Sánchez matiza internamente su «bienvenida» al plan de Trump
Moncloa evita respaldar el contenido del acuerdo, tras mostrar Sumar sus discrepancias
El presidente, que se había afanado en exhibir su liderazgo europeo en la causa palestina, se pliega ahora al resto de socios
Trump da a Hamás «tres o cuatro días» para aceptar su plan de paz en Gaza
La propuesta para poner fin a la masacre en Gaza impulsada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha obligado a la comunidad internacional a tomar posición ante el primer intento real de frenar la ofensiva israelí. A la espera de ver cómo ... se despliega en la práctica, la Unión Europea ha recibido con esperanza la oferta. Los principales Estados, las instituciones de la UE, así como el Reino Unido dan «la bienvenida» a la propuesta, con una unanimidad inédita, que no se había producido en los dos años que dura el conflicto. Esta es la misma fórmula que ha utilizado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que, abandonando su perfil contestatario en la causa palestina, ha optado por la conveniencia política de adherirse al consenso europeo.
En un mensaje en sus redes sociales, su único pronunciamiento al respecto sobre esta cuestión no se movía ni un milímetro de la posición oficial marcada por sus socios comunitarios: «España da la bienvenida a la propuesta de paz para Gaza impulsada por EE.UU. Hay que poner punto final a tanto sufrimiento. Es la hora de que cese la violencia, se produzca la inmediata liberación de todos los rehenes y se dé acceso a la ayuda humanitaria para la población civil. La solución de dos Estados, Israel y Palestina, conviviendo uno junto a otro en paz y seguridad, es la única posible».
En la misma línea se pronunciaban desde Exteriores, donde, a través de un comunicado, «saludaban» la propuesta y hacían «un llamamiento a las partes a comprometerse con el fin de la violencia». El Gobierno ha optado por ubicarse en una posición institucional, alineada con el resto de países de su entorno, sin mostrar las discrepancias que mantienen con el contenido del acuerdo. Fuentes gubernamentales se desmarcan en privado del mismo y recuerdan que el tono de sendos comunicados está «muy medido». «Hemos dicho lo que hemos dicho», destacan.
Se trata de una cuestión de matices. Para evitar desechar el acuerdo en un momento crucial para las negociaciones, Moncloa se aferra a que «cualquier paso que implique iniciar conversaciones» les parece «positivo» y recuerdan que esto es lo que han avalado, el acercamiento para el diálogo entre Estados Unidos e Israel. Desde el entorno de Sánchez se insiste en que el presidente «no se ha pronunciado sobre el contenido del acuerdo» y se incide en que el Gobierno tiene una línea roja: «el reconocimiento de los dos Estados», que Benjamín Netanyahu sigue rechazando y que en la redacción de la propuesta tampoco se llega a garantizar.
En el interior de la coalición ha operado un reparto de roles. Mientras la parte socialista, la que marca la política exterior del Gobierno, hace equilibrios para no romper el consenso internacional, el socio minoritario ha salido en tromba, dejando en evidencia el tacticismo de los socialistas. Desde Sumar califican los términos del acuerdo promovido por Trump como una «farsa» para «consolidar la impunidad» de Israel. El choque, nuevamente coreografiado entre las dos almas de la coalición, se saldaba sin desautorización por parte del PSOE.
No desautorizan a Sumar
Las fuentes gubernamentales consultadas aseguran compartir el «espíritu» de su posicionamiento. «Sumar forma parte del Gobierno y no ha dicho nada que esté lejos del espíritu de lo que defiende este Gobierno», recalcan. También a través de un comunicado, rubricado por «los y las ministras de Sumar» aseguraban que el citado plan «no es un propuesta de paz, sino una imposición». «Convertir Palestina en un protectorado dirigido por Washington, al margen de la legalidad internacional, no puede considerarse una solución sino un nuevo capítulo en la negación sistemática de su soberanía», señalan.
Sánchez que, hasta el momento, se había afanado en exhibir su liderazgo en la causa palestina a nivel europeo, decide ahora dar un paso al lado y plegarse al alineamiento del resto de países, pese a no compartir los términos del acuerdo. Este posicionamiento vuelve a retratar el compromiso discontinuo de un gobierno que ha hecho de la causa contra Israel una bandera interesada, tras la que esconder sus vergüenzas, en forma de casos de corrupción y debilidad parlamentaria. La ficción se diluye y ya quedó de manifiesto en lo relativo al embargo «total» de armas, en cuyo real decreto ley se recoge una salvaguarda para sortearlo en base al «interés general» y la seguridad nacional.
Este tipo de vaivenes no pasa inadvertido para socios de la mayoría de la investidura, que ya atacan la posición del Ejecutivo por considerarla una «estafa» y «propagandística». La pugna más cruda en este sentido se da por la izquierda, de ahí que Sumar se viera obligado a sobreactuar su reacción –incluso con un vídeo enlatado de la propia vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz– para taponar la vía de agua que este tipo de posicionamientos le abren hacia Podemos. Desde la formación morada se acusó ayer a Sánchez de situarse «fuera de la ley, apoyando este plan ilegal de Trump y Netanyahu», criticando que su apoyo a Palestina es solo «postureo». Por su parte, desde el Ministerio de Consumo, en manos de Sumar, tratan de exhibir cierta proactividad y se investigará a las empresas con actividad en España que ofrezcan servicios en los territorios palestinos ocupados.
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