«Gadafi pedía dinero a Roma mientras su primo mandaba emigrantes»

—¿Es la peor tragedia en Lampedusa?

—Estamos ante la peor tragedia ocurrida ante Lampedusa, pero no la peor en el Mediterráneo. Tenemos testimonios que hablan de naufragios de barcos con 500 o 600 personas. En verano de 2011 hubo varios.

—¿Ha afectado la Primavera Árabe a las rutas migratorias?

—No. Antes, durante esa Primavera y ahora salen de Libia. Ha cambiado el gobierno de ese país pero no el maltrato al inmigrante, que puede haber empeorado. El motivo de salida de sus países es el mismo: dictaduras, servicios militares indefinidos o guerras. Y lo que encuentran en Libia son malos tratos, detenciones indeterminadas, muertes en centros de internamientos o emigrantes que llegan a la orilla europea con el cuerpo machacado a golpes. Lo nuevo con respecto a 2012 es que desde Libia salen ahora también refugiados sirios. En 2012 estuve en una delegación en Libia e hicimos un informe con conclusiones trágicas. En todo caso, las nuevas autoridades negocian con la UE su colaboración en materia migratoria y se reunieron hace poco en Madrid (donde se presentó el proyecto Seahorse el 19 de septiembre). Pero el Gobierno libio no controla su territorio ni sus fronteras, con lo que no tiene sentido acuerdos con este tipo de países. Es ridículo.

—¿Cuáles son las principales rutas?

—Las tres principales entradas a Europa son la frontera greco-turca, las ciudades de Ceuta y Melilla y la ruta en barco de Tánger a Andalucía y la que es ahora la mayor, de Libia (también Egipto y algo menos Túnez) a Lampedusa (o Sicilia), aunque por esta vía llegan cada vez más Sicilia. Pero sin olvidar que l mayor número entra por avión.

—¿Hay culpables de estas tragedias?

—Todo el mundo hablará del incendio en el barco o de las malas condiciones. Pero la verdadera culpable es la política de cierre de fronteras, que no deja otra salida a la gente que la salida ilegal. También es responsable Italia, que firma acuerdos con países como Libia o Egipto que no son firmantes de la Convecion de Ginebra ni respetan los derechos humanos. Hay que dar un giro total en la política de la UE y dar cabida a la acogida por todos los países, no solo los que son primera frontera.

—¿Qué les lleva a arriesgar sus vidas para llegar a una Europa en crisis?

—El otro día veía llegar en Lampedusa un barco con 450 refugiados sirios, mujeres embarazadas, niños de meses en brazos de sus padres... Cuando arriesgan su vida es que huyen de una tragedia. Por eso no se puede parar la emigración. Esas políticas no tienen efecto y lo que hacen es alargar los recorridos y hacerlos más peligrosos. Los que llegan a Lampedusa estos días huyen de la dictadura y la guerra.

—¿Cómo se organizan estos viajes?

—Todo se hace de manera muy clandestina. La caída del régimen de Gadafi nos sirvió para saber que su familia organizaba la salida de los emigrantes. Gadafi iba al gobierno de Roma pidiendo dinero y colaboración y el mismo día su primo organizaba los viajes. Ahora hay estructuras nuevas de salida en el país. Los tienen en hangares desde donde montan las salidas. Estos días en Lampedusa lo que sí sabemos es que cada vez es mayor el número de emigrantes en los barcos. Llegan hasta 120 en una barca zodiac de diez metros y hasta más de 500 en un barco pequeño. Los que hemos entrevistado nos hablan también de la subida de precios de los pasajes a 3.000 dólares cuando antes eran como máximo 2.000.