Iain mcgill _ coordinador del «NO» en edimburgo
«Para los nacionalistas, miles de votantes "tories" aquí somos escoceses de segunda»
Iain McGill, candidato por el Partido Conservador escocés en las últimas elecciones europeas, denuncia el «racismo político» del «sí» cuando anuncia una Escocia «libre de tories» si ganan hoy
borja bergareche
Iain McGill no tiene duda. La recta final de la campaña por el referéndum requiere, si estás con el «no», enfundarse unas buenas botas Dr. Martens y hacer oídos sordos a los ocasionales insultos y abucheos . McGill es el coordinador de la campaña «Mejor ... Juntos» en Edimburgo, y fue candidato del Partido Conservador escocés en las últimas elecciones municipales. Ha sido cartero y conductor de ambulancias, y hace nueve años creó su propia agencia de colocación de personal del ámbito social y humanitario. Su aspecto fornido y pelirrojo le dan aire de escocés de pata negra. Pero no todos piensan igual, denuncia.
Recuerda que el populista UKIP obtuvo en mayo su primer eurodiputado en Escocia «Está siendo una campaña innecesariamente polarizante, la campaña por el "sí" transmite constantemente que queremos una Escocia “libre de tories”, y olvidan que más de 400.000 escoceses votaron al Partido Conservador en las últimas elecciones y más de cien mil a UKIP», recuerda, en referencia a la histórica victoria del partido soberanista y euroescéptico en los recientes comicios, que les dio un eurodiputado en Escocia por primera vez en la historia.
«Y Salmond insiste en que todos ellos son escoceses de segunda clase cuando representan más de un 10% del censo, hay algo de racismo político», defiende en la puerta de una de las sedes del «no» en el centro de Edimburgo. Cree que, precisamente, esa será una de las claves de la victoria del «no» que augura para hoy.
«Hay muchos otros grupos damnificados, los nacionalistas dicen a la gente que trabaja en la industria nuclear que no son bienvenidos, o que no queremos a quienes trabajan en la industria militar. Los orangistas no son lo mío, pero hay decenas de miles en Escocia , y Salmond insiste en que no son escoceses. Soy optimista porque hay muchos grupos discriminados por Salmond que no darán su voto a la independencia», afirma confiado.
Lugar del Reino Unido en el mundo
Por las venas de McGill y sus tres hermanas y sus tres hermanos corre sangre escocesa a borbotones, pero también inglesa y norirlandesa, nos explica. «En Escocia tenemos muchas culturas y muchos valores, cada uno tiene sus sueños y sus esperanzas diferentes, pero esa diversidad no es diferente de la diversidad que hay en el Reino Unido», defiende. «Un cartero en Belfast, en Cardiff, en Edimburgo o en Londres aspira a las mismas cosas», dice con conocimiento de causa.
McGill no se corresponde con el estereotipo de «tory» prieto y rural que se asocia a los conservadores del sur de Inglaterra. «Una vez fui en tren desde Edimburgo hasta Beijing, y cuando el tren llegó a Ulan Bator, en Mongolia, me encontré una estatua de los Beatles en la plaza central y un anuncio de whiskey Johnny Walker muy cerca», relata. «Para mi ser británico es eso, sentir ambas cosas como mías», explica.
Pero su apego al Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte trasciende la anécdota viajera. «Si competimos juntos, como en las Olimpiadas, ganamos más medallas porque estamos mejor juntos, somos mejores juntos, y solo porque estamos juntos tenemos una silla permanente en el G8 o en el Consejo de Seguridad de la ONU», reflexiona. «Y si tiramos todo esto estaremos renunciando a nuestras responsabilidades y dejando las cosas en manos de países como Rusia o China, que tienen valores diferentes a los nuestros».
McGill se hace eco de la preocupación por el lugar del Reino Unido en el mundo que comparten muchos de los defensores de la permanencia en el Reino Unido. En los siglos XVIII y XIX, surgió la identidad británica al calor de la expansión imperial y de la fe anglicana, un movimiento en el que los escoceses jugaron una papel clave como generales y gobernadores del Imperio, así como soldados y mano de obra de la Gran Bretaña imperial. A medida que se diluyeron estos dos factores en el siglo XX, se agravó la pérdida de vigor de la identidad británica, uno de los factores que explican el ascenso del SNP desde los 70.
«Quiero creer que el Reino Unido es todavía una fuerza positiva en el mundo», cree McGill, «y juntos podemos hablar más alto y se nos escucha más alto».
«Para los nacionalistas, miles de votantes "tories" aquí somos escoceses de segunda»
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