Iberoamérica, El Dorado empresarial
La expansión a este continente fue clave para la internacionalización de la economía española
javier tahiri
Hace veinte años, la economía española se abrió de manera definitiva al mundo de la mano de sus grandes empresas. En este salto de fe hacia el exterior, Iberoamérica fue la primera parada en la internacionalización de las mayores firmas nacionales ... durante los noventa, la llamada «década dorada». Esta apuesta, arriesgada en su momento, ha tenido su recompensa a la hora de diversificar el negocio en una situación como la actual, marcada por el estancamiento de la demanda interna. El Ibex 35 tiene acento iberoamericano : mientras un 37% de las ventas de las empresas del selectivo se producen en España, en la región el porcentaje es del 30%, lo que convierte al índice madrileño en el parque europeo con más presencia en la región.
Punta de lanza, a lo largo de los noventa un puñado de empresas, entre las que se encontraban Endesa, Repsol, Telefónica, BBVA, Banco Santander, Iberdrola, Unión Fenosa y Gas Natural , cruzaron el océano para iniciar su expansión internacional. Primer movimiento que después imitaron las mayores compañías nacionales. «En su momento, la región fue la clave para que las empresas españolas dieran el salto al exterior y fortalecieran su músculo competitivo», resume Ramón Casilda, profesor del Instituto de Estudios Latinoamericanos y autor de varios libros sobre inversión española en el exterior.
Contratos como la ampliación del canal de Panamá (adjudicado a Sacyr) son una prueba de la competitividad de las constructoras nacionales. El aroma transoceánico está presente en los resultados de las compañías españolas: más de la mitad del beneficio de 2012 de Banco Santander y BBVA procedió de la región. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Telefónica es la empresa europea que tiene una mayor inversión en el continente. El 90% de las compañías que forman el Ibex 35 tiene intereses en Iberoamérica.
Este afianzamiento de los lazos económicos entre la región y nuestro país también ha cambiado profundamente la economía española. «No sabíamos ni hablar inglés. Pero éramos conscientesde que teníamos que apostar por la internacionalización y lo hicimos», recuerda el secretario general de Inditex y vicepresidente del foro de marcas renombradas españolas, Antonio Abril, sobre los inicios de la expansión internacional del grupo textil. Algo parecido ocurría con nuestro país. Mientras a comienzos de los noventa el grado de apertura comercial -ratio de exportaciones más importaciones de bienes y servicios en términos de Producto Interior Bruto- oscilaba en el 30%, a finales de los noventa alcanzó el 60% gracias a la expansión al continente. En la actualidad, España es el segundo mayor inversor del mundo en Iberoamérica, por detrás de Estados Unidos , con más de 116.000 millones de euros en la región. El montante representa la mitad de la inversión de la Unión Europea en Suramérica, así como una tercera parte de la inversión española en todo el mundo.
La entrada en Europa empujó a las compañías a poner su mirada en Iberoamérica. Como explica Ramón Casilda, varios fueron los hechos que motivaron esta apuesta de las empresas nacionales por la región. En su opinión, la creación del mercado único europeo espoleó a las compañías españolas a la expansión internacional para poder así competir en Europa, «el mercado más exigente del mundo», y protegerse de posibles adquisiciones hostiles por parte de los grandes grupos comunitarios.
«Además, las empresas españolas tuvieron una suerte histórica», sostiene Casilda al referirse a la puesta en marcha del Consenso de Washington en 1989, programa de políticas marcadas por Estados Unidos para la región que espolearon el acceso de las inversiones extranjeras y facilitó la entrada de las compañías nacionales. «Esto se tradujo en privatizaciones de distintos monopolios en sectores en los que las empresas españolas eran especialmente fuertes», describe. Ojo avizor, de la mano de una ventaja competitiva como era el idioma común, las grandes marcas españolas se lanzaron a la inversión.
Esta apuesta a largo plazo mantiene su vigencia, a pesar de la crisis que supuso la expropiación de YPF , en manos de Repsol, por parte del Gobierno argentino de Cristina Fernández de Kirchner en abril de 2012. Según Casilda, el tiempo ha arrojado los resultados de esta política: el beneficio de YPF en el último año fue un 12% inferior al de 2011. Mientras, las exportaciones españolas a Iberoamérica crecieron un 14,9% durante el pasado año.
Hay espacio para más. Ahora, desde el Gobierno y las empresas se busca la «segunda invasión» de la mano de las pequeñas y medianas compañías. «Cada vez son más las pymes españolas que están apostando por empezar su aventura al otro lado del Atlántico», declara Juan Carlos Martínez Lázaro, del IE Business School. Según un informe de la escuela de negocios, las empresas nacionales pretenden aumentar este año su presencia en México, Colombia, Perú y Brasil. A pesar de los obstáculos, todo indica que la relación entre el continente y nuestro país no conoce la crisis.
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