La recesión alargará la era de la austeridad en el Reino Unido hasta 2018

El canciller ha hecho suyas las previsiones económicas de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, en inglés), encargada de supervisar las finanzas públicas, que ha rebajado aún más las ya pesimistas expectativas publicadas en abril.

Así, la economía británica crecerá el año que viene un 1,2% (frente al 2% previsto anteriormente), un 2% en 2014 (frente al 2,7% anterior), un 2,3% en 2015 (frente al 3% previsto en primavera) y un 2,7% en 2016 (frente al 3% anterior). En 2018, el PIB británica crecerá un 2,8%.

El impacto en las islas de la crisis en la zona euro y la ralentización de la producción industrial británica han llevado al ministro Osborne ha reconocer hoy, durante su esperado discurso de otoño ante el parlamento, que «está llevando tiempo, pero la economía británica se está recuperando». Osborne ha comparecido, como es habitual cada año en estas fechas, para presentar las prioridades presupuestarias del Gobierno e informar sobre el estado de la economía y de las cuentas públicas.

«La gente sabe que no hay soluciones rápidas pero quiere saber que estamos progresando, y el mensaje de este discurso de otoño es que estamos avanzando», ha afirmado el responsable de finanzas británico. Sin embargo, no ha intentado ocultar tampoco que el mal comportamiento de la economía obliga al gobierno de coalición que preside David Cameron a posponer sus principales objetivos de consolidación fiscal.

Osborne ha reconocido que no podrá cumplir su objetivo de reducción del déficit presupuestario en el calendario de cinco años previsto (que acababa en 2015/16), y ha anunciado que las cuentas públicas se equilibrarán solo en 2017/18. Según la OBR, el Reino Unido «tiene más de un 50% de posibilidades de eliminar el déficit corriente estructural en cinco años». El déficit alcanzará este ejercicio 2012-2013 [Nota: en el Reino Unido el año fiscal no coincide con el año natural] el 6,9% del PIB, aunque se eleva al 8,2% –uno de los más altos de Europa– si se repercute la expansiva política monetaria del Banco de Inglaterra.

En cuanto al objetivo de reducción de la deuda neta, el Gobierno Cameron reconoce que esta no comenzará a caer en relación con el PIB hasta 2016, un año más tarde también de lo previsto. Las cifras de la OBR transmitidas por el canciller este miércoles prevén que la deuda crecerá hasta el 74,7% del PIB en el ejercicio 2012-13. La deuda crecerá en estos años hasta alcanzar un pico del 79,9% del PIB en 2015, y comenzará a reducirse a partir de 2016.

Ante estas correcciones negativas de las grandes variables económicas, el portavoz de la oposición, Ed Balls, ha manifestado que «todo el mundo ver la verdadera escala del fracaso del gobierno». Para hacer frente a esta larga era de la austeridad, Osborne ha anunciado nuevos recortes presupuestarios con el fin de seguir equilibrando las cuentas públicas.

El gobierno congelará en los próximos tres años todas las prestaciones sociales –con excepción de las minusvalías y las relacionadas con la dependencia–, que crecerán solo un 1%. La medida implica un ahorro de 4.500 millones en un momento en que la inflación supera el 3%. Osborne, un hábil operador político, quiere convalidar esta decisión mediante una ley (Welfare Uprating Bill) con la que, en realidad, busca generar divisiones en la oposición laborista y contradicciones entre la lucha contra el déficit y los recortes sociales.

En su justificación de los recortes sociales, Osborne ha afirmado, de forma muy controvertida, que se trata de «defender a quien sale a trabajar todas las mañanas y ve a su vecino en la cama viviendo de las prestaciones sociales». Los laboristas han contestado de inmediato con sus propiso cálculos, según los cuales el 60% de los afectados por los recortes anunciados trabajan.

Las tijeras del gobierno seguirán recortando los presupuestos de casi todos los ministerios, que deberán reducir un 1% más en 2013-14 y un 2 % en 2014-15 sus gastos de administración, con excepción de los de Sanidad, Educación, Hacienda y Cooperación Internacional, que quedarán blindados. A pesar del contexto de crisis, Osborne ha asegurado que el Reino Unido sigue comprometido con alcanzar un 0,7% del PIB para ayuda al desarrollo.

Osborne ha anunciado que renuncia a establecer el llamado «impuesto a las mansiones», una de las medidas propuestas por sus socios liberales para mejorar los ingresos. Y no incrementará el impuesto municipal a la vivienda (Council tax). Pero quiere arañar 2.200 millones a las rentas más altas limitando las desgravaciones fiscales en sus planes de pensiones.

En su afán de mantener al Reino Unido como una plaza financiera «abierta a la inversión», Osborne ha anunciado una nueva rebaja en el impuesto de sociedades, que bajará un punto hasta el 21% en 2014. «Es la tasa más baja de emtre las economías occidentales», ha defendido el canciller. En efecto, si alcanza el 20% sería el tipo impositivo más bajo del G-20. El Reino Unido tendrá con un impuesto de sociedades del 21% el mismo que Luxemburgo, y se situará más cerca del 12,5% de Irlanda que del 33% de Francia o el 40% de Estados Unidos.