Experta en exportación y bodeguera
Nicola Thornton: «Toro es una zona destinada a hacer vinos de alto nivel»
DENOMINACIÓN DE ORIGEN
La inglesa llegó a esta zona de Castilla y León en un Erasmus y se quedó para siempre, enamorada de ella y de su vino
BENEDICTO, LA MADRE DEL TEMPRANILLO
Llegó a España con un Erasmus, sin imaginar que se quedaría para siempre. La inglesa Nicola Thornton lleva 25 años en Castilla y León, vinculada en cuerpo y alma a la Denominación de Origen Toro, cuyos vinos promueve y elabora. Probó su ... primera copa al poco de llegar como estudiante de Comercio Internacional. Junto con el descubrimiento de la bebida se produjo el del sector. La joven de Sheffield vio que las bodegas locales necesitaban apoyo e interlocutores ante el mercado internacional.
En un área vinícola con mucha viña vieja, que además está en manos de cooperativas o pequeños productores independientes que en muchos casos se planteaban quitarla para plantar variedades más comerciales, Thornton encontró su misión y su futuro, pues además de una empresa para representarlos allí conoció a su marido, un vecino de Morales de Toro, donde formó su familia y tuvo a sus dos hijas. En su historia en la DO Toro –que abarca partes de las provincias de Zamora y Valladolid– y en su comprensión del terruño y del carácter único de estos vinos antiguos, una figura clave fue Hermenegildo 'Gildo' García, fallecido en diciembre pasado a los 102 años. El veterano bodeguero y vendimiador, con más de 70 cosechas a sus espaldas, acogió a Thornton y fue clave para que ella se convirtiera, en la pandemia, también en elaboradora de sus propios vinos, uno de los cuales, el último, lleva el nombre del viticultor en su homenaje.
¿Qué te enamoró de Toro?
Desde el primer momento que llegué tuve claro que era mi sitio. Para mí, Toro tiene una luz, una magia, un color y una energía especiales. Esta zona está cargada de una historia increíble, sobre todo de la época de los Reyes Católicos y el descubrimiento de América, y todo está vinculado con el vino. Sus gentes son especiales también, con tanto conocimiento de la vid y del vino que es como si cada agricultor llevara dos carreras universitarias en la cabeza. Además, siempre han sido tan amables, adoptándome y compartiendo sus conocimientos conmigo y todos los clientes que he traído a lo largo de los años. Siempre han estado dispuestos a dar una vuelta por la viña con ellos y ofrecerles su vino o almuerzo.
¿Te costó adaptarte?
Creo mucho en el destino. Cuando llegué aquí, a los 21 años, fue como si hubiera sentido una llamada, tuve la sensación de que era el sitio en el que debía estar y, por lo tanto, no me costó adaptarme. Fue como una aventura. Vine sin saber español y por esa parte los principios fueron un poquito más complicados, me costaba entenderme con la gente. No sé cómo se lo tomaría ahora una Nicola de 48 años, pero entonces fue todo lo demás muy fácil. Los viticultores en Bajoz y después los de Toro y Morales de Toro me abrazaron, me dieron una bienvenida muy cálida. Para ellos yo era exótica, era raro que una mujer inglesa llegara a Toro. Pero vieron que quería crear riqueza para el sector vitivinícola y hostelero. En cuanto a las costumbres, quien se debe adaptar es el que llega. A mí este proceso me encantó. La luz, la alegría, los horarios...todo. Aquello que me enamoró entonces de Toro me sigue enamorando.
¿Cómo se desempeñan sus vinos, para quiénes son?
Son vinos únicos, tanto por su variedad, la tinta de toro, como por el clima y los suelos donde se elaboran. Toro es una zona destinada a hacer vinos de alto nivel, concentrados y delicados, para disfrutarlos en momentos gastronómicos. No son para cualquier momento o para tomarlos en una terraza de forma rápida, sino para consumir con reposo y con tiempo para poder prestarles la suficiente atención. Tienen una intensidad aromática impresionante y una sensación en boca que, de verdad, generan emociones.
¿Para quién es Alma de Gildo?
Creo que cada momento tiene un vino, y todos los momentos deberían tener un vino. Elaboro más de 19 pensando en momentos y personas diferentes, con el objetivo de que provoquen que un instante agradable se convierta en mágico. La gama de un gran vino para todos los días es Botas de Barro, de viña vieja, precio razonable para el viticultor y el consumidor, boca agradable y pura fruta con un toque de madera que permite lucir el carácter regional. La Baldosa son vinos divertidos que hacen de acompañantes, no protagonistas, para gente a la que no le gustan los vinos tan concentrados e intensos y para acercar el vino a consumidores que están empezando. El Alma de Gildo, en cambio, está elaborado para quien entiende todo lo que hay detrás de una botella de vino, para quien sabe que el vino es arte, es ciencia, es historia y es mágico. Quiero que se enamoren de Toro con él. Quiero que al consumidor se le pongan los pelos de punta. En varios momentos de mi vida he tomado un vino y tenido esa emoción, es increíble.
¿Qué te enseñó Gildo?
Adquirir conocimientos es fundamental, y compartirlos con una buena copa de vino alrededor de la mesa es uno de los grandes privilegios de la vida. Con él vi que la bondad es una característica fundamental para ser buena persona, que el vino es para compartirlo y que con el vino se crea mejores amistades y que hay que entender el pasado para poder crear mejor futuro. También, que debo cuestionar siempre los métodos, tanto los anteriores como los nuevos, para seguir mejorando.
¿Cómo fue tu relación con él?
De abuelo y nieta, basado en el respeto y la admiración mutua. Gildo y yo nos vimos vinculados por el gran vino, la historia del vino de Toro y las ganas de contarla al mundo. Todo esto es lo que hemos compartido durante horas infinitas. Le llevaba a mis clientes del mundo entero desde 1999. ¡Le decía que visitarlo con tanta gente lo mantenía joven! Todos se quedaban alucinados con él y con su bodega. Perdí la cuenta de los miles de extranjeros que he llevado a su casa, donde él les daba una cata de sus vinos y los diversos licores experimentales.
¿Cómo ves al mundo del vino en España?
Pasando un momento complicado. Mantener empresas vitivinícolas con beneficio es cada vez más difícil. Hay mucha producción y competencia y el consumo mundial está bajando. Enfrentamos retos importantes, tanto por esos hábitos de consumo como por el cambio climático. Debemos movernos y adaptarnos sin perder la esencia.
¿Y a las mujeres en el sector?
Nosotras sí estamos en un buen momento. Cada vez somos más en todos los niveles y ámbitos. Hay mujeres potentes liderando grandes proyectos. Yo nunca he sentido una desventaja real por ser mujer, quizá porque soy inglesa y con una formación diferente que me ha aportado una ventaja. El campo sigue siendo un ámbito muy masculino, aunque cada vez llegan más, aún hay pocas viticultoras.
¿A qué se dedica tu empresa?
Spanish Palate fue creada para asegurar sostenibilidad para el campo y resolver el problema de que a los viticultores con viña vieja no se les estaba pagando de forma adecuada. Empezamos con la gama de vinos Botas de Barro para que ellos no arrancaran esas plantas, y a partir de ese proyecto fuimos creciendo. Además me di cuenta de que tenía amigos bodegueros que no estaban exportando y necesitaban ayuda.
¿Harás más vinos?
Estamos en proceso de crear Gildo A Secas, una versión más joven, con menos madera y precio más asequible, para lanzarlo en septiembre. Siempre estaremos atentos a viñas que necesitan que alguien las convierte en algo especial.
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