Victoria Beckham, gogó de sí misma

la dorada tribu

Ahora, la tenemos en un documental sobre David Bekcham, donde la prota es ella. El empleo de Victoria, salvo la racha de Spice, ya tan remota, es el estrellato, con marido de figuración preferente, o sin él

Lolita, una noticia con la melena suelta

Victoria Beckham con su esposo, David ABC Sevilla

14/10/2023
Actualizado a las 06:15h.

Victoria ha sido, y es, una foto de portada cuya protagonista de vez en cuando se aparece en un cóctel. Pero tampoco mucho. Son esas apariciones contadas el aval de que la criatura no es virtual. Ahora, la tenemos en un documental sobre David Beckham ... , donde la prota es ella. El empleo de Victoria, salvo la racha de Spice, ya tan remota, es el estrellato, con marido de figuración preferente, o sin él. Yo dudé, durante tiempo, que Victoria existiera, y por eso me acerqué a verla de cerca, en alguno de los dos ratos que estuvo aquí, cuando David jugaba en el Bernabéu. Era ella, sí, y aportaba mamá.

Y lo de dos ratos no es licencia literaria, porque no apareció mucho más en fiestas públicas de Madrid. Así supimos que era un perfil de suspiro y una profesional de la antipatía, porque la notábamos medio borde incluso callada. Que ya es virtuosismo. Estuvo en Madrid, casi sin estar, porque su reino es la foto planetaria, que no quiere decir necesariamente la fotogenia, aunque un poco sí, siendo sinceros. Le dio tiempo, eso sí, a comprobar que la capital olía a ajo.

Victoria fue Spice, y se forró, y luego viene ejerciendo de famosa que un día nos amanece diseñadora y otro día posa en corsetería con el marido, y otro día va y cumple en un documental que va sobre el consorte, pero eso es un modo de decir que va de ella misma. Victoria ya sabemos que en su momento le gustó mucho a David Beckham, y hasta hoy. Cuando se conocieron, la archifamosa era ella. O sea, la forrada, que dicen en las peluquerías.

Los 'celebrity'

Victoria era Spice, o sea, Spice Girl, aquel grupo que fue algo así como un muestrario de chavalas del sexypop, como un catálogo de sastrería de la moda joven, que iba del chándal de Mel C a los modelitos de cóctel de la propia Victoria. Cuando David cumplió cuarenta, Victoria le armó el cumpleaños en Marrakech, y hasta allí se llevó a las Spice Girls, aunque faltó Mel B, sustituida por Eva Longoria. Obviamente, el show figuró en Instagram, que para eso celebra las cosas de la vida la gente famosa, hoy llamada celebrity, según diccionario de las tontunas de corte y confección.

Es la culpable del fútbol de consortes, un oficio de escaparate que consiste en posar de más famosa todavía que el marido, en fiestas, gradas o similares. En Twitter, un día, apareció tecleando un ordenador portátil, mientras hacía cinta de gimnasta. Incluyó la foto impresionante un abrigazo de alarde y mucho andamiaje de tacones. La vida de Victoria Beckham es la vida no sólo de hacerse fotos, sino de no salir nunca de una foto, y de pronto procedía el 'footing' con teclado, pero con el abrigo de marca puesto, que es una cosa que favorece mucho el galope sin moverse y la prosa de no escribir nada, como todo el mundo sabe. Sospecho que quiso divulgar que es una chica muy capaz de hacer muchas tareas a un tiempo, pero lo que la estampa delataba es que lo suyo pasa, preferiblemente, por no hacer gran cosa.

Eso fue después de que declarara que dejaba definitivamente la música. Una noticia que encubría un notición: la música la dejó a ella hace tiempo. Y así sigue, de mamá de spot, de gogó de sí misma, con familia de tatuajes y familia propiamente dicha.