La ruptura con el PSOE ahonda la brecha entre Junts y ERC
El independentismo aumenta sus ataques cruzados al abandonar la derecha separatista el bloque de legislatura
Junts no revisará su relación con el PSOE pero le salva en las nucleares
Madrid
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Iniciar sesiónLa relación entre los dos principales partidos del independentismo catalán no pasa por su momento más boyante. No es ningún secreto. Pero la ruptura de Junts con el Gobierno de PSOE y Sumar ha desenterrado viejas rencillas y ha hecho que los ataques entre ... ERC y la derecha separatista se recrudezcan. Después de compartir tique electoral y Ejecutivo autonómico durante años, ambas formaciones chocaron por la forma de encarar el fracaso del 'procés' hasta que su enfrentamiento soterrado cristalizó en 2022, cuando los neoconvergentes abandonaron el Govern que compartían entonces con Pere Aragonès. La legislatura pasada, la postura de máximos de Junts y la voluntad pactista de ERC, con Carles Puigdemont prófugo y Oriol Junqueras indultado, confluían como agua y aceite. Mal.
Aunque la desconfianza mutua entre los dos antiguos socios no desapareció en ningún momento, desde que Junts pasó a formar parte del bloque de apoyo al Gobierno –a cambio de la ley de amnistía de la que Pedro Sánchez renegaba hasta el final de la campaña electoral del 23-J–, es cierto que el hecho de que tanto la izquierda como la derecha separatistas formasen parte de la misma entente, por más que los neoconvergentes renegasen de ello, diluía sus diferencias en mera retórica.
Ahora, consumado el divorcio del prófugo Carles Puigdemont con el presidente Sánchez, ERC y Junts han vuelto por sus fueros. Y como sucedía la legislatura pasada, con un tinte irremediablemente preelectoral, se lanzan al vuelo indirectas, pullas y dardos poco disimulados. Sus dos principales exponentes, al menos en el Congreso, son sus portavoces, Gabriel Rufián y Míriam Nogueras. Personajes antagonistas, ambos reivindican con el reproche al vecino su estrategia a la hora de encajar sus relaciones con el Gobierno de España. En una legislatura donde Junts sigue pendiente de si por fin puede regresar Puigdemont a Cataluña, las discrepancias ideológicas entre los otrora aliados han aflorado y abren aún más la brecha entre ellos: inmigración, vivienda, política fiscal... derecha o izquierda.
En la comparecencia de Sánchez del miércoles, cuando acudió al Congreso a explicar las últimas cumbres internacionales, los casos de corrupción en su partido, la situación de los servicios públicos y la viabilidad de la legislatura tras el portazo que le propinó Junts, se coló otra 'minicomparecencia'. Una que versaba sobre los partidos catalanes independentistas y su idea de cómo es mejor afrontar su interlocución con el PSOE. Nogueras, en un discurso durísimo contra el presidente, a quien llamó directamente «cínico» e «hipócrita», lució argumentario: «Solo se mueven [los miembros el Gobierno] cuando les apretamos, pero la relación con Junts se ha acabado». Su partido, hasta hace un par de años, cargaba las tintas contra ERC por pactar a cambio de «nada» y el miércoles se deshizo en un rosario de «incumplimientos» del PSOE.
Uno 'aprieta', otro 'obliga'
Ese 'solo se mueven cuando...', inevitablemente, recordó un mantra que repetía Rufián cuando su formación necesitaba justificar sus acuerdos con un Gobierno al que Junts, todavía, daba la espalda. «El PSOE no hace, se le obliga a hacer», decía el portavoz republicano. El miércoles, en la comparecencia de Sánchez, él y Nogueras se despacharon a gusto. «Les exijo una disculpa pública a ERC. Este grupo durante seis años se ha dejado la piel por este país mientras ustedes estaban haciendo tuits. De 'Puigdemont a prisión' a 'Puigdemont quizá vota la moción. ¡Qué vergüenza!», interpeló Rufián a la bancada de Junts, en la única parte de su discurso que pronunció en catalán. «Creía que el turno del portavoz del PSOE que no habla de Cataluña era el último. No recordaba que iba delante del nuestro», repuso Nogueras, cortante.
Junts entiende que el Gobierno ha incumplido su acuerdo de investidura y por eso, con la excepción de un puñado de leyes que ya estaban pactadas, anunció su voto en contra de todas las iniciativas que el Ejecutivo vaya llevando al Congreso. Una posición que, de ser así, bloquearía la agenda legislativa de PSOE y Sumar si el PP y Vox, como se presupone en la inmensa mayoría de casos, se oponen a ella. Desde hace año y medio, Rufián augura que en algún momento Junts completará su giro y terminará incluso apoyando una moción de censura que haga presidente del Gobierno a Alberto Núñez Feijóo. De momento, solo Vox anima a presentar esa medida excepcional contra Sánchez.
«Lo único que les puedo decir es que aquellos que duden de que Junts se quiere cargar esto desconocen que para Junts Cataluña no es su patria; es su negocio (...). Quizá con esa gente no compartan bandera, pero comparten intereses y amos», clamó Rufián el miércoles, señalando a las bancadas de PP y Vox. El republicano, retóricamente, se preguntó si las veinticinco leyes que Junts «se cargará» junto a PP y Vox no afectan acaso a los catalanes, y citó las de familias, salud, consumo, alcoholismo, personas con discapacidad, emergencia climática, libertad de expresión... «Dejen de hacer mal a mi país, a mi gente y dejen de vender mercancía tóxica y nociva», sentenció, para toparse de nuevo con la réplica de Nogueras: «La política útil no es hacer seguidismo al PSOE a cambio de nada y de que no cumpla los acuerdos».
ERC es partidario de favorecer la gobernabilidad siempre que consiga concesiones a Cataluña hasta que se llegue a un escenario en el que sea posible pactar un referéndum de independencia. Algo que no está amparado por la Constitución y que el PSOE sigue marcando como línea roja. Pero Junts se ha cansado de esperar a sus 'carpetas' y ha pasado al 'no a todo'. Eso era al menos lo que se suponía, porque el jueves su abstención en una enmienda aprobada por el PP en el Senado fue clave para que el Gobierno salvase su calendario de cierre de las centrales nucleares. Es cierto, como justificó después Nogueras, que no han cambiado de posición –también se abstuvieron en la Cámara Alta–, pero sorprendió que después de haber alzado tanto el tono contra el Ejecutivo, en la primera votación importante en el Congreso actuasen de flotador de última hora. La víspera, Nogueras afirmó que Junts, a diferencia de «otros», no se ha dejado «atrapar en la telaraña española». Rufián, veinticuatro horas después, se cobró la venganza: «Algunos se empeñan en hacer el ridículo».
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