor de la efervescencia geopolítica originada por la guerra en Ucrania también alcanza a Asia. El último ejemplo es la cumbre Putin-Modi, en Nueva Delhi, el 4 de diciembre pasado. Más allá de los acuerdos sobre defensa, energía y comercio que ambos líderes pudieran alcanzar, tal encuentro bilateral ha servido, por un lado, para desmentir radicalmente la visión eurocéntrica del «aislamiento» ruso derivado de la veintena de paquetes sancionadores. Y, por el otro, para evidenciar la robustez del vínculo militar y energético euroasiático.
La reunión Putin-Orbán, el remate
Como remate, al día siguiente, en Moscú, se produjo la reunión Putin-Orbán en la que este último reiteró la oferta de Budapest como plataforma para la suspendida cumbre Trump-Putin, enfatizando además la postura de colaboración de Hungría con Rusia. En fin, a la creciente brecha entre EE.UU. y Europa se añade el agrandamiento de una dolorosa fisura en el seno de la UE.
En conclusión, el actual escenario europeo de seguridad se cimbrea sobre cuatro voluntades de difícil compatibilidad. La de Trump, que aspira a apuntarse la victoria política y diplomática de lograr un pronto acuerdo de paz en Ucrania. La de Putin, que ambiciona apuntalar sus ganancias territoriales en Ucrania, que son objetivos 'sine qua non' para la paz. La de Zelenski, que sueña con la supervivencia de Ucrania como estado soberano y derivadamente con su propia subsistencia. Y, finalmente, la de algunos líderes europeos que, como conjunto, ansían dejarse ver como copartícipes de la paz, y no solamente como comparsas y meros paganos de los trastos rotos durante la guerra.
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