El fin del Reino Unido como paraíso de las ayudas al recién llegado
Durante años, miles de españoles aprendieron inglés en Gran Bretaña aprovechando un generoso sistema social que, tras sucesivas reformas y recortes, ha dejado de existir
borja bergareche
«En diez días aterrizo en Manchester. Quería abrir este post porque considero que es un tema importante para todos aquellos que emigramos a tierras inglesas. Según lo que he ido encontrando, Inglaterra cuenta con un amplio panorama de servicios sociales y de beneficios de ... toda índole». Así de optimista se mostraba hace un año el usuario «Antonio Machado» en su comentario a un conocido foro de españoles que salen al extranjero. Las respuestas que le llovieron de compatriotas residentes en Reino Unido le sacaron rápidamente de su equívoco.
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Durante años, miles de jóvenes españoles con un mínimo de inquietud y afán aventurero financiaron un periodo clave en su juventud a costa de la generosidad del modelo social británico. Cientos de bilbainos, madrileños, granadinos o catalanes se apiñaban en pisos al sur o al norte de la capital británica y costeaban una estancia con más pintas y conciertos que horas lectivas gracias a las ayudas sociales a las que podían acceder nada más llegar. Irlanda ofrecía en los 90 un paraíso juvenil similar. Pero, por si alguien más no había salido de dudas, aquello se acabó.
El gobierno no quiere extranjeros que se «aprovechan de nuestra generosidad»
El primer ministro británico, David Cameron, anunció este lunes una oleada de restricciones a las prestaciones sociales a las que todavía tienen derecho los ciudadanos comunitarios residentes en el Reino Unido. Al gobierno británico, dijo el «premier», le preocupa «que algunos pueden venir aquí y aprovecharse de nuestra generosidad sin hacer una contribución adecuada a nuestro país». Y se ha marcado como objetivo atraer extranjeros que vengan «por los motivos adecuados». Quizás el joven que aterrizó en Manchester al año pasado, y muchos antes que él, ya no cualifique.
1. Ayudas al desempleo, con cotización previa
El gran señuelo que atraía a muchos jóvenes españoles a Gran Bretaña era la posibilidad de inscribirse en las listas del paro y cobrar un subsidio por desempleo desde el momento en que se pisaba el país. Esto ya es imposible. Por lo general, se requiere haber cotizado a la Seguridad Social (estar dado de alta en el National Insurance ) al menos seis meses en los últimos dos años fiscales (que en Reino Unido empieza en abril), por lo que los recién llegados serán rechazados. En Gran Bretaña deben cotizar los asalariados que ganan más de 146 libras a la semana y los autónomos que obtienen ganancias anuales superiores a 5.595 libras. A diferencia de España, las cotizaciones para trabajadores por cuenta ajena no son un fijo mensual sino que son flexibles y proporcionales a los ingresos.
Según las estadísticas más recientes, los españoles son ya el quinto país del mundo con más solicitudes de alta en el National Insurance, por detrás de Polonia, India, Pakistán y Lituania. En 2011-2012, 30.300 españoles se dieron de alta, por 24.000 el año anterior y 12.000 en 2003-2004.
Las ayudas pueden llegar a unos 360 euros al mes para mayores de 25
Cumplimentado este requisito, que implica obviamente la obtención de un trabajo, cada desempleado –sin discriminación alguna por nacionalidad– podrá luego recibir un máximo de 56,25 libras por semana (unos 280 euros al mes) en el caso de jóvenes entre 16 y 24 años, y de 71 libras máximo a la semana (unos 360 euros al mes) para mayores de 25.
Todos los trámites relacionados con el desempleo se realizan en la red de centros Jobcentre Plus , donde se deberá acreditar la residencia y las circunstancias laborales. La prestación dura seis meses, y es renovable si se acredita estar buscando trabajo «activamente» y la posibilidad «genuina» de ser empleable. Este test de renovación es el que, según los planes –poco concretos todavía– avanzados por Cameron el lunes, será endurecido . E incluirá la evaluación del nivel de inglés.
El discurso de dureza del líder conservador, que jugó con la insinuación de que los extranjeros abusan del sistema, ha sido contestado cifras en mano por la prensa británica. El conservador «Daily Mail» habla de «humo», mientras que el progresista « The Guardian » destaca por ejemplo que, de los dos millones netos de ciudadanos de la Europa central y oriental llegados desde la adhesión de sus países a la UE en 2004, solo 13.000 han pedido las ayudas por desempleo. En la actualidad, viven en Gran Bretaña, con una población de 63 millones, dos millones de ciudadanos comunitarios de un total de 4,5 millones de extranjeros. De ellos, unos 150.000 son españoles .
2. Ayudas al alquiler de la vivienda
El segundo tipo de prestación que quiere limitar el gobierno son las ayudas al alquiler de una vivienda. En principio tienen derecho a estas ayudas, gestionadas por los municipios, todo aquel inquilino mayor de 18 años de vivienda social («council housing») o privada que tenga unos ahorros menores de 16.000 libras (unos 19.000 euros). Quedan excluidos los estudiantesa tiempo completo y quienes viven en casa de un familiar. La cantidad se establece caso a caso en función de las circunstancias de cada persona, sus ingresos, el número de personas que viven en la casa y de familiares a cargo, y si hay habitaciones vacías en la vivienda.
Pero, por lo general, las ayudas a menores de 35 años sin hijos dependientes son reducidas. Según las tablas oficiales en Inglaterra y Gales (la regulación para Escocia e Irlanda del Norte es diferente), para viviendas de una habitación la prestación puede llegar a las 250 libras semanales como máximo (unos 1.070 euros al mes), o 290 libras a la semana –como máximo– cuando hay dos habitaciones.
Cameron quiere exigir haber residido al menos dos años en el municipio
En relación a estas ayudas, el primer ministro anunció que quiere exigir a los extranjeros, comunitarios incluidos, haber residido al menos dos años en el distrito en el que han solicitado la ayuda. La mayoría de las autoridades municipales –aunque no todas– ya exigen un requisito de residencia, por lo que es casi imposible que un recién llegado reciba esta ayuda. Se estima que los extranjeros representan el 9% de las demandas de estas ayudas.
Para las personas con rentas muy bajas, existen otras prestaciones sociales para aliviar el pago del impuesto municipal, o «council tax», para sufragar el gasto en calefacción, o incluso complementos de ingreso («income support»). Esta última prestación se concede a adultos con ingresos muy bajos y no depende de haber cotizado a la Seguridad Social. Está muy restringida en el caso de extranjeros.
3. Acceso inmediato a la sanidad pública
A lo que sí tiene derecho un español recién llegado al Reino Unido es a la sanidad pública, por mucho que moleste a algunos. Basta con darse de alta en el médico de cabecera (GP por «general practitioner») o ambulatorio más cercano, un trámite simple y gratuito. Se trata de un derecho garantizado por la legislación europea, por lo que los analistas coinciden en que cualquier gobierno se enfrentaría a grandes dificultades legales para restringir de forma significativa este acceso a la salud pública, que incluye las urgencias.
En Reino Unido, hasta los turistas de paso por las ciudades del país pueden acceder a los servicios del Sistema Nacional de Salud (National Health Service), una realidad cuyo coste quiere limitar el gobierno repercutiendo más gastos en los países de origen. Además, la actual coalición de conservadores y liberales estudia exigir a los extranjeros no comunitarios que residan en el país un seguro médico privado antes de acceder al sistema pública.
Incluso, ha trascendido que el Ejecutivo podría implantar una medida así –de legalidad dudosa– para búlgaros y rumanos, que podrán instalarse libremente en Gran Bretaña sin necesidad de visado a partir del 1 de enero de 2014. «Tenemos un Servicio de Salud Nacional, no un servicio de sanidad internacional», se quejaba recientemente Mark Harper, ministro de Inmigración.
4. Un alivio para la pesadilla de las guarderías
Para aquellas personas que vienen a Reino Unido con niños pequeños, la gran pesadilla presupuestaria serán las guarderías. Un estudio reciente calcula que las familias británicas destinan de media el 27% de sus ingresos para pagar las plazas de sus hijos, antes de poder inscribirles en los colegios públicos (o privados) a partir de los 4 años. El coste medio es de 11.000 libras al año por niño (13.000 euros), aunque en Londres algunas guarderías pueden fácilmente superar los 16.000 euros (unas 4.500 libras al trimestre), e incluso costar 40.000 libras anuales –unos 47.000 euros, más que un año de escolarización en el elitista Eton– en las guarderías más selectas. En general, los distintos concejos o «boroughs» financian unas 600 libras al trimestre, un insípido aunque bienvenido alivio para un coste tremendo que lleva a muchos padres a «educar» a sus niños en casa, en grupos privados de 4-5 alumnos.
El antiguo panorama de «beneficios de toda índole» con el que soñaba el participante en el foro citado quedó atrás hace tiempo. Y la dura era de recortes y recesión que atraviesa el Reino Unido, que vivirá tiempos de austeridad al menos hasta 2018 , no hará más que empequeñecer aún más la red social. Sin embargo, incluso en este panorama, Londres se ha convertido en un dinámica polo de atracción para el joven talento español, responsable de iniciativas interesantes recientes en los ámbitos creativo y científico . Además, para ayudar a los españoles que, en cifras cada vez mayores, llegan al Reino Unido en búsqueda de trabajo, la embajada de España en Londres ha puesto en marcha un portal de empleo que recopila miles de ofertas de trabajo cada día.
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