«Hemos venido los jubilados»
Los autocares llegados del interior de Cataluña están aparcados en el paseo de María Cristina, achicando espacios, pero ni así pueden disimular el vacío de la primer mitad de una avenida
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Iniciar sesiónLo peor que le puede pasar a un hijo en Barcelona es encontrarse a un padre saliendo de un burdel y a una madre entrando en una manifestación independentista.
Mi padre descansa en paz, espero, pero mi madre ha llegado puntual esta mañana, con su ... estelada, y un gorro porque hace frío, a la demostración contra la cumbre francesa. «Hemos venido los jubilados», me ha dicho. Los autocares llegados del interior de Cataluña están aparcados en el paseo de María Cristina, achicando espacios, pero ni así pueden disimular el vacío de la primer mitad de una avenida que otras concentraciones independentistas habían llenado, y también España cuando celebró en este espacio la consecución del Mundial de de 2010.
El independentismo quería demostrar que aún tiene fuerza pero está demostrado que sobre todo tiene tara. Insólito desfile de estropeados, de fanáticos, de personas que no sólo no tienen nada que hacer sino que muchos no tienen a nadie con quien hablar y el de esta mañana está siendo su acto social más importante desde la anterior Diada y hasta la próxima. Más importante y más elegante, porque lucen sus mejores galas: todo lo amarillo de su armario, todas las chapas alusivas a la causa, y por supuesto la estelada a manera de capa. Algunos han juntado dos palos para que se vea la bandera sobre el tumulto. Hay unas liturgias aprendidas. Pero se palpa en el ambiente que la esperanza ha dejado paso al cansancio, «la revolución de las sonrisas» a una irritación de personas de trayecto agotado que le cargan a España todo lo que en la vida les ha ido mal.
El gran enemigo no es Macron ni Pedro Sánchez. Tanto en los griteríos como en las pancartas, el gran insultado es Junqueras, que se ve obligado a abandonar la manifestación, exactamente lo mismo que le pasó a José Montilla el último año de su presidencia, en la manifestación de apoyo al Estatut tras la sentencia del Tribunal Constitucional.
La fría mañana transcurre sin incidentes remarcable. Serán mucho más graves los problemas que estos manifestantes descubran en su próxima revisión médica que los que la importancia que ellos mismos le dan a esta cumbre de la que no saben nada, y sólo han venido a protestar para que quede claro que, en contra de lo que dijo el ministro Bolaños, el proceso no se acabado.
El proceso acabó en puridad el día que todo el mundo fue a trabajar tras la aplicación del artículo 155. Pero es verdad que el independentismo como ideología política no está acabado, ni siquiera tan estropeado como esta pobre gente que si no fuera porque los conozco, y algunos son mi madre, lo más lógico sería pensar que son figurantes baratos, de bocadillo y Fanta.
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