De Goebbels a Rita la Cantaora: las noticias que más nos conmocionaron y cómo se las contamos
Mónica Arrizabalaga y Federico Ayala publican 'La gaceta olvidada', un libro en el que rescatan los acontecimientos más importantes y curiosos de la prensa de los siglos XIX y XX
Montaje de Rita la Cantaora y Goebbels
Cuenta Mónica Arrizabalaga que, mientras preparaba el libro junto a Federico Ayala, se sorprendió de que «hubiera cosas del 'nuevo periodismo' de hoy que pensamos que son modernas, pero que, en realidad, ya se habían hecho mucho antes». Pone un ejemplo: «En 1929, ... una reportera de 'La Crónica', Josefina Carabias, se hizo pasar por una camarera del Hotel Palace para contar cómo vivían sus trabajadoras. Estuvo limpiando con ellas ocho días. ¿Qué diferencias hay? Pocas. Un gran reportaje era bueno antes y lo es ahora».
Ayala y Arrizabalaga recuerdan que al gerente, incluso, le resultó familiar el rostro de Carabias, pero que, por fortuna, no cayó en que se trataba de la famosa periodista, que fregaba suelos y cumplía órdenes de su jefe como una más. «Ya sabes cuáles son tus obligaciones. Si te mandan hacer algo que no es de tu incumbencia, dices que lo sientes, pero que no es posible. Te digo esto porque hay clientes que creen que el veinte por ciento les da derecho a todo», le advirtió este a la redactora.
Se trata solo de uno de los cincuenta reportajes que el responsable de Documentación y Archivo y la periodista de la sección de Cultura de ABC han incluido en 'La gaceta olvidada' (Libros.com), una obra en la que presentan un mosaico completísimo de artículos e imágenes para acercar al lector a los acontecimientos más importantes y curiosos de los siglos XIX y XX, tal y como se contaron entonces. «El libro es un homenaje al periodismo, a las hemerotecas y a la historia, para sentirnos orgullosos de nuestro trabajo. Por supuesto, sabemos que en la prensa hay miserias, como en todas las profesiones, pero no las hemos ocultado», subraya Ayala.
De Francisco Silvela a Yagüe
El coautor se refiere, por ejemplo, a la crónica parlamentaria escrita por Julio Burrell para 'El Heraldo de Madrid', en 1892, antes de que la sesión se hubiera celebrado. Un artículo tan certero que el presidente del Gobierno, Antonio Cánovas del Castillo, y los diputados Francisco Silvela y Emilio Castelar, no dudaron en felicitarle. Ayala habla también de la gran cantidad de bulos difundidos en la Guerra Civil y la dictadura, como aquel de 1936 que anunció el asesinato de Franco a manos de un guardia civil; o el que aseguró, por el contrario, que este había ganado 900.333 pesetas en La Quiniela.
Igual de escandalosa fue la noticia que 'informaba' de que Juan Yagüe se había quitado la vida: «Puede confirmarse que uno de los traidores se suicidó al ver ante Córdoba las fuerzas de la República. No lo extrañamos. El suicidio, en tales ocasiones, es cobardía, y los traidores suelen ser cobardes», se leía en el ABC de Madrid, en 1936, a pesar de que el general falleció en 1952. Arrizabalaga recuerda otros: «El del famoso bandolero republicano del que se difundió el bulo de que se había convertido en un teniente de las tropas franquistas. O el incendio del Museo del Prado que Mariano de Cavia se inventó, en 1891, para criticar al Gobierno de Cánovas del Castillo y a los anteriores por el estado en que se encontraba la pinacoteca».
Los dos autores han dividido el libro como si fueran secciones de un periódico, para poder reseñar informaciones de todos los ámbitos. Las han llamado, de hecho, como lo hacían algunos diarios antiguos: 'Ecos de aquí' (nacionales), 'Alrededor del mundo' (internacionales), 'Crímenes sensacionales' (sucesos), 'Campeón' (deportivas), 'Coletas y pitones' (de toros), 'Mesa y revuelta' (publicidad, esquelas y pasatiempos) y 'Arte y letras' (culturales). En este último capítulo entrevistan a Rita la Cantaora, la jerezana que se hizo famosa por las numerosas expresiones populares que protagonizó. «He 'vivío' como una reina y ahora soy más pobre que las ratas», confesó a 'Estampa'.
De Hitler a Alfonso XIII
Ayala y Arrizabalaga no se olvidan tampoco de crónicas históricas como la del atentado contra Alfonso XIII, en 1906, que se convirtió en la primera gran exclusiva periodística de España, con la sobrecogedora foto de Mesoneros Romanos vendida a ABC. Del testimonio de Ramón J. Sender en Casas Viejas durante la brutal represión que el Gobierno socialista llevó a cabo en 1933. Y las entrevistas a Hitler, en 1923; al Rey Alfonso XIII, un mes después de marcharse a Londres cuando se implantó la República, y a Goebbels, con la subida al poder de los nazis en Alemania. Esta última, firmada por Chaves Nogales en el diario 'Ahora', añadía una descripción previa en la que cargaba así contra el personaje: «Es un tipo ridículo, con su gabardinita y su pata torcida, que se ha pasado diez años siendo el hazmerreír de los periodistas liberales».
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«Desde el siglo XIX hasta ahora, es imposible hacer una investigación histórica o entender qué ha ocurrido en el pasado sin acudir a la prensa. Cuando alguien se interesa por la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, no puede ignorar que, entre 1939 y 1945, hubo miles de periódicos en todo el mundo que contaron las batallas según se producían. Muchas de aquellas noticias no tienen cabida en los manuales ni en las enciclopedias, pero sí en los diarios y son importantes», apunta Ayala.