LAPISABIEN
Dale al libro lo que es del libro
A Madrid se viene a ser cantaor, folclórica, actor, escritor o funcionario
Madrid celebra la Noche de los Libros
Movimiento en la noche de los libros
Los libros nos han salvado. Nos salvaron de la soledad, nos salvaron de un mal beso. Nos dio el sol cuando la pandemia, y lo veíamos por el ventanuco, y aun así los libros nos salvaron.
Madrid hizo mucho por el libro, y va ... uno entendiendo que la cuestión es recíproca. Por eso estos días, por eso la Feria del Libro. Una fue para volver a la normalidad; incluso dos. Pero ésta porque se lo debemos al libro.
El libro se celebró, claro. Que es nuestra industria moral. Con todo lo que conlleva; las librerías, las pequeñas, las de todo a mano y de ir, ver, oler, tocar y leer las contraportadas sacaron fuerzas de flaqueza para eso mismo.
Que la literatura fuera protagonista. Niños con padres, adolescentes solos con algo de manga por justificar en el aliño indumentario el género dilecto. Lo dicho antes, pero con un añadido moral.
Todo sometido a la simultaneidad, que ya se ha dicho aquí que Madrid o es simultánea o no será. No lo será jamás. Pero de momento lo es; está la nueva novela de Fernando Benzo con su homenaje 'noir' a lo negro de cuando los 'kinkis' y ahora; y está también otros maestros descubriendo ese otro Madrid de los impacientes en esto de vivir. Los que llueve el Viaducto.
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A Madrid se viene a ser cantaor, folclórica, actor, escritor o funcionario, si bien lo último incluye las actividades anteriores. Pasó el día del libro, y uno en cama, con el Trankimazin en previsión, leyó en el duermevela las memorias más tempranas de Camilo José Cela.
Se llamaba 'La rosa', la que nadie me dejó por San Jorge en el balcón que no tengo.