Vacunas chinas para Brasil y Paraguay a cambio de incluir a Huawei y excluir a Taiwán

Sin duda, Latinoamérica será uno de los escenarios de competición en esta diplomacia de las vacunas de las grandes potencias, especialmente entre China y Estados Unidos. De momento, lo que tenemos son ejemplos de cómo Pekín está aprovechando la ocasión para hacer avanzar su influencia en la región. Dos casos son especialmente notorios, el de Brasil y el de Paraguay .

Aunque tiene correctas relaciones con China, de la que es socio en el grupo de los BRICS, el Brasil de Jair Bolsonaro se había inicialmente plegado a los reclamos de Washington de excluir a la compañía china Huawei de las nuevas redes de telefonía 5G que van a establecerse en el país sudamericano. Estrecho aliado de Trump, Bolsonaro decidió no contar con Huawei por los riesgos para la seguridad nacional que podría suponer que infraestructuras tecnológicas y datos estuvieran en manos de una empresa que obedece las directrices del Gobierno chino. En noviembre de 2020, Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente e implicado en tratos con interlocutores internacionales, aseguró que iba a crearse un sistema seguro, «sin espionaje chino».

Pero la extrema emergencia que vive Brasil a causa del coronavirus, con la asistencia sanitaria colapsada y el segundo mayor número de muertos en el mundo, hizo que el ministro de Comunicaciones, Fábio Faria, aprovechara una visita a comienzos de febrero de este año a la sede de Huawei en Pekín para solicitar a sus directivos el envío de vacunas. «Aproveché el viaje para pedir vacunas, que es por lo que todos claman», reconoció luego.

Cuando dos semanas más tarde el Gobierno brasileño anunció las reglas para la subasta de su sistema 5G , Huawei estaba entre las tres compañías, junto con Ericsson y Nokia, a las que se les permitirá participar en la adjudicación para la creación de las infraestructuras requeridas por la nueva tecnología.

El interés de China por Brasil no es nuevo: no solo Brasil tiene a China como primer socio comercial desde 2009, posición de la que quedó desbancado EE.UU., sino que en esta pandemia la vacuna china Sinovac ya fue probada por instituciones brasileñas durante los procesos de ensayo clínico.

Esa amplia relación no existe con Paraguay, que es el país sudamericano con menor comercio con China y uno de los pocos en el mundo que reconoce a Taiwán. Las ventas a China supusieron en 2019 solo el 0,14% de las exportaciones paraguayas, y eso que el principal producto de Paraguay, la soja , es especialmente requerido por el mercado chino (las importaciones quedaron por debajo del 0,31%, que es la cifra para las adquisiciones a Taiwán).

El Gobierno de Mario Abdo Benítez, que debe hacer frente a un acusado retraso en la llegada de vacunas (comprometidas la mayoría a través del sistema Covax de Naciones Unidas ; otra gran partida corresponde directamente a la vacuna rusa) no llamó a la puerta de Pekín, pero sí lo hicieron algunas empresas inscritas en la Cámara de Comercio Paraguay-China. Según dijeron en marzo las autoridades de Asunción, algunos de los posibles suministradores chinos sugirieron que para hacer la transacción convenía que Paraguay rompiera con Taipéi y estableciera relaciones diplomáticas con Pekín. China negó que estuviera condicionando las vacunas a la ruptura con Taiwán, pero el Ministerio de Exteriores paraguayo insistió en su versión, matizando que no sabía si el requerimiento había sido propiciado o no por las autoridades chinas. «Este impropio condicionamiento no encuentra justificación alguna», declaró la Cancillería en un comunicado, destacando que, a pesar de no tener relaciones diplomáticas con China, el intercambio comercial con ese país es «normal y fluido».

Estas declaraciones públicas fueron seguidas por una llamada del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, al presidente paraguayo. Según comentó el canciller, Euclides Acevedo, Blinken fue «muy firme, diciéndole a Ado: mira, tu aliado es Taiwán y nosotros». Acevedo expresó el compromiso de mantener la relación de Taiwán , algo que apoya EE.UU., y más ahora que varios países centroamericanos que también reconocían a Taipéi han cambiado de socio los últimos años, pero advirtió a Washington que eso tiene un precio. «A estos aliados estratégicos», dijo en referencia a EE.UU. y Taiwán, «tenemos que pedirles también una prueba de amor. Antes de tomarnos la mano tienen que por lo menos llevarnos al cine», dijo.