Transnistria, la polémica región separatista de Moldavia que Putin intenta arrastrar a la guerra
Kiev denuncia que varios misiles han sido lanzados desde este pequeño pedazo de tierra que se independizó, tras una sangrienta civil con el apoyo de Moscú, a principios de la década de 1990
Plaza central en Tiraspol, capital de Transnistria
El comandante en jefe de Ucrania ha denunciado este viernes que dos misiles rusos lanzados, supuestamente, desde Transnistria, han atravesado el espacio aéreo de Moldavia y Rumanía, este último miembro de la OTAN, antes de entrar en Ucrania. La región separatista que logró su ... independencia de los moldavos en 1991 vuelve a estar en peligro por la intención de Putin de hacerla entrar en la guerra.
¿Por qué el presidente ruso está empeñado en abrir ese frente ? ¿Por qué tiene soldados allí si aquel pedazo de tierra es, supuestamente, independiente de Moldavia? Lo cierto es que Putin sigue empeñado en el objetivo que ya apuntó hace un año: proteger a los ciudadanos «de los abusos y el genocidio» de su homólogo ucraniano Volodímir Zelenski. Son muchos los analistas que defienden que esta guerra es parte de un conflicto bélico y geopolítico que tiene su origen en la desmembración de la URSS.
Así lo reconoció Putin hace unos meses: «Ucrania fue un invento de los bolcheviques. Lenin y sus asociados cometieron un crimen histórico dividiendo un territorio que pertenecía al imperio ruso». Pero, ¿qué lugar ocupa Transnistria en este rompecabezas? Todo comienza, como hemos apuntado, con la caída de la Unión Soviética, momento en el que muchas minorías étnicas quedaron atrapadas en nuevos países que no sentían como suyos. Eso provocó guerras de independencia que todavía se mantienen abiertas.
De hecho, Transnistria es uno de los seis estados independientes del espacio postsoviético que no cuentan con el reconocimiento internacional. Los otros cinco son Artsaj, Abjasia, Osetia del Sur, Donetsk y Lugansk. Y cinco de estas, incluida la que nos ocupa, han sido sostenidas por Rusia mediante el suministro de armamento o interviniendo directamente con sus tropas en favor de los independentistas. Eso convirtió a estas zonas en gobiernos satélites en manos del Kremlin.
La más olvidada
Transnistria es, quizá, la más olvidada de todas ellas, aunque en los últimos años su protagonismo haya crecido. Se trata de una franja de 4.000 kilómetros ubicada entre el río Dniéster y Ucrania, que se autoproclamó independiente de Moldavia el 3 de septiembre de 1990. El camino no resultó fácil, pues tuvo que pedir ayuda a Rusia y no fue reconocida por ningún miembro de las Naciones Unidas. Y, además, le siguió después, en 1992, una guerra civil entre las tropas moldavas y las fuerzas separatistas que acabó con un acuerdo de paz para el despliegue de 'tropas de paz' rusas.
Desde entonces, siguen allí acantonadas las unidades del 14 de Cuerpo de Ejército ruso, con alrededor de 2.000 soldados al mando de un viejo almacén militar soviético que cuenta con 20.000 toneladas de municiones y equipamiento militar de las antiguas existencias soviéticas. Al mismo tiempo se configuró una especie de burbuja en la que viven alrededor de 500.000 transnistrios con su propio gobierno, ejército, moneda y pasaporte, que pasaron a formar parte de ese grupo de regiones de la región post-soviética que viven en continua amenaza de conflicto.
Antes de su independencia, Transnistria era la zona más próspera de la República Soviética de Moldavia y su nivel de vida era dos veces más alto que el de todo el país, debido a que suministraba electricidad a todo el territorio y generaba aproximadamente el 40% del PIB moldavo. De allí procedían las élites políticas y allí estaban acuarteladas las antiguas tropas soviéticas. Ahora, sin embargo, su supervivencia depende en gran medida del Kremlin, pues es el Gobierno de Putin quien paga a los pensionistas y a los funcionarios y quien suministra el gas.
Referéndum
En 2006, el 97% de la población votó a favor de la independencia y de la integración en Rusia en un referéndum cuyos resultados todavía no han sido consumados. Y el conflicto todavía está abierto. «Extrañas explosiones de origen todavía desconocido en Transnistria , región secesionista de Moldavia encajonada entre el río Dniéster y la frontera con Ucrania , el bombardeo de un puente en la región de Odesa, en la misma desembocadura del río Dniéster, y las declaraciones del cabecilla de los separatistas de Donetsk, Denís Pushilin, llamando a lanzar desde Transnistria «la siguiente etapa de la operación especial militar en Ucrania» sugieren, a juicio de Kiev, que existe un plan para abrir un nuevo frente contra Ucrania al oeste de Odesa», aseguraba ABC en abril.
Rusia ya mostró su inquietud por lo que estaba sucediendo en el enclave secesionista moldavo. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró que «las noticias que llegan de Transnistria causan preocupación», aunque, a la pregunta sobre si Putin tenía intención de contactar con su homóloga moldava, Maia Sandu, para analizar la situación, respondió que «no por el momento». «Lo único que puedo decir es que estamos siguiendo de cerca la situación», aseguró.
En Ucrania ya estaban convencidos entonces de que detrás de varios ataques que se produjeron también desde allí, hace diez meses, estaba Rusia con el objetivo de «desestabilizar» la zona y arrastrarla a la guerra. «Rusia quiere desestabilizar la región de Transnistria, lo que sugiere que Moldavia debería prepararse para recibir invitados no deseados», opinó el asesor presidencial ucraniano, Mijailo Podoliak.
Según explicó el Consejo de Seguridad y Defensa Nacional de Ucrania (SNBO), «existen tres razones que explican la causa de las provocaciones de Rusia en Transnistria: la apertura de un frente adicional en la región de Odesa, dar una justificación más a la guerra como forma de defender a los suyos en Moldavia y desviar la atención del genocidio». EL SNBO consideró que la apertura de otro frente «obligará a las tropas ucranianas a trasladar allí unidades, debilitando la defensa de Mykolaiv».
Proyecto antirruso
El conflicto alrededor de Transnistria ha seguido presente hasta hoy. Hace solo seis días, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, volvió a echar leña al fuego al afirmar en la televisión rusa que Moldavia es el nuevo «proyecto antirruso» de Occidente, porque «tiene el ojo puesto en la República de Moldavia». Además dijo que Sandu fue elegida «menos democráticamente» y que estaba «dispuesta a todo» por acercarse a Occidente. Y es que las amenazas más o menos directas desde el Kremlin contra la república moldava se han intensificado desde que comenzó la guerra contra Ucrania.
En su apoyo interesado a Transnistria, Lavrov también acusó a Sandu de liderar una política antirrusa durante entrevista para su televisión estatal: «Moldavia es uno de los países que Occidente quiere poner contra Rusia». También cargó contra la presidenta moldava por, según dijo, estar a favor de la unificación de su país con Rumania y de hacer campaña para ser miembro de la OTAN.