¿Es posible un empate en las elecciones presidenciales de EE.UU.?

Pese a servir como base del cómputo de los votos electorales correspondientes a cada estado, ni representantes ni senadores actúan como miembros del Colegio Electoral. Los miembros del Colegio Electoral de cada estado son personas del partido, Republicano o Demócrata, que no ostentan ningún cargo de representación política a nivel federal (aunque puedan ejercerlo a nivel estatal o local) y que, al final, son los que, una vez votan en sus estados en el mes de diciembre, y sus votos son contados en el Congreso de los Estados Unidos en enero del año siguiente, de verdad eligen al presidente estadounidense.

Sin embargo, sí que es posible que senadores y representantes acaben jugando un papel determinante en la elección del presidente y del vicepresidente de darse un empate a 269 votos electorales entre los candidatos. En este caso entraríamos en lo que se denomina como «Contingent Election» y no es ni más ni menos que la elección presidencial y vicepresidencial se traslade al Congreso estadounidense. Aunque es harto improbable que esto ocurra, dadas las cortas diferencias porcentuales en algunos estados entre los dos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, nada debe descartarse.

De suceder esta anomalía, la Decimosegunda Enmienda de la Constitución (1804), clarificada posteriormente por la Vigésima Enmienda (1933), determina que es la Cámara de Representantes entrante (y no la saliente) la que debe elegir al presidente. En este caso, los representantes no votarían de forma individual, sino que lo harían en bloque por cada estado; habría, pues, que contabilizar 50 votos y no 435. En esta situación, la mayoría individual que, se supone, van a mantener los demócratas quedaría en nada si la elección presidencial se trasladara a la Cámara de Representantes, pues los republicanos tendrían el control del voto en bloque de los estados. Esto supondría que Trump repetiría como presidente. De la misma manera, la elección del vicepresidente se trasladaría al Senado, donde el voto sí que es individual. Puesto que los republicanos parece que mantendrán su mayoría en la Cámara Alta, en caso de empate, podrían reelegir a Mike Pence como Vicepresidente.

Quizás un peor escenario que el antes descrito, y el que nadie desea ni espera, es que la Cámara y el Senado elijan a candidatos de distinto partido. Si ya es complicado gobernar el país con un Congreso dividido, tener a Donald Trump junto a Kamala Harris como vicepresidenta (o a Biden con Pence) podría convertir estos siguientes cuatro años en un verdadero infierno.

Julio Cañero es investigador del Instituto Franklin-UAH y vicerrector de la Universidad de Alcalá