Las otras guerras de Putin: las cuatro regiones olvidadas junto a Ucrania que Rusia ayudó a invadir
A lo largo de este siglo, el presidente ruso ha suministrado armamento o enviado tropas para ayudar a regiones moldavas, georgianas o ucranianas a separarse de sus países con el objetivo de atraerlas hacia su órbita
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El presidente de Rusia, Vládimir Putin, sigue empeñado en el objetivo que ya apuntó en febreto: proteger a los ciudadanos «de los abusos y el genocidio» del presdidente ucraniano Volodímir Zelenski. Pero no podemos olvidar que esta guerra no es fruto de un capricho reciente del presidente ruso, sino parte de un conflicto bélico y geopolítico que tiene su origen en la desmembración de la URSS en 1991. Así lo reconoció el mandatario hace poco: «Ucrania fue un invento de los bolcheviques. Lenin y sus asociados cometieron un crimen histórico dividiendo un territorio que pertenecía al imperio ruso».
+ infoCon esta idea en la cabeza, la guerra va camino de cumplir tres meses y el panorama sigue empeorando. Finlandia anunció su intención de unirse a la OTAN y Putin, presa de la ira, cortó el suministro de gas a Europa
a través del gasoducto Yamal-Europa. Ya nadie habla de negociaciones y Rusia continúa su ofensiva en el Donbáss mientras gana terreno en la región de Lugansk. Naciones Unidas contabilizaba ya 3.541 muertos, de los cuales 239 son niños, aunque cree que la cifra es mucho más alta.
Con la caída de la Unión Soviética, muchas minorías étnicas de estas regiones quedaron atrapadas en nuevos países que no sentían como suyos. Eso provocó guerras de independencia que todavía se mantienen abiertas. De hecho, de entre los principales Estados independientes de facto que hay en el mundo sin reconocimiento internacional, seis se encuentran en el espacio postsoviético: Artsaj, Abjasia, Osetia del Sur, Donetsk, Transnistria y la citada Lugansk. Y cinco de estas, han sido sostenidas por Rusia suministrando armamento o interviniendo directamente con sus tropas en favor de los independentistas. Eso convirtió a estas zonas en gobiernos satélites en manos del Kremlin.
Abjasia
Según Putin, las tensiones entre Rusia y Occidente, de las que la guerra de Ucrania es el último episodio, tienen su origen en la promesa que le hizo la Alianza Atlántica al último presidente soviético, Mijail Gorbachov, según la cual esta no ampliaría su influencia hacia el este cuando la URSS desapareciera. El actual presidente ruso, sin embargo, considera que este pacto no se ha cumplido, lo que justificaría la movilización de sus tropas en los países del entorno y su intervención en algunos de ellos, como es la actual invasion.

Si hacemos un repaso de las regiones citadas, las autoproclamadas repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk, conocidas como Donbass, están implicadas en las disputas actuales, como hemos visto. Sin embargo, Abjasia y Osetia del Sur dejaron de estar de actualidad desde 2008, cuando Putin declaró públicamente que también las consideraba «Estados soberanos», estableciendo relaciones diplomáticas con ellas. La primera declaró su independencia de Georgia, el país al que ha estado vinculado desde el siglo IX, en 1999. Fue anexionada por la Rusia zarista en 1864 y Stalin la devolvió a Georgia en 1931.
A comienzos de los 90, como en todas estas regiones, se reanudaron en Abjasia los enfrentamientos entre los independentistas abjasios y el Gobierno de Tbilisi, capital de Georgia. Moscú se posicionó a favor de los primeros y facilitó pasaportes rusos a todo aquel que lo pidiera. Esta región fue la excusa del presidente Putin para abrir un segundo frente en la guerra contras Georgia en agosto de 2008. Desde ese momento, el Ejército del Kremlin protege la frontera de esta república independiente solo reconocida por ellos.
Osetia del Sur y Artsaj
Osetia del Sur, por su parte, se independizó de Georgia en 1992, lo que fue también una causa de que se desencadenara la guerra contra Georgia en 2008. El presidente georgiano, Mijail Saakashvili, lanzó una operación para recuperar el control de esta región secesionista, pero entró de nuevo en juego el Ejército ruso, que repelió el ataque a toda velocidad. Putin, una vez más, quería incrementar su influencia a base de ayuda militar. El problema es que solo Nicaragua, Venezuela, algunas islas del pacífico y Moscú la han reconocido como Estado soberano.
+ infoArtsaj lleva se declaró independiente en 1991, desencadenando un conflicto intermitentes que ha costado la vida a 35.000 personas y forzado al exilio a otras 650.000. «¡Felicidades a la gente de Donbass por este hecho histórico!», celebró su presidente, Arayik Harutyunyan, en febrero, en referencia al reconocimiento realizado por Putin sobre Lugansk y Donetsk, consciente de que su región es la causa de un enfrentamiento interminable entre Armenia y Azerbaiyán. El primer país quiere anexionarse este territorio y el segundo promete concederle una amplia autonomía dentro de su Estado.
La última reanudación del conflicto se produjo en septiembre de 2020 y se prolongó durante un mes y medió. En ese tiempo, murieron más de 4000 personas. La paz llegó con un acuerdo de paz que fue negociado, de nuevo, por la omnipresente Rusia de Putin, que se aseguró el despliegue de personal ruso para que la sangre no volviera al río. «Rusia hizo todo lo posible para detener el derramamiento de sangre y ya regresaron más de 50.000 refugiados [...]. En general, la situación en la zona de conflicto es un éxito. Desafortunadamente, ocurren incidentes y sí, a veces mueren personas», apuntó el líder ruso.
Transnistria
Esta franja de 4.000 kilómetros entre el río Dniéster y Ucrania es, quizá, la más olvidada de todas en los últimos años. Transnistria se autoproclamó independiente de Moldavia el 3 de septiembre de 1990 y pidió ayuda a Rusia, pero no consiguió ser reconocida por ningún miembro de Naciones Unidas. En aquellos primeros pasos sufrió igualmente una guerra civil entre los que querían separarse y los que querían seguir siendo moldavos. Al finalizar se configuró una especie de burbuja en la que viven alrededor de 500.000 transnitrios con gobierno, ejército, moneda y pasaporte propios.
+ infoEl de Transnistria es, por lo tanto, uno de estos «conflictos congelados» de esa región, cuyas raíces se hunden también en la desaparecida Unión Soviética. Antes de su independencia, era la zona más próspera de la República Soviética de Moldavia y su nivel de vida era dos veces más alto que el de todo el país, debido a que suministraba electricidad a todo el territorio y generaba aproximadamente el 40% del PIB moldavo. De allí procedían las élites políticas y allí estaban acuarteladas las antiguas tropas soviéticas.
Desde entonces, Rusia mantiene en Transnistria a 2.000 soldados al mando de un viejo almacén militar soviético. Además, el Gobierno de Putin es quien paga a los pensionistas y a los funcionarios y quien suministra el gas. En 2006, el 97% de la población votó a favor de la independencia y de la integración en Rusia en un referéndum, pero todavía no se ha consumado. La OTAN alerta de que este enclave puede ser el próximo objetivo de Putin.
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