Íñigo Onieva huye del escándalo y pone tierra de por medio: su nuevo refugio

Unas palabras de amor que se diluían después de que ella descubriese las infidelidades del joven cuando los medios de comunicación difundieron un vídeo en el que aparecía besando a otra chica a finales del pasado agosto, en un festival celebrado en Estados Unidos.

23 días estuvo Íñigo Onieva recluido en casa de su madre, Carolina Molas, tras convertirse en el personaje más buscado de la prensa del corazón. «Pido perdón de nuevo a Tamara y lo haré las veces que haga falta. Es algo que me tiene destrozado y me arrepiento de haberle hecho daño y fallarle. Ha sido muy duro. No tengo ganas de celebrar ni ir a ninguna fiesta», fueron sus primeras palabras. Desde entonces, el joven se ha refugiado en sus compromisos profesionales, su familia y amigos íntimos.

Y este fin de semana ha publicado una serie de imágenes en su perfil de Instagram en las que aparece haciendo turismo en Turquía junto a su madre, su apoyo incondicional desde su ruptura con la hija de Isabel Preysler.

Por su parte, Tamara Falcó también ha reaparecido, pero en su caso desde el santuario de Lourdes (Francia): «Gracias a la hospitalidad de Madrid por brindarme esta oportunidad única de peregrinar a Lourdes. ¡No la voy a olvidar jamás y espero que sea la primera de muchas! Vuelvo a Madrid feliz». Un viaje espiritual y solidario con el que espera superar su ruptura sentimental.