referéndum
Salmond sitúa la vía independentista escocesa «en otro contexto» que Cataluña
El presidente de Escocia saca pecho del proceso de referéndum «consensuado» y «consentido» y destaca la existencia de un acuerdo político con Londres como diferencia con otros casos
borja bergareche
El presidente del gobierno escocés, el nacionalista Alex Salmond, ha querido diferenciar la convocatoria de un referéndum de independencia en Escocia de los planes del actual gobierno catalán durante un encuentro con periodistas extranjeros este miércoles en Londres. «Entre Escocia y Cataluña hay diferencias , ... pero la más importante sería la existencia de un acuerdo [con Londres] sobre el referéndum, lo que sitúa al caso escocés en otro contexto», ha defendido.
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El líder nacionalista, que fue reelegido el año pasado con la primera mayoría absoluta de la historia para el Partido Nacionalista Escocés (SNP), ha explicado que «estoy interesado en seguir acontecimientos que tienen lugar en la UE», pero ha reivindicado en todo momento la especificidad del caso escocés, que considera como un modelo «sui generis» de camino hacia una posible independencia.
«La diferencia más grande entre Escocia y cataluña es el acuerdo con Londres»
El parlamento de Westminster da la luz verde
Este mismo miércoles, la Cámara de los Lores ha concluido, con su luz verde, la aprobación de la ley del parlamento británico que transfiere a la cámara regional las competencias para la convocatoria de un referéndum jurídicamente vinculante, que tendrá lugar en el otoño de 2014. El decreto es fruto del acuerdo político sellado en Edimburgo el pasado mes de octubre entre el primer ministro, David Cameron, y el propio Salmond, por el que los poderes del Estado delegan en el parlamento regional la capacidad de convocar y organizar un referendo de independencia «antes del final de 2014», según establece el llamado Acuerdo de Edimburgo.
«Ese consentimiento y esa cooperación son un factor importante en el debate constitucional escocés, que implica que el referéndum en Escocia tiene lugar en un contexto muy diferente al de los muchos otros debates y discusiones sobre soberanía en todo el mundo», ha insistido el líder escocés. Salmond, un astuto político que fue uno de los diputados en Westminster más valorados por sus dotes dialécticas, lanzó el 25 de enero del año pasado un proceso de consulta para «recuperar» la independencia con un Estado con Isabel II como soberana, la libra esterlina como moneda y «libre» de flota de submarinos nucleares.
Salmond ha aprovechado su visita a Londres para aclarar algunos puntos de una marcha hacia la independencia que, aunque no padece las obvias limitaciones de la unilateralidad que vemos en el caso catalán, está trufada de obstáculos políticos, jurídicos y económicos. Una de las principales debilidades de su propuesta sería el estatus ante la Unión Europea de una hipotética Escocia independiente. El presidente de la Comisión Europea, Jose Durao Barroso, advertía en diciembre –como ya hizo en octubre en relación a Cataluña– mediante carta a la Cámara de los Lores que «un nuevo Estado independiente pasaría a ser un Estado tercero con respecto a la UE y los Tratados ya no se aplicarían en ese territorio».
«Conversaciones directas» con la Comisión Europea
La advertencia supuso un jarro de agua fría para el SNP, que en todo momento presentó su propuesta independentista envuelta en una indiscutible permanencia en la UE. «El SNP nunca ha dicho que no habría una negociación sobre [el estatus de una Escocia independiente en] la UE», aclaraba este miércoles Salmond, preguntado al respecto por ABC. El presidente escocés ha explicado que su gobierno mantiene «conversaciones directas» con la Comisión Europea para aclarar las «reglas de juego» de esa hipotética futura negociación sobre la permanencia dentro de la UE.
«Esa negociación se produciría antes del momento de la separación», ha explicado. Es decir, en los meses posteriores a una hipotética victoria del «Sí». «Y el resultado sería una enmienda consensuada a los actuales Tratados y no un nuevo tratado de adhesión», ha dicho Salmond. Un escenario que se da de bruces con las contundentes palabras de Barroso al parlamento británico y, además, con unos sondeos que indican una disminución de apoyo a la opción separatista. Salmond se ha referido también al impacto negativo que en esa negociación tendría una posible negociación paralela entre Londres y Bruselas para renegociar el estatus británico en la Unión, según los planes del primer ministro Cameron.
Constitución escrita a partir de mayo de 2016
Los planes de Salmond pasan por celebrar la consulta en el otoño de 2014 y, si gana el «Sí», «elegir el primer parlamento independiente en mayo de 2016». «Una Escocia independiente no hará cambios en las competencias exclusivas del Estado [británico] hasta después de las elecciones de 2016; hasta que no se produzca la transferencia de soberanía no tendremos el poder de hacerlo», ha aclarado.
Salmond ve el primer parlamento independiente elegido en mayo de 2016
Así, estima que habrá un periodo de 18 meses entre el referéndum y estas hipotéticas primeras elecciones de una Escocia independiente, un tiempo en el que se producirían las negociaciones para la transferencia de soberanía y la permanencia, según sus tesis, en la UE. «En los 30 países que han alcanzado la independendencia tras un referéndum, el tiempo medio entre la consulta y la independencia fue de 15 meses», ha dicho.
Ese hipotético primer parlamento independiente convocaría una convención encargada de redactar una constitución escrita, una «tradición escocesa» que Salmond remonta a la Declaración de Arbroath de 1320, reafirmada en 1989. Un marco constitucional escrito que diferencia, sobre todo, de la tradición británica de constitución no escrita, una «deficiencia» «inusual entre las democracias occidentales y única en la UE» que constituye para el líder nacionalista un «déficit democrático».
Salmond ha esbozado algunos de los elementos que podrían ser discutidos en un proceso participativo –«la voz del parlamento es importante, pero no es la única»– para su posible inclusión en una hipotética constitución escrita. Y ha incluido la codificación como «derechos constitucionales» de algunos aspectos del modelo social escocés, como la gratuidad de la educación o la legislación sobre las personas sin hogar. Además, ha reivindicado una «prohibición constitucional a la posesión de armas nucleares», con la que querría poner fin a la «obscenidad» de que Escocia albergue en sus aguas a la flota británica de submarinos nucleares, y «garantías constitucionales» que limiten las participación de las fuerzas armadas escocesas en conflictos internacionales. Salmond se opuso a la intervención británica en Irak, y tiene en las bases de su partido una fuerte corriente pacifista a la que contentar.
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