El tren especial que partió desde Madrid con los restos de Azorín

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Juan Pedro Quiñonero

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Y es que hubo un gran escritor, periodista y pensador español, cuyos restos viajaron en un tren especial que salió de Madrid, despedido por dos alcaldes, para recalar en su pueblo natal y descansar allí por toda la eternidad. Esta es la historia que cuenta ese viaje y retrata a los protagonistas de aquel acontecimiento.

El escritor era José Martínez Ruiz, Azorín, nacido en Monóvar (Alicante) en 1873, y dejó su pueblo en dirección a Madrid a los 23 años, donde forjó su carrera, como diputado del partido de Antonio Maura, y como escritor y periodista en numerosos medios, entre ellos ABC. Aquí echó raíces y formó una familia, y aquí murió, en su casa de la calle Zorrilla número 21, el 2 de marzo de 1967. Fue enterrado en el Cementerio de San Isidro, y siete años después, se le unió su esposa, Julia Guinda.

Con el transcurrir del tiempo, hubo muchas peticiones desde su Alicante natal para que Azorín volviera a casa. Unas gestiones que duraron dos años y terminaron dando fruto, y así fue como el 8 de junio de 1990, se llevó a cabo la exhumación de los restos mortales del escritor.

Tuvo mucho que ver en este traslado el empeño que puso el por entonces regidor de Monóvar, Luis Fernando Pérez Pico, y la buena relación que mantuvo con el alcalde madrileño, Agustín Rodríguez Sahagún.

Una vez exhumados los restos de Azorín y los de su esposa, llegó el momento de trasladarlos –en un único féretro– hasta Monóvar para que reposaran allí en el mausoleo familiar, diseñado por el escultor Vicente Ferrero. Se decidió hacerlo en un tren especial, y los gastos fueron sufragados por distintas administraciones, entre ellas el Ayuntamiento de la capital, que colaboró así con la causa y echó una mano al Consistorio monovero, que según recogen las crónicas de la época, sufría por aquel entonces un fuerte endeudamiento y estaba sujeto a un férreo plan económico que le limitaba este tipo de dispendios.

Azorín había insistido en vida en su deseo de ser enterrado en su pueblo. Y esa última voluntad se cumplió a los 23 años de su muerte. En el acto oficial de exhumación y en la despedida del féretro único que portaba los restos de Azorín y de su esposa –cubierto con la bandera de España– participaron numerosas autoridades del momento, incluido el alcalde madrileño, Agustín Rodríguez Sahagún, y varios miembros de su equipo. El regidor estuvo inspirado en sus palabras de despedida, en las que precisó: «Con el traslado de los restos cumplimos el deseo del escritor y de sus familiares, pero su alma se queda en Madrid, donde vivió y escribió tantos años».

Esa misma tarde salía de la estación de Chamartín el llamado 'tren Azorín', organizado por Renfe como desplazamiento especial para trasladar al escritor y periodista hasta su Monóvar natal. Habían pasado 117 años desde su nacimiento.

En el convoy viajaron también numerosas personalidades: académicos, escritores y familiares de Azorín. Al llegar a la localidad alicantina, el féretro fue llevado a pie hasta la iglesia parroquial de San Juan Bautista y a las doce del mediodía del día siguiente, tras una misa de 'corpore insepulto' que ofició el obispo de Orihuela-Alicante, se procedió a su entierro, esta vez ya definitivo, en el cementerio municipal.