GUERRA EN UCRANIA
«La contraofensiva ucraniana empujará a más de un millón de personas a buscar refugio»
Zaporiyia es una de las ciudades con más desplazados de Ucrania y se prepara para una nueva oleada conforme avance la contraofensiva y se vayan liberando
Ucrania se prepara para una ofensiva «larga y sangrienta»
Un grupo de niños juega en el albergue abierto por la iglesia Pentecostal en Zaporiyia
Tamas Bulkashvilli sigue los avances del ejército ucraniano metro a metro y cuenta las horas para poder regresar a su Rozivka natal, próxima a Mariúpol. Al inicio de la ocupación decidió salir del país y viajó a Dinamarca, pero ha regresado a Ucrania y ... ahora vive en un centro de desplazados de Zaporiyia. «Quiero estar lo más cerca posible de mi casa para volver en cuanto echemos a los rusos», explica este hombretón de ojos trasparentes que comparte el albergue abierto por la iglesia Pentecostal con otras 22 personas, la mitad de ellas niños que corretean por todas las habitaciones.
Un día más el ministerio de Defensa informó de pequeños avances en el frente sureste, insuficientes para personas como Tamas, pero que intentan enviar un mensaje de ánimo a la población. La viceministra de Defensa, Hanna Maliar, señaló en su canal de Telegram que «nuestras tropas se mueven en condiciones de batallas de extrema violencia y con un enemigo en superioridad de aviación y artillería». Especificó que los avances del día fueron «de 200 a 500 metros» en la zona de Bajmut y «de 300 a 350 metros» en Zaporiyia.
En esta guerra en la que cada día es más difícil tener acceso al frente y en la que los soldados caídos son secreto de estado, no hubo ningún tipo de balance de bajas de estos primeros días de ofensiva. Fuentes de inteligencia occidentales consultadas por el diario británico 'The Guardian' apuntaron a que los ucranianos están sufriendo un alto número de bajas y avanzan muy lentamente ante un enemigo con posiciones de defensa bien consolidadas.
Capital de los desplazados
Zaporiyia se ha convertido en una de las ciudades con mayor número desplazados del país. En los primeros meses del conflicto era el principal punto de salida para las evacuaciones de Mariúpol o Jersón, pero han pasado los meses y más de 170.000 personas permanecen en la ciudad a la espera de que Ucrania libere sus ciudades y pueblos.
«Al principio la gente tenía necesidades básicas como comida, ropa o agua, pero esto se alarga y ahora buscan casa, trabajo, electrodomésticos y todo lo necesario para rehacer sus vidas», apunta el padre Ruslan Hafizov, responsable del albergue de la iglesia pentecostal. Aquí ya preparan nuevos espacios para recibir a más personas porque «según avance la ofensiva esperamos un millón de refugiados», y saben que muchos de ellos optarán por quedarse en Zaporiyia.
Visita de Grossi
Todos los ojos estuvieron puestos un día más en la central nuclear, situada a unos de 100 kilómetros la capital homónima de la provincia. El responsable de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Rafael Grossi, suspendió la visita por los combates abiertos en la zona y las autoridades ucranianas anunciaron que permanece a la espera de poder trasladarse a la zona «con seguridad». La agencia rusa Interfax señaló que la visita se realizará hoy, jueves.
Además del peligro de accidente debido a los combates, preocupa el impacto que la rotura de la presa de Kajovka de hace una semana pueda tener en la planta ya que su agua era la que servía para refrigerar los reactores. Responsables rusos, que ocupan la planta desde marzo, enviaron un mensaje tranquilizador y dijeron que cuentan con sus propios pozos para garantizar la refrigeración.
Nueva jornada de ataques
Los misiles rusos acudieron a su cita diaria con la muerte y al menos seis personas murieron y 19 resultaron heridas en dos ataques contra el puerto de Odesa y contra Kramatorsk, en la zona del Donbass. A pesar de su apretada agenda internacional, Volodimir Zelenski no deja pasar un solo ataque del enemigo sin condena y recurrió a Twitter para decir que «nunca perdonaremos el dolor que Rusia ha traído a nuestra tierra y expulsaremos el mal ruso de toda nuestra tierra, liberaremos cada ciudad y pueblo».
Ataques de la última semana en Odesa
Tan solo 180 kilómetros separan a Tamas de su casa en Rozivka y reza cada día para que Zelenski cumpla su palabra. Esta distancia ahora misma parece infinita en esta guerra en la que las líneas se mueven con sangre y lo hacen metro a metro. El seguirá pegado a su teléfono en busca de noticias que no le hagan perder la esperanza de que un día volverá.