Marga Prohens: la traductora que aterrizó en política por 'hobby'

Cuando acabó los estudios, volvió al pueblo. Desubicada y sin trabajo, envió currículos mientras mataba las horas muertas. «Un día me propusieron que colaborase con un grupo de jóvenes y me gustó». Así entró en Nuevas Generaciones y de ahí su carrera política ha sido meteórica dentro del PP: diputada en el Parlamento balear y portavoz adjunta en el Gobierno de José Ramón Bauzá (2011-2015), en la oposición hasta 2019 y finalmente diputada en el Congreso. En mayo renunció al escaño para volcarse en su campaña, donde recibió ataques personales, incluso hacia su hija. Tras el 28-M, trajo «el cambio» que prometía y destronó a la socialista Francina Armengol. La campanera será investida este jueves presidenta de Baleares.

Y eso que Prohens empezó en política como un «hobby», organizando eventos por los pueblos de Mallorca. Trabajó en un despacho de abogados como traductora, después como gestora de proyectos europeos en el Ayuntamiento de Palma y más tarde como responsable del área de emprendedores del consistorio. En 2011 salió elegida diputada y fue nombrada portavoz adjunta del PP: su trampolín al Consolat de la Mar.

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En la convulsa legislatura de José Ramón Bauzá aprendió a sortear escraches cuando las 'camisetas verdes' protestaban por la implantación del trilingüismo. Defendió que la «lengua no se impone» y que «hablar tres o más no significa renunciar a tu propia lengua ni quererla menos».

Pasó a la oposición en 2015 en el Parlament y luego se fue al Congreso como portavoz adjunta de Igualdad y Violencia de Género. Trituró a la ministra Irene Montero sacándole las vergüenzas de la ley del 'sí es sí' o reprochándole su silencio con el escándalo de las menores tuteladas de Mallorca abusadas. «Callan y se ríen de las víctimas», dijo el azote del feminismo, que viajaba de lunes a jueves a Madrid con «un poquito de culpa» por dejar a su hijo con unas décimas de fiebre o sin función de piano. De su etapa en Igualdad se lleva a dos amigas socialistas, Laura y Beatriz.

En política sufrió discriminación por ser joven, no por mujer. «¿Tú qué dices, niña?», le preguntaban. «De niña nada, represento al partido mayoritario», calló alguna que otra vez la joven Prohens, que no se permitía fallos porque sabía que no iban a perdonárselos. Divorciada y con un hijo, rehizo su vida con otro compañero de filas, Xavi Bonet. Con una foto mirando la ecografía anunció su embarazo de Blanca en plena pandemia. La niña nació el 12 de mayo del año pasado: «3,600 kg de felicidad absoluta», celebró. En diciembre se casó con Bonet en una boda íntima a la que asistió la portavoz nacional del PP, Cuca Gamarra. Ahora trabajarán cada uno por separado. Ella en el Gobierno balear y él en el Ayuntamiento de Palma.

Centrista, moderada, liberal y muy pegada a su tierra, le tocó reflotar un PP balear que en 2019 sacó los peores resultados de su historia. Construyó un partido de varias sensibilidades – «desde las más 'istas' y las menos 'istas'»– e hizo más de 300 reuniones con todos los sectores para elaborar su programa.

De su amigo Pablo Casado no volvió a saber nada. La última vez que habló con él fue por el nacimiento de Blanca. La política es así: Marga pasó de estar orgullosa de ser de la 'generación Casado' a celebrar su cumpleaños en plena campaña con su actual líder, Feijoó. Los que la conocen dicen que 'Margarita' es «la demostración tangible de que puede hacer lo que se proponga», basta que crea en ello. «Mujer valiente, de empuje admirable, fuerte, con capacidad de lucha increíble, trabajadora incansable y decidida», la describió una amiga 'campanera' (de su pueblo) en boca de su portavoz Sebastià Sagreras en el primer y fallido pleno de investidura este martes.

Marga dejó unas lágrimas de emoción para la hemeroteca. Le gusta trabajar bajo presión y su memoria prodigiosa le permite dar discursos de una hora sin mirar un papel, aunque sigue puliendo su exagerada gesticulación y durmiendo con boli y papel al lado por si se le ocurre una idea 'last minute'. Hoy será elegida presidenta de Baleares por minoría simple y las cámaras la enfocarán. Marga se acordará de las charlas con su madre cuando le enseñaba de pequeña que «cuanta mayor libertad, mayor responsabilidad». «No fue periodista, pero siempre está rodeada de periodistas», repetirá orgullosa su abuela, que tan desencaminada no iba.