Los 'Spetsnazs' de Zelenski: el origen y el duro entrenamiento de los comandos ucranianos más letales
Los ataques relámpago que el presidente condenaba dentro de sus fronteras podrían estar perpetrados por los Spetsnaz locales; comandos adiestrados por la Unión Soviética antes de su desmembramiento en 1991
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Iniciar sesiónOlía a pólvora y a gasolina; de fondo, las turbinas de los helicópteros rugían y casi ensordecían el repicar de los fusiles. 'Tac', 'tac', 'tac'. Casi... A mediados de abril de 2014, un grupo de soldados con el parche del 8º Regimiento cosido al ... hombro de la guerrera descendieron de sus transportes sobre el pequeño aeropuerto de Kramatorsk , al este del país. Eran días de conflicto contra las milicias prorrusas de Donetsk y Lugansk ; una guerra soterrada apoyada en la sombra por el Kremlin. Con la celeridad de una daga vizcaína se apoderaron del emplazamiento. Letales y silenciosos, eficientes y raudos, los Spetsnaz ucranianos se interpusieron después, y durante un mes, al avance enemigo cual muro de hormigón.
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Aquella fue una de las misiones que les abrió la puerta a los libros de historia. Aunque lo idóneo para este tipo de unidades es que se desconozcan sus hazañas. Cosas de navegar en las sombras de las operaciones especiales. Desde entonces, los Spetsnaz ucranianos se han convertido en uno de los brazos armados más letales del gobierno de Kiev y, como parte del flirteo con Europa, han sido adiestrados por tropas de la OTAN. Curiosa ironía si tenemos en cuenta que su unidad fue alumbrada, entrenada y pertrechada por la extinta Unión Soviética . Hoy, para mayor paradoja, se sospecha que sus miembros podrían haber perpetrado los ataques contra Bélgorod, Kursk y Vorónezh .
Spetsnaz 'externos'
El problema que siempre ha arrastrado Rusia es también su mayor bendición: sus más de diecisiete millones de kilómetros cuadrados de extensión. Según explica la 'Asociación internacional de veteranos de unidades antiterroristas ucranianas' en sus muchos dossiers sobre el tema, la imposibilidad de desplazar operadores de un lado a otro del país con relativa celeridad obligó al Kremlin a fundar pequeñas unidades especiales regionales en zonas remotas como Khabarovsk (a 25 km de la frontera china), Krasnodar (en el Cáucaso norte) o Sverdlovsk (cerca de Kazajistán). Y también, como era de esperar, en las ucranianas Kiev y Minsk , claves por estar en contacto con los países al oeste del telón de acero.
La primera unidad de Spetsnaz fue alumbrada por Ucrania el 3 de marzo de 1990, un año antes de que el país se independizara de la Unión Soviética por las bravas. La fundación se hizo de manera oficial mediante una orden emitida por la KGB ; la número 0031. El fin último era luchar contra los enemigos internos y externos. Así lo especificaba el documento en cuestión: «Una unidad especial de combate operativo está diseñada para localizar y reprimir acciones terroristas y extremistas y otras manifestaciones criminales especialmente peligrosas. También está preparada para realizar operaciones en cooperación con otras unidades interesadas en la lucha contra el crimen organizado».
Los requisitos que se impusieron para formar parte del recién nacido Grupo 10 (Kyiv) , adscrito a su vez al denominado Grupo A de la URSS , fueron muy superiores a los del resto de sus compañeros. «Se buscaban candidatos con una moral elevada, una voluntad fuerte, buena preparación previa, altas capacidades físicas, idoneidad médica, un año de experiencia en las agencias de seguridad del estado y, entre otras cosas, una edad menor de 33 años», explica la mencionada asociación. Las cifras hablan por sí mismas: de los 120 empleados de la KGB en Ucrania que se presentaron a las pruebas, apenas fueron seleccionados 15. Estos quedaron al mando de Petr Feliksovich , hoy coronel retirado.
Huelga decir que los nuevos Spetsnaz fueron entrenados a la manera soviética. Así lo especifica el exmilitar ruso Víktor Suvórov en su magna 'Spetsnaz. The story of the soviet SAS': «A los hombres se les despeja de su dignidad hasta tal punto que se le mantiene al borde del suicidio». Aunque se desconocen todavía las pruebas concretas, se sabe que el adiestramiento lo llevaban a cabo divisiones especiales. «Cada día, cada hora y cada minuto se dedica al trabajo duro: lecciones, carreras, saltos, superación de obstáculos...», completa. El camino era largo y tortuoso, pero moldeaba a unos soldados que todavía se cuentan, en palabras de Suvórov, entre los más letales del planeta. Hoy, la situación es la misma.
Los Spetsnaz ucranianos fueron de la mano de la Unión Soviética hasta agosto de 1991, cuando la antigua república socialista se independizó de su metrópoli. Aquello supuso un punto de inflexión para Kiev. El gobierno entendió que necesitaba dar forma a un ente antiterrorista de mayor porte; y más, cuando Moscú esperaba recelosa su momento de asaltar sus fronteras. Así nació el Servicio de Seguridad de Ucrania , formado el 25 de marzo de 1992. En la práctica, el cambio se tradujo en la llegada de más reclutas (hasta ahora había apenas cuatro brigadas) y en el establecimiento de un mando supremo para las nuevas unidades.
Morir por Ucrania
Las unidades de operaciones especiales ucranianas se convirtieron en el arma más letal contra el terrorismo y el crimen organizado. A lo largo de 1992, y hasta 1993, protegieron los cargueros que transportaron las materias primas que el país empezó a exportar a medio mundo. Una misión clave para impulsar la economía. Entre los materiales que se vendían a manos llenas destacaban los producidos por la industria siderúrgica local, a cuya cabeza se hallaba –y se halla– la popular acería de Azvostal. Aunque tampoco faltaban minerales escasos en la Europa central como el carbón y el más que famoso trigo.
«La importancia de la industria siderúrgica en Ucrania es difícil de exagerar. Es la principal industria del país desde finales del siglo XIX, gracias a la entrada de capital extranjero (alemán, francés, belga) atraído por la abundante dotación de carbón y mineral de hierro», explica a ABC Rafael Fernández Sánchez, doctor por la Universidad Complutense de Madrid con la tesis 'Causas y naturaleza de la crisis de la estructura industrial de Ucrania'. El profesor recuerda también que los Spetsnaz protegieron el traslado del «carbón del Donbass y el manganeso de Nikipol ». Para un país en severo declive productivo tras la independencia, y en el que la siderurgia representaba la mitad de las ventas al exterior, tuvieron un papel clave.
Tan solo un año después el gobierno puso sobre blanco las atribuciones definitivas de los Spetsnaz ucranianos mediante la orden número 334/94. Y entre ellas destacaban «garantizar la seguridad de los participantes en los procesos penales», «proteger a los funcionarios y jueces encargados de hacer cumplir la ley», reprimir los actos terroristas y luchar contra las amenazas a la seguridad del Estado. Aunque la esencia seguía siendo la que explica Gonzalo Javier Rubio en 'Capacidades del Sistema de Inteligencia ruso': «Los Spetsnaz son fuerzas de infantería ligera configuradas para misiones de infiltración, contrainsurgencia y proyección de poder, más comparables con el 75º Regimiento Ranger de los EEUU o la 1 6ª Brigada del SAS que con las fuerzas especiales clásicas».
A finales de los noventa, los Spetsnaz participaron en una ingente cantidad de operaciones. «Incautaron cientos de armas de fuego, granadas, explosivos y cantidades significativas de dinero en moneda nacional y extranjera. Capturaron también a varios asesinos profesionales y acabaron con numerosos grupos de bandidos», explica la asociación de veteranos. Siempre bajo dos premisas básicas: la movilidad –llegar a cualquier punto del país en pocas horas– y la efectividad en el combate. Pasaron, además, a quedar enfocados a operaciones de tierra y abandonaron el entrenamiento en buceo, como desvela Leigh Neville en 'The Elite: The A–Z of Modern Special Operations Forces'.
Tiempos turbios
El nuevo milenio trajo años turbios para los Spetsnaz. En 2014 combatieron contra los prorrusos de las regiones separatistas del Donbás. La mayor parte, como el 8º Regimiento, demostraron su gallardía en acciones como las del aeropuerto de Kramatorsk. Otras no fueron tan leales; tras el Euromaidán , decenas de operadores desertaron y se cambiaron de bando. Por si fuera poco, la escasez de infantería de línea al este del país hizo que Kiev los utilizara como infantería regular de élite; un cometido para el que no habían sido entrenados. Después del alto el fuego sí acometieron misiones al más puro estilo 'comando' como sabotear las instalaciones enemigas en retaguardia o generar el caos entre la población.
Harían falta varios reportajes para narrar los mil y un cambios que han sufrido los Spetsnaz ucranianos a lo largo de estos años. Aunque basta señalar que su mayor cambio se sucedió en 2015, después de que sus operadores se enfrentaran a las milicias prorrusas de Donetsk, Lugansk y compañía. «Después de esas experiencias se formó el Comando de Operaciones Especiales (SOC), con mando directo sobre todas las brigadas regionales», desvela Neville. Solo hubo una unidad que permaneció bajo el paraguas del Ministerio del Interior: el Escuadrón Antiterrorista A, más conocido como Grupo Alpha; en la práctica, el grupo de intervención del Servicio de Seguridad de Ucrania.
Por desgracia, la acción por la que serán más recordados los Spetsnaz ucranianos no fue ni heroica, ni respetable. El triste honor de haber manchado la memoria de las fuerzas especiales locales recae sobre la fuerza ' Berkut ' ('Águila'), a las órdenes directas del gobierno ucraniano. En 2014, sus hombres estaban especializados en la intervención policial y el contraterrorismo. Tareas equivalentes a las del GIGN galo o el GSG9 teutón . Durante los disturbios provocados por el Euromaidán, el grupo reprimió con dureza las manifestaciones de civiles en nombre del gobierno de Yanukovych. La pésima imagen, sumada a la extensa listas de abusos y barbaridades perpetrados contra la población, provocó su disolución.
Pero que un borrón no manche la historia de una unidad que, en la actualidad, goza de un entrenamiento y un equipamiento envidiable. Según Neville, el arma básica de los Spetsnaz es el fusil AK-74 –la versión más moderna del vetusto AK-47– con miras holográficas EOTech. Aunque también son habituales las carabinas israelíes TAR-21 construídas bajo licencia ucraniana (las Fort-221 ). Como armas secundarias se valen de las pistolas automáticas soviéticas Stechkin y las Fort-17, ensambladas por empresas locales. También cuentan con vehículos aéreos no tripulados a raudales. Al fin y al cabo, todo es poco para uno de los grupos de operaciones especiales más letales de Kiev.
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