Importantes disturbios en Estambul por el Primero de Mayo

La insistencia del gobierno en prohibir la celebración en Taksim , y la de los sindicatos y partidos opositores en llegar al lugar a toda costa, estaba destinada a provocar incidentes. Los transportes públicos, incluyendo ferries, han permanecido cortados desde la madrugada, para impedir que los manifestantes pudiesen llegar desde Asia hasta el lado europeo de la ciudad, donde se encuentra la plaza. En Cihangir, el barrio aledaño a Taksim de población mayoritariamente secularista, el despliegue policial era impresionante, con controles y barreras cada pocos metros.

El resultado es que Taksim ha permanecido prácticamente vacía durante toda la mañana. Eso no ha impedido que se produjeran importantes disturbios en diversos puntos de la ciudad, especialmente en el conflictivo barrio de Okmeydani, cuyos habitantes se encuentran divididos entre partidarios y opositores del primer ministro Recep Tayyip Erdogan . A finales de marzo, los funerales de un adolescente fallecido por el impacto de un bote de gas lacrimógeno lanzado meses antes por la policía, devinieron en enfrentamientos entre ambos grupos, en los que llegaron a utilizarse armas de fuego.

En la zona de Besiktas, donde se encuentra la sede local de la oficina del Primer Ministro, los choques entre policía y manifestantes han comenzado muy temprano. Antes de las diez, los callejones adyacentes a la avenida Barbaros (“Barbarroja”) están tomados por miembros de sindicatos y partidos minoritarios, que se afanan por construir barricadas. Varios vehículos antidisturbios T.O.M.A. descienden por la avenida, lanzando chorros de agua contra los manifestantes, que, portando grandes planchas de madera a modo de escudos, se agrupan unos contra otros para resistir.

«¡Tayyip, dimite! ¡Gobierno, dimite!», «¡Hombro con hombro contra el fascismo!», y «¡Viva el Primero de Mayo!», corean los manifestantes. La policía dispara botes de gas lacrimógeno y hace amago de perseguirles durante un par de calles, lo que desata las carreras. Algunos jóvenes lanzan piedras y utilizan tirachinas para hacer retroceder a los agentes.

En un momento dado, los policías retroceden, dejando la avenida en manos de los manifestantes. No durará mucho: poco después, los vehículos blindados destruyen las barricadas, y el avance de los agentes, que disparan botes de gas lacrimógeno y bolas de plástico contra la multitud, provocan la estampida por los callejones.

En Kadiköy, donde gobierna el opositor Partido Republicano Popular (CHP), las concentraciones se producen sin incidentes, así como en más de una treintena de ciudades de Turquía. Pero en Sisli, al menos cinco personas han necesitado ser hospitalizadas por los gases o el impacto de botes de gas.

Y hay quien se ha tomado el asunto realmente en serio. Por la mañana, un ciudadano turco de cincuenta años, cuya identidad no se ha hecho pública, ha intentado secuestrar un avión de Anadolu Jet que volaba de Chipre a Ankara: su propósito, aparentemente, era desviarlo a Estambul para unirse a las manifestaciones. El hombre se ha encerrado en el cuarto de baño, afirmando estar en posesión de una bomba, pero la tripulación ha ignorado la amenaza y ha decidido dirigirse a su destino inicial. El episodio ha terminado con la detención del hombre, sin que se hayan producido víctimas.

Al mediodía, los incidentes parecen haber terminado. Los agentes de paisano arrastran a los detenidos a las furgonetas, mientras algunos médicos atienden a los heridos. Varios manifestantes ayudan a sus compañeros, que cojean o se tambalean afectados por los gases. Y de repente, como un poderoso símbolo, bajo el sonido de los helicópteros de la policía se escucha la llamada a la oración desde el minarete de la mezquita, como para subrayar quién ha ganado este pulso.