El disidente ciego chino llega a su exilio en Estados Unidos

Con una hora y media de retraso, su avión – el vuelo de la United Airlines UA88 -, despegó este sábado a las seis de la tarde (doce del mediodía, hora española) del aeropuerto de la capital china rumbo a Newark (Nueva Jersey).

Allí le espera una nueva vida, ya que la Universidad de Nueva York le ha ofrecido una beca para que continúe sus estudios de Derecho. Tras salir por la mañana (madrugada, hora española) del hospital donde estaba ingresado, el activista pasó varias horas en el aeropuerto de Pekín esperando el pasaporte que le había prometido el régimen chino dentro del trato alcanzado con la Casa Blanca.

Como en los años más oscuros de la “Guerra Fría”, su heroica fuga de película ha puesto en evidencia la creciente represión política en la nueva China del desarrollismo y la modernidad. A pesar de que su extraordinario crecimiento económico ha traído una evidente apertura social, el autoritario régimen de Pekín sigue persiguiendo a los disidentes y manteniendo entre rejas a todos aquellos que reclaman democracia y mayor respeto a los derechos humanos.

«No estoy feliz por mi marcha. Espero que el Gobierno cumpla todas las promesas que me hizo», aseguró Chen a la agencia France Presse poco antes de partir, expresando así su preocupación por las represalias que ya están sufriendo sus familiares. Durante los últimos días, el disidente ha denunciado que algunos de sus parientes han sido investigados y amenazados por la Policía. Entre ellos destaca su sobrino, Chen Kegui, acusado de intento por, supuestamente, atacar con un cuchillo de cocina a los cuadros del Partido Comunista que entraron en su casa cuando descubrieron la huida del activista.

La marcha de Chen Guangcheng a EE.UU. para «estudiar» en la Universidad de Nueva York es un eufemismo de su exilio para evitar que el régimen chino pierda aún más cara con este caso. No en vano, el disidente puso en ridículo a la Policía cuando huyó del confinamiento ilegal que sufría desde septiembre de 2010 en su pueblo de Dongshigu, en la provincia oriental de Shandong. Tras huir del arresto domiciliario solo y en plena noche el pasado 26 de abril, otros activistas lo llevaron en coche hasta Pekín, donde se refugió seis días en la Embajada estadounidense. Este rocambolesco episodio, que coincidió con la visita de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, provocó la peor crisis diplomática entre ambos países de los últimos años .

A pesar de la ceguera que sufre desde la infancia, el abogado Chen Guangcheng, de 40 años, se ha señalado como uno de los disidentes más combativos de China por denunciar los abusos que padecían sus paisanos en el distrito de Linyi, sobre todo las esterilizaciones masivas y abortos forzosos para cumplir la «política del hijo único». En 2006 fue condenado en un oscuro proceso judicial y, tras pasarse cuatro años en la cárcel, llevaba desde septiembre de 2010 confinado bajo arresto domiciliario hasta que burló a sus guardianes y huyó en busca de una nueva vida en libertad.