Rastreo caligráfico y vigilancia las 24 horas: así funciona la patrulla que persigue a los grafiteros
El nuevo SEPROPUR cuenta con 39 policías municipales de la comisaría de Medio Ambiente que peinan las calles a la caza de vándalos
Es la primera gran novedad del segundo mandato de Almeida, que ya incrementó las multas a los grafiteros
Dos agentes del SEPROPUR trabajan en la identificación de grafitis y sus autores
En la plaza del Dos de Mayo, en pleno corazón de la capital, hasta las farolas y los árboles están cubiertos de grafitis. Los soportales de la icónica Plaza Mayor y los bajos del Arco de la Victoria en Moncloa también están manchados. Hay muchos sitios en Madrid plagados de pintadas ... : plazas enteras, mercados, monumentos, fachadas antiguas... La moda del 'spray' se disparó en la década de los ochenta, con la expansión del 'hip hop' y de la cultura callejera, y hoy marca los 21 distritos de la urbe. Algunos son murales creativos y clandestinos, otros son simplemente muros pintarrajeados. La opinión de José Luis Martínez-Almeida: «No es una muestra de arte, sino una muestra de insolidaridad y de incivismo». Hace tiempo que el alcalde puso a los grafiteros en la diana y, este viernes, presentó la primera gran medida de su segundo mandato, la única patrulla antigrafitis de España.
En una sala de la Jefatura de la Policía Municipal, un edificio dentro de las instalaciones de Casa de Campo, Almeida se reunió con los tres mandos de la nuevaSección de Protección del Patrimonio Urbano (SEPROPUR). Son 39 policías municipales que trabajan las 24 horas, los siete días de la semana -una docena de agentes por cada turno de mañana, tarde y noche-, para cazar a los grafiteros. Empezaron hace diez días. Todos sus efectivos proceden de otros departamentos de la Comisaría de Medio Ambiente y Patrimonio, que nació en 1988 con ese bum del 'spray', y la sección depende del equipo de la Policía Judicial.
La principal misión de la patrulla antigrafitis consiste en dibujar mapas de riesgo, localizar a los autores y gestionar el papeleo judicial en caso de demanda para restituir los daños causados. «Un grafiti puede ser un tema administrativo o un tema penal, en cualquiera de los casos, es importante asegurar las pruebas para que luego el instructor de ese expediente, tanto administrativo como si llegamos a un juzgado, pueda imputar a una persona una serie de hechos con las garantías procesales convenientes», explica la jefa de la Comisaría de Medio Ambiente y Urbanismo durante los últimos tres años, María Luisa Robles.
En esta primera semana, la patrulla ya ha delimitado algunas «zonas sensibles» de la ciudad: las calles del distrito Centro e infraestructuras como el Nudo Norte, la M-30 y la M-40. Cuanto más visible el lienzo, mejor. «Es una gravísima irresponsabilidad», señaló este viernes Almeida, «se está poniendo en peligro la vida de aquellos que ejecutan los grafitis, como aquellos que circulan». Las circunvalaciones son los marcos de mayor riesgo, pero las pintadas están por todas partes. «Hay de todo tipo y en todas las zonas; sobre todo, en zonas de ocio y muy visibles», corrobora la comisaria Robles.
La jefa de la Comisaría de Medio Ambiente y Urbanismo de la Policía Municipal, María Luisa Robles
Igual que no son solo puntos rojos repartidos por el mapa madrileño, tampoco existe un perfil tipo de grafitero. «Lo que les define es la pertenencia a un grupo. En sus inicios, cuando apareció en los sesenta y con el auge en los ochenta, estuvo muy unido al 'hip hop', a los movimientos reivindicativos. La indumentaria suele ser similar, pero hay de todo. Hay personas jóvenes y personas más mayores», señala Robles, antes de posar con su uniforme delante de dos coches policiales anchos e impolutos.
Ya sea a plena luz del día o entre las sombras de la noche, la patrulla puede toparse con dos situaciones en su cacería. La primera, pillar al autor 'in fraganti'. Si está vandalizando la persiana metálica de un comercio, la multa es de 1.000 euros. Si se trata de un murete o una puerta, 600 euros. Si el 'spray' ha manchado un edificio emblemático, son 2.000 euros (en caso de que la pintada cubra menos de un palmo) o 3.000 euros (si es más grande). En diciembre de 2019, en su primer año de gobierno, Almeida duplicó e incluso triplicó las sanciones.
La huella del grafitero
Sin embargo, el grafitero puede escapar. Y ahí comienza la labor de investigación del SEPROPUR. El primer paso es sacar fotografías de los coloridos trazos y emplear los servicios policiales de grafología para identificar al autor, sobre todo, cuando ha vandalizado patrimonio histórico de Madrid. «En caso de duda de firmas similares mediante pericias caligráficas podemos imputar a una misma persona, de la que tenemos certeza de que esa es su firma, el resto de las que ha ido plasmando en el espacio público», especifica Robles. El propio sello del grafitero, su identidad callejera, es una pista a seguir.
Estos 39 policías acaparan además toda la burocracia. La sección es una oficina municipal del grafiti. Centralizarán la tramitación de todos los atestados y la recepción de las denuncias administrativas que se registren en las diferentes comisarías en una sola base de datos. Colaborarán con el Área Delegada de Limpieza -depende del Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del consistorio- para restituir los bienes dañados y elaborar el mapa de zonas calientes. También con la Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo para «desarrollar procedimientos y actuaciones ágiles y efectivas».
Una esquina grafiteada que da a la céntrica plaza del Dos de Mayo
La patrulla antigrafitis es una de las tareas urgentes que encomendó Almeida a sus concejales después de revalidar el cargo, el pasado mes de junio. En concreto, a su mano derecha, la vicealcaldesa, delegada de Seguridad y Emergencias y portavoz municipal, Inmaculada Sanz, que ha tardado poco menos de cinco meses en poner en marcha esta nueva unidad. Es el refuerzo policial de las patrullas antigrafitis del Servicio Público de Limpieza Urgente (SELUR), una docena de equipos que empezaron a asear la capital en septiembre del año pasado.
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En lo que va de año, el Ayuntamiento de Madrid ha borrado 561.500 metros cuadrados de pinturas vandálicas, un 74,4% más que en 2022. También ha incoado 278 procedimientos administrativos. Hasta septiembre, la Policía Municipal ha efectuado 414 actuaciones por daños al patrimonio y ha detenido o investigado a 23 personas. La cruzada antigrafitis continúa.