Los «tories» cancelan un «brunch con champán» ante la posibilidad de que los escoceses voten por la independencia

De forma significativa, una asociación unionista y conservadora de la localidad escocesa de Dumfries ha decidido suspender el «brunch de celebración con champán» que tenían previsto para el día después de la votación. «No damos nada por hecho sobre el 18 de septiembre», explicaba esta semana un portavoz de los conservadores escoceses. Desde las filas nacionalistas, la diputada del Partido Nacional Escocés (SNP) Joan McAlpine denunciaba que «los pijos tories en la campaña por el No daban una vez más por descontado el voto de los escoceses».

De considerar como imposible o altamente improbable la ruptura de tres siglos de unión política entre Inglaterra y Escocia, son cada vez más los que se han visto forzados a pensar en lo impensable. Así, el jueves pasado por la noche el tenista escocés Andy Murray , que se ha cuidado hasta ahora de permanecer mudo y neutral ante el referéndum, reconocía por primera vez que, «si Escocia se hace independiente, imagino que entonces jugaré por Escocia».

La media de sondeos que recopila el portal What Scotland Thinks , una de las fuentes más consultadas, ha pasado de atribuir el pasado 1 de junio una clara ventaja de 18 puntos al No a la secesión a solo seis puntos en estos momentos. Una distancia que queda relativizada por la presencia de un 11% de indecisos, cuya decisión puede inclinar la balanza a uno u otro lado. Muy lejos queda ya la cómoda ventaja de 25 puntos que los partidarios de la unidad de Gran Bretaña sacaban a los independentistas en febrero, con un 57% de partidarios del No frente a un 32% de defensores de la secesión.

A día de hoy, un 48% sigue prefiriendo el status quo, por un 42% de partidarios de la independencia. Estas estadísticas coinciden con el último sondeo de la empresa Survation para la edición escocesa del Daily Mail , publicados este viernes. Un hecho significativo para los expertos demoscópicos, porque la serie histórica de esta empresa solía primar a los independentistas.

Aún así, todavía el 7 de agosto asignaban un 50% de votos al No por solo un 37% al Sí, con un 13% de indecisos.