Isabel Pantoja y Paquirri: todos los detalles de la que se convirtió en la gran boda del año

«Yo no sabía ni quién toreaba», llegó a explicar la tonadillera a Mónica Hoyos en 'Supervivientes'. Lo suyo fue amor a primera vista: «Vi la mirada de ese señor, mi 'gordo' -como llamaba cariñosamente a Paquirri-, y cuando se cruzó esa mirada suya con la mía, yo no sé lo que me entró por el cuerpo». Poco después comenzaron su romance y lograron consagrarse como una de las parejas más queridas de la crónica social española. No obstante, el 26 de septiembre de 1984, la artista tuvo que hacer frente a la muerte del matador, embestido por el toro Avispado cuando trataba de ponerlo en suerte ante el caballo: «Es la persona a la que más he querido en mi vida, la persona a la que más he amado».

Pero hasta ese trágico final, la pareja vivió una historia de amor digna de película. Tres años después de conocerse en aquella plaza de toros, decidieron formalizar su noviazgo pasando por el altar. Isabel Pantoja, radiante, llegó a la iglesia sevillana en una carroza tirada por cuatro caballos. Sus rostros -tanto el de ella, como el de él- era la clara imagen de la felicidad. La tonadillera lució un espectacular traje de raso, con escote barco -se emplearon más de 200 horas para su elaboración- y una cola de siete metros que le ayudó a ponerse su madre, Ana Martín, quien estuvo a su lado en todos los momentos importantes de su vida. Destacar que llevaba la pulsera que le regaló Paquirri en la pedida de mano.

Hasta allí se desplazaron cientos de personas que quisieron ver, con sus propios ojos, todo lo que acaecía. Aunque esto motivó que, por momentos, se acrecentase el agobio de los allí presentes. En particular, el de la intérprete de 'Marinero de luces' -era tanta la multitud que llegaron a pisar su larga cola- que sufrió un ligero desmayo de camino al monasterio de los Jéronimos, donde tuvo lugar la cena y posterior fiesta. Para que todo saliese a la perfección, los novios contrataron a noventa camareros que se encargaron de servir los platos para los más de 1.200 invitados -Rocío Jurado y la duquesa de Alba, Palomo Linares, Massiel y el Cordobés, fueron algunos rostros conocidos que acudieron al enlace-.

El convite tuvo un coste de más de cuatro millones de pesetas de aquella época, lo que supone unos 25.000 euros de la actualidad. Los asistentes pudieron degustar un menú compuesto por una gran variedad de platos: hojas de salmón de hojas de salmón del Bidasoa ahumado y centro de solomillo de añojo Sierra Norte, entre otros. Y, como en toda boda, una espectacular tarta nupcial que, acompañada de la barra libre que duró hasta las cuatro de la madrugada, hizo de esa velada uno de los días más importantes de sus vidas -nueve meses después, el 9 de febrero de 1984, nació su único hijo en común, Kiko Rivera-.