Grafitis, natalidad y 'adornar' la M-30: los nuevos retos de Almeida para el curso político

Las tareas pendientes, las más urgentes de un programa electoral con 300 puntos, son las mismas que encomendó Almeida a sus ediles a mediados de junio, con el PP encumbrado en su mayoría absoluta, durante la primera Junta del Gobierno del mandato. Abarcan distintas concejalías: el cubrimiento del norte del paseo de la Castellana, por ejemplo, depende del Área de Obras y Equipamientos, mientras que el futuro plan para fomentar la natalidad recala en Políticas Sociales, Familias e Igualdad. Aquí, el recopilatorio.

Fue el primer encargo de Almeida a su segunda al mando, la vicealcaldesa, portavoz municipal y responsable de Seguridad y Emergencias, Inmaculada Sanz. El regidor ya hizo un esfuerzo en materia de limpieza para sanear las paredes de la ciudad: una docena de equipos específicos detectan y revisan los muros grafiteados. Estas patrullas de operarios están incluidas en los contratos del Servicio de Limpieza Urgente del Ayuntamiento de Madrid (Selur) que entraron en vigor en verano de 2022. Las nuevas, sin embargo, serán policiales.

El equipo de gobierno aún no ha informado de los detalles de estos grupos, más allá de que formarán una unidad dentro de la Policía Municipal destinada a cazar este tipo de vandalismo. De hecho, Almeida también endureció las multas en el anterior mandato, elevando la sanción mínima a los infractores de 600 a 3.000 euros.

Es una de las medidas que, previsiblemente, dará sus primeros pasos en las próximas semanas, cuando el equipo de gobierno convoque una comisión interáreas, según ha avanzado Madridiario, para abordar una meta tan ambiciosa como dar un empujón a la natalidad madrileña. El responsable del Área de Políticas Sociales, Familias e Igualdad, José Fernández (el anterior concejal presidente de Centro), es el máximo responsable de llevar a buen puerto este nuevo Plan de Fomento de la Natalidad. Una hoja de ruta «esencial», en palabras de Almeida, para «garantizar el mejor futuro de toda la sociedad».

La vivienda es el desafío por excelencia de la capital, una gran ciudad incapaz de desinflar los precios del alquiler y donde muchos jóvenes se emancipan en la treintena. Almeida ha querido darle una dimensión especial en su segundo mandato y ha creado un área específica de Vivienda; en la anterior legislatura, el departamento tenía rango de área delegada, un apéndice dentro de la concejalía de Urbanismo. El nuevo delegado, Álvaro González, ha asumido el reto de construir 12.000 viviendas protegidas en los próximos cuatro años.

El objetivo del alcalde es convertir Madrid en «la primera ciudad europea en vivienda asequible», sin aplicar la Ley de Vivienda Estatal ni las «recetas fracasadas de la izquierda». La receta del PP se basa en la colaboración público-privada y en explotar la mayor bolsa residencial de la ciudad, los desarrollos del sureste. El ayuntamiento ha cedido además este verano siete nuevas parcelas en derecho de superficie para levantar viviendas «a precio limitado y especialmente dirigidas a los jóvenes». En estos momentos, el consistorio está construyendo 2.500 viviendas en régimen asequible.

No hay mandato sin grandes obras. Después de reordenar la Puerta del Sol, con una inversión de 10,7 millones de euros, Almeida pretende reformar otros dos lugares icónicos de Madrid: el norte del paseo de la Castellana y el tramo de la M-30 que discurre al costado de la plaza de Las Ventas. La misión de la delegada de Obras y Equipamientos, Paloma García Romero, es redactar lo antes posible sendos anteproyectos.

El primero, el soterramiento de un pedazo de la Castellana, pertenecerá a la futura 'city' de Madrid Nuevo Norte; se trata de un proyecto dentro de un macroproyecto de regeneración urbana y costará unos 130 millones de euros. Estos trabajos transformarán el extremo norte de la arteria madrileña en un bulevar ajardinado a los pies de las Cinco Torres, una plataforma de un kilómetro y medio de largo y 60.000 metros cuadrados de superficie. Bajo tierra discurrirán los ocho carriles de tráfico.

La segunda infraestructura que planea el Gobierno municipal es una plataforma futurista sobre un tramo de 300 metros de la M-30. El objetivo es coser la brecha de asfalto entre los barrios de Ventas y Fuente del Berro, en los distritos de Ciudad Lineal y Salamanca, respectivamente, con 20.000 metros cuadrados de verde: espacio público, zonas ajardinadas, de juego y de ejercicio. El PP pretende tender este tipo de puentes en otras zonas de la ciudad, para unir distritos divididos como Moratalaz, Puente de Vallecas y Retiro.

En la agenda urgente también hay medidas a largo plazo, tanto, que pueden requerir más de cuatro años de trabajo. Y eso es lo que requiere revisar al completo el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid, el texto de 1997 que regula el urbanismo de la ciudad y que el equipo de gobierno considera obsoleto. En el anterior mandato, el Área de Desarrollo Urbano (ahora rebautizada como Urbanismo) estaba en manos de Ciudadanos y Mariano Fuentes fue el encargado de abordar una primera modificación asequible. El resultado, la actualización de las normas urbanísticas, no pudo aprobarse antes de que abandonara Cibeles por la negativa de Vox, que en el último momento se opuso a la iniciativa.

Esa ha sido precisamente la primera medida efectiva del segundo mandato de Almeida: tras medio año de bloqueo, el PP desatascó el documento de 1.700 folios gracias a su mayoría absoluta. Estas nuevas normas urbanísticas adaptan ciertas directrices de 1997 y permiten, entre otras cosas, balcones más amplios y conceptos modernos como 'cohousing' y 'coliving'. También regulan las cocinas fantasma e incluyen el 'factor verde', una mayor edificabilidad en función de elementos sostenibles como trasteros o placas solares.

A partir de ahí, el siguiente paso es remozar todo el plan urbanístico. Almeida ha instaurado una dirección general específica para tal fin que depende, en última instancia, de su alfil y delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante.

Almeida está libre de ataduras políticas, sin socios de gobierno ni necesidad de conseguir el apoyo de Vox, que ha complicado las anteriores negociaciones de los presupuestos. Por fin, el alcalde puede cumplir su prometida rebaja fiscal, cuya confección corresponde al Área de Economía, Innovación y Hacienda, con Engracia Hidalgo al frente, ya enfrascada en la elaboración de las cuentas para 2024. El recorte será progresivo y afectará al IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles), actualmente en el 0,456%, que se reducirá al mínimo legal, el 0,4%, y al ICIO (Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras), con una caída del 4% hasta el 3% en 2027.

Otoño se presenta al equipo del PP como un paseo a través de un valle de flores. La mayoría absoluta (29 concejales electos el pasado mayo) es un comodín indiscutible para aprobar cualquier medida. No obstante, una actividad ejecutiva sin trabas no elimina los vaivenes políticos del mandato.

Aunque Almeida no tenga que mantener una buena relación con Vox, el apoyo de su socio ideológico es importante. Más aún cuando el alcalde siempre ha querido mostrar un talante de consenso en Cibeles. Y enfrente tiene a la izquierda (Más Madrid y PSOE) que, tras perder 150.000 votos en las urnas, peleará por una oposición fuerte para poner contra las cuerdas al PP. Tras volver de vacaciones, Almeida ha dejado claras sus intenciones: «El principal reto es seguir demostrando que hay una forma de hacer política distinta de la del Gobierno de Pedro Sánchez».