China busca su El Dorado en Iberoamérica

En poco más de una década, los intercambios entre Pekín y las capitales iberoamericanas se han multiplicado por veinte

China busca su El Dorado en Iberoamérica afp

pablo m. díez

Al igual que los conquistadores españoles del pasado, China busca su particular El Dorado en Iberoamérica . Pero, a diferencia de aquellos, sus armas en este mundo globalizado del siglo XXI no son su poderío militar ni la religión, sino el comercio. En poco más ... de una década, los intercambios entre China e Iberoamérica se han multiplicado por veinte: de los 9.350 millones de euros registrados en 2000 a los 194.000 millones del año pasado. Tras Estados Unidos, China es ya el segundo socio comercial de Iberoamérica y su tercer mayor inversor.

A finales de 2013, la inversión directa de China en la región ascendía a 61.875 millones de euros, un 13 por ciento del dinero que sus empresas tenían repartido por todo el mundo. Hambrienta de recursos naturales para alimentar su extraordinario crecimiento económico, China necesita el petróleo de Venezuela, el gas de Bolivia, la madera de Brasil, los minerales de Chile, la soja de Argentina, la carne de México y el algodón de Perú, países donde también encuentra un mercado emergente para colocar las baratísimas manufacturas que salen cada día de la «fábrica global». «Además, Latinoamérica ofrece interesantes oportunidades de inversión en infraestructuras, como autopistas y ferrocarriles, donde China tiene una alta eficacia por su propia experiencia», apunta a ABC Albert Hu, profesor asociado de Economía en la Escuela de Negocios CEIBS de Shanghái.

Dando fe de esta creciente importancia, el presidente chino, Xi Jinping , acaba de efectuar su segundo viaje a la región desde que subió al poder en marzo del año pasado. Si en el primero, que tuvo lugar en junio de 2013, visitó México, Costa Rica y Trinidad y Tobago camino de su encuentro en California con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en esta ocasión recaló en sus principales socios comerciales y aliados políticos: Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba.

En total, con ellos ha firmado un centenar de acuerdos cifrados en más de 10.000 millones de euros que van desde la construcción de obras públicas hasta la exploración minera pasando por la promoción del turismo y la puesta en órbita de satélites espaciales.

Con un comercio bilateral que ascendió el año pasado a 66.800 millones de euros, Brasil no es solo el primer socio de China en Iberoamérica, sino también entre las naciones emergentes que conforman el grupo de los BRICS , que incluye a Rusia, India y Sudáfrica. Precisamente, durante la visita de Xi Jinping a Brasil los BRICS fundaron en Fortaleza su Nuevo Banco del Desarrollo, que nace como una alternativa a la hegemonía de EE.UU. y la Unión Europea en las finanzas globales, representada por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

En tren chino al Mundial

«Las relaciones con China son muy positivas y la visita de Xi Jinping ha sido un éxito porque se ha creado este banco, que abre nuevas oportunidades de financiación para los países en vías de desarrollo», se congratula Augusto Castro, jefe de la sección de Política Comercial de la Embajada de Brasil en Pekín. Junto al aumento de los negocios, Castro prevé que «las inversiones de China van a tener una dimensión cada vez mayor, sobre todo en infraestructuras de ferrocarriles y puertos».

Buena prueba de ello son los trenes chinos que, durante el pasado Mundial, llevaron a los hinchas desde la Estación Central de Río de Janeiro al Estadio de Maracaná. En los últimos cinco años, esta ciudad le ha encargado 100 trenes interurbanos y 34 de metro a la compañía estatal China CNR Corporation, que ya ha firmado contratos en Iberoamérica por más de 1.100 millones de dólares.

Además de apadrinar el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, el presidente Xi Jinping se reunió con los mandatarios de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y Caribeños (CELAC), que incluye a todos los de este continente menos Estados Unidos y Canadá. Extendiendo sus redes diplomáticas a este foro para superar las relaciones bilaterales, el dirigente chino anunció el «Plan 1+3+6» para fomentar el crecimiento sostenible mediante tres motores, como el comercio, la inversión y la cooperación financiera, centrados en seis áreas: energía y recursos, infraestructuras, agricultura, manufacturas, innovación científica y tecnologías de la información.

Balón de oxígeno

Entre 2015 y 2019, Pekín librará a los países iberoamericanos y caribeños créditos preferenciales y especiales para infraestructuras por valor de 22.000 millones de euros con el objetivo de potenciar el comercio hasta los 370.000 millones dentro de una década. Siguiendo la misma estrategia que ya emplea en África, Xi Jinping se comprometió a crear un foro de cooperación con Iberoamérica que celebrará su primera reunión ministerial en Pekín a la mayor brevedad posible.

«China no solo busca recursos naturales, sino que también ayuda a promover el desarrollo con proyectos enormes, como el de un ferrocarril transoceánico que vaya desde Perú hasta Brasil o las dos presas hidroeléctricas que construirá en Argentina», señala Xu Shicheng, investigador del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias Sociales.

Con estas inversiones y sus préstamos, China también ha dado un balón de oxígeno a países asfixiados como Argentina, Venezuela y Cuba , que se han destacado por su beligerante oposición a Estados Unidos. «Atravesaban dificultades económicas porque les faltaba capital y China les ha ofrecido lo que necesitaban», razona el profesor Xu. Aunque este experto niega que dicha «diplomacia del yuan» pretenda contrarrestar la influencia de la Casa Blanca en la región, asegura que «América Latina ha dejado de ser el patio trasero de Estados Unidos».

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