Un sospechoso oso de peluche descansa sobre los restos de un choche destruido en Bohorodychne, Donbass. La localidad de Bohorodychne está totalmente destruida por culpa de los fuertes combates entre las tropas ucranianas y las tropas rusasÁlvaro Ybarra Zavala
Desde lo alto de una falsa colina levantada durante décadas con los escombros de una antigua mina de carbón, se contempla una tierra arrasada por la guerra, con pueblos abandonados y campos sin cultivar sembrados con minas. El frío y la nieve hacen aún más ... apocalíptico el paisaje. Lo poco que queda en pie de pueblos como Bohorodyche, Siversk, Bajmut, Soledar… destruidos todos por los combates entre la artillería rusa y la ucraniana se mezclan con la nieve, creando una estampa desoladora. Los árboles, helados y desnudos, parecen todos apuntar hacia el cielo, implorando un final para esta guerra, que dura ya casi diez años.
La localidad de Bohorodychne está totalmente destruida por culpa de los fuertes combates entre las tropas ucranianas y las tropas rusas.
Álvaro Ybarra Zavala
Desde la perspectiva privilegiada que ofrece la altura de la antigua mina de carbón de Zakitne se muestra sin filtro las devastadoras consecuencias de las feroces batallas que han convertido esta estepa fría del este de Ucrania conocida como el Donbass, en un territorio abandonado en el que solo se convive con la muerte. La región, que en su día fue próspera y rica gracias a la agricultura y la minería, hoy esta prácticamente abandonada. Solo quedan aquellos que no pudieron huir de la guerra y los que sueñan con regresar a un pasado soviético. La comida escasea y el agua potable es un bien preciado y difícil de conseguir.
La localidad de Bohorodychne está totalmente destruida por culpa de los fuertes combates entre las tropas ucranianas y las tropas rusas
Álvaro Ybarra Zavala
A día de hoy, el Donbass solo conoce la guerra. Su población civil ha sido sustituida por los soldados de un Ejército que lucha por la supervivencia de su nación y las tropas invasoras rusas que quieren exterminar con todo aquello que representa Ucrania. Los sonidos de otra época pasada en la que regía la paz han sido sustituidos por el macabro compás del rugido de la artillería. Apenas quedan puentes ni ríos ni lagos en los que uno pueda pescar como antaño sin riesgo de perder la vida por culpa de una mina.
Los ejércitos de voluntarios son la principal fuente de suministros y víveres para las ciudades y pueblos situados en la volátil línea de contacto del frente de guerra del Donbass. El único atisbo de vida en estos lugares aparece con la llegada de un pequeño convoy de voluntarios. Es entonces cuando merece la pena jugarse la vida y salir de la seguridad que ofrecen los sótanos de edificios derruidos para conseguir algunas botellas de agua y algo de comida. La constante lucha por sobrevivir se ha convertido en el único modelo de vida que ofrece hoy a su gente el este de Ucrania.
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