El Milagro de 'Santi' Cerdán: «No ha podido ser él. Es todo un montaje»

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Mariano Alonso

Milagro es el pueblo natal de Santos al que todos conocen como Santi. Entramos en una localidad de 3.600 habitantes (un tercio son inmigrantes, la mayor parte marroquíes) de la Ribera de Navarra, envuelta por campos de maíz groseramente verde y naves de empresas conserveras. Algunas de las grandes industrias, como Florette, tienen allí sus instalaciones. En uno de esos edificios comenzó a trabajar Santos Cerdán, hijo de la que apodaban la Molinera. Era técnico eléctrico. Estos orígenes laborales tan humildes los arrastraría como una carga toda su vida y merecerían el despectivo mote de El Carretillero de Bonduelle que le pusieron en el grupo de Aldama.

«Es una persona sencilla y amable, no me creo que haya hecho esto. Lo conozco de toda la vida y es imposible. Se lo han inventado todo. Estoy segura». La teoría de la conspiración prendió pronto en el pueblo como una válvula de escape a la parte alícuota de la vergüenza del vecino, del semejante. La vecina que la enuncia, enrocada en la inocencia que se le presume a Cerdán a la espera de juicio, viene del mismo pueblo de Sevilla que Francisca Muñoz, la mujer del político a la que en el pueblo apodan 'La Andaluza' por sus orígenes.

En los informes de la trama, rebosan las mujeres de pago y los «Carlota se enrolla que te cagas», pero la espina dorsal de la familia es Paqui. La que le llevó ropa a su Santi a Soto del Real y salió del taxi llorando y enfadada en aquellas imágenes en las que pedía a los reporteros que fueran a casa de Ayuso. La otra mujer que aparecía en el vídeo y recriminaba a la prensa no tener «corazón» era Belén Cerdán, la hermana de Santos, concejal en Milagro y ex presidenta de la Mancomunidad de la que tuvo que dimitir. Juntos pasaban tiempo en Milagro, salían con la cuadrilla, organizaban fiestas en casa (en Milagro ya no hay Casa del Pueblo), vivían la fiesta de la Cereza, San Blas y las fiestas grandes a finales de agosto, además de Nochebuena y Nochevieja.

En el pueblo muchos creen que la familia se ha refugiado en el adosado de los calores de la prensa de Madrid, pero son leyendas urbanas: allí no hay nadie.

Cada año, Milagro celebra su fiesta de la Cereza, el producto más conocido del pueblo junto al ex secretario de Organización del PSOE. Hay murales de cerezas, estatuas de cerezas, tiendas de cerezas y un día de la cereza en el que se celebra un pregón y las autoridades celebran un paseíllo en el que Cerdán suele ir en primera fila. Alguien que se dedica a la política local recuerda que este año iba más cabizbajo, en segunda fila y rodeado de escoltas. Cuatro días después, se conocería el informe policial en el que su vida saltó por los aires. Desde entonces, en petit comité se comenta de todo, pero de puertas hacia afuera y ante la prensa, la gente prefiere no pronunciarse: «No quiero salir. No puedo decir nada: conozco mucho a su madre». Una cierta 'omertà' piadosa, casi temerosa de dañar a la familia, y el miedo a meter la pata antes de que se confirme su culpabilidad se entrelaza con una incredulidad que se desmorona a cada día, a cada indicio y a cada audio.

«Hay que esperar a la Justicia. Debemos confiar, pero los audios que se escuchan pesan mucho»

José Ignacio Irisarri

Vecino de Santos Cerdán

¿Cómo era posible que todo eso hubiera sucedido? Era la pregunta que se hacen vecinos como José Ignacio Irisarri, instalado en ese asombro ante el delincuente que siempre saludaba. Vive en la puerta de enfrente. «Hay que esperar a la justicia. Debemos confiar, pero los audios que se escuchan pesan mucho», explica. Considera a Cerdán un hombre discreto, de cuya labor como concejal en el Ayuntamiento no sabía nada. Pese a haberse presentado dos veces, no estamos ante un político carismático. «No se reunía con la gente, no conocía a todo el mundo, ni se paraba por la calle, no hacía una oposición peleona», recuerda una compañera de la política local.

El pueblo se mueve con mucha cautela

«No hacía una oposición muy peleona», recuerda sobre Santos una compañera de la política local

En imagen, la casa de la familia Cerdán, cerrada a cal y canto

Su labor, como la presunta trama, era invisible, la propia del fontanero, y fue creciendo una red de poder que llegó a controlar el partido entero y a ser el hombre más poderoso del PSOE. Entre medias, intervino su apoyo a Sánchez en el célebre 'tour del Peugeot' en el que Santi, Ábalos y Koldo escoltaron al presidente en la reconquista de su partido. Cerdán era secretario de Organización del PSN y uña y carne con la presidenta María Chivite, con Ábalos (entonces su superior), con Koldo García Izaguirre y también con Ramón Alzórriz, número dos de los socialistas navarros recién dimitido tras conocerse que su novia trabajaba en Servinabar, la presunta empresa de Cerdán y de Antxón Alonso.

En Milagro, al sur del pueblo, el río Aragón va a dar al Ebro. Son aguas anchas y verdes, abundantes, casi amazónicas. Por algo reza el dicho navarro que «el Arga, Ega y Aragón hacen al Ebro varón». En estas riberas se planteó en 2006 una ciudad de vacaciones con 1.300 viviendas. Gobernaba UPN y en la oposición estaba el PSOE de Santos Cerdán. Bildu, con el que muñiría los pactos Cerdán, no tiene representación en Milagro. Santos se mostró tan en contra del proyecto que incluso planteó una denuncia ante la Guardia Civil.

Pero la empresa que lo promovía era la Servinabar del célebre Antxón Alonso que conoció entonces al político navarro y debió ser tan convincente que el PSN pasó de oponerse a apoyar ciegamente la iniciativa. Aquel proyecto a orillas del Aragón fue el comienzo de una bonita amistad de dos décadas y un informe de la UCO de 490 páginas.