Las navidades en que Madrid vivió 13 horas al día de restricciones en el suministro de agua
HISTORIAS CAPITALES
A comienzos de diciembre de 1964, sólo quedaban reservas hasta el 17 de enero
El final bajo la piqueta de la 'pequeña Alhambra' madrileña
Diciembre empezó con mal pie para Madrid en el año 1964: la «pertinaz sequía», como decían entonces las autoridades, hizo mella en la ciudad, que comenzó a sufrir cortes de agua. De las 5 de la tarde a las 6.30 de la mañana ... para los usuarios que recibían el suministro del Canal de Isabel II; de 10 de la noche a 6.30 de la mañana para los que se surtían del embalse de Santillana.
Las reservas de agua descendían a medida que pasaban los días, y la lluvia seguía sin caer. Las cosas por esas fechas eran diferentes, y algo más complicadas; de ahí que el tema se viera en consejo de ministros, y después se concretara en una reunión «de las autoridades civiles y militarse y Canal de Isabel II e Hidráulica de Santularia», señalaba la prensa de la época.
En ese encuentro, se vieron los consumos de los madrileños, y las reservas de los embalses, que eran de 32 millones de metros cúbicos en los del Canal, y de 12 millones en el de Santillana. Con esas cantidades, señalaban, sólo había agua hasta el 17 de enero: apenas para un mes y medio.
Ante tal escenario catastrófico, la decisión se adoptó por unanimidad: establecer restricciones para poder garantizar el suministro, en caso de que no lloviera, al menos hasta el 3 de marzo.
Dicho y hecho: a partir del 4 de diciembre, viernes, el suministro de agua no comenzaría hasta las 6.30 de la mañana, aún sin luz en el cielo, pero ya con muchos madrileños levantándose de la cama para acudir a sus trabajos. Y a partir de las cinco de la tarde, los grifos se cerraban y no salía de ellos ni una gota.
Esto, para los clientes del Canal; los dirigentes de Hidráulica de Santillana, aunque tenían reservas suficientes, hicieron un ejercicio de solidaridad y recortaron también su servicio durante la noche, para ceder así parte de sus existencias a la red del Canal.
Las restricciones sólo se levantaron el 24, 25 y 31 de diciembre, y el 1 de enero, cuando se suministró agua durante las 24 horas
Así fue todo diciembre en Madrid, aunque las autoridades decidieron hacer excepciones en los días más señalados de las fiestas navideñas: el 24, 25 y 31 de diciembre, y el 1 de enero, se suministró agua durante las 24 horas del día, sin interrupción alguna.
Acompañando a esta medida, se pusieron en marcha otras: quedó prohibido el riego de jardines y parques, el lavado de calles y el uso de agua para refrigeración, salvo que se efectuara por un circuito cerrado. Se vigilaba que no hubiera excesos de consumo, y se exhortaba a los vecinos a que evitaran fugas o un mal uso del agua. Como es habitual, el tema se convirtió en centro de las conversaciones en la capital, y en todas las casas, las amas de casa se afanaban en llenar barreños y bañeras para contar con agua en las horas en que se encontraba cerrado el suministro.
De hecho, relatan las crónicas que el primer día de aplicación de las restricciones, «los aparatos registradores de consumo de agua señalaron, en el depósito de la Plaza de Castilla, un aumento considerable», marcando cantidades muy por encima de lo normal.
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Los cortes se prolongaron durante bastante tiempo: concretamente, hasta el 3 de febrero de 1965, dos meses después de iniciarse las medidas. Las restricciones, y las lluvias caídas en las cuencas que alimentan los ríos Lozoya, Jarama y Manzanares, permitieron levantar totalmente las medidas porque «los recursos embalsados permiten garantizar el suministro sin cortes hasta finales de octubre».
No faltó quien aprovechó el asunto para hacerse publicidad, de la buena: la empresa FAEMA, S. A. incluyó anuncios en prensa en las que recordaba a sus clientes que tuvieran «máquinas para crema de café» que «pese a las restricciones en el suministro de agua, las máquinas pueden continuar su perfecto funcionamiento».
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