La ascensión de la extrema derecha favorece el triunfo de la izquierda unida en Francia

Según los resultados provisionales del ministerio del Interior (cuando estaban contabilizados 35.5 millones de votos), la izquierda unida ( PS , Frente de izquierda y Verdes ) habría obtenido el 46.3 % de los votos de la primera vuelta, el domingo. Por su parte, la Unión por un Movimiento Popular (UMP) habría obtenido un 33.9 % y el Frente Nacional (FN, extrema derecha) un 14 %.

En solitario, el PS “solo” ha conseguido entre el 33 y el 35 % de los votos de la primera vuelta. Un resultados muy similar al de la conservadora UMP. Pero los votos del Frente de izquierda (7 %) y los Verdes (6 %) le permitirán contar con una mayoría relativa o absoluta el domingo que viene, cuando debiera confirmarse la entrada de la extrema derecha en la nueva Asamblea Nacional, por segunda vez en la historia de la V República.

Tras su elección el pasado 6 de mayo, el presidente François Hollande podrá gobernar con una mayoría parlamentaria menos dócil de lo esperado.

Según las proyecciones de todos los institutos de opinión, el PS podrán tener una mayoría parlamentaria, relativa o absoluta de 275 a 329 diputados. Suficiente para gobernar. Con matices. El Frente de izquierda y los Verdes son muy hostiles a la convergencia presupuestaria europea. Si Hollande se viese forzado a recurrir a ese apoyo parlamentario, podrían precipitarse tensiones con relativa rapidez.

A la derecha, la UMP podrá contar con unos 210 a 270 diputados, confirmada como primer o segundo partido de Francia, víctima de la ascensión del FN, qué podrá entrar en la nueva Asamblea Nacional, con 3 o 4 diputados.

Ese minúsculo capital parlamentario tendrá un alcance simbólico excepcional, consolidando a Marine Le Pen como una de las figuras centrales del nuevo paisaje político francés. La elección local de Hénin-Beaumont ha confirmado al FN como tercera fuerza política nacional, siendo el partido más votado por los obreros de Francia

Marine Le Pen es hostil al euro, a la UE, al capitalismo liberal, y hace campaña agresiva contra la mundialización, contra el “cosmopolitismo capitalista”, contra la disciplina presupuestaria europea, contra las fronteras comunes de la UE… Su victoria personal en un feudo popular confirma de manera muy llamativa que esa hostilidad radical contra todos los pilares de la construcción política de Europa pueden continuar haciendo estragos en una Francia que está en primera línea de todas las crisis europeas.