lapisabien
Prosas del Viaducto
Diego miraba a las estrellas en el Viaducto, pero con la redundancia del experto
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Iniciar sesiónY miré a las estrellas. A las constelaciones que me decía Diego, con su lunar y sus movidas. Y las miré, y hasta a Venus, que no sé si es estrella de mi día, planeta, o algo de eso. Yo venía del Corral de la Morería ... , con los gitanos buenos como los plata, con un baile y una foto de Mohamed Ali que sí, que pisó Madrid. La cuestión es que Diego miraba a las estrellas en el Viaducto, pero con la redundancia del experto.
Hablamos de suicidios (prolijos en mi familia), y en los salientes que dan al arroyo que nace en San Pedro el Viejo, o sea, lo que es la calle de Bailén, no vio uno sesos desparramados. Quizá es que las mamparas, con esa niebla de guarrerías, impide ver el Monte Abantos, la Sierra, y así y de ese modo al suicida que, según mi maestro Manolo Alcántara era un impaciente, se le iban los tientos de muerte por otros aires.
Pero hablo de Diego, que no tiene 'oficio ni beneficio' y 'ramonea' por el Viaducto con delectación y repite con persistencia salmódica algo del «equilibrio, el equilibrio». Y es que ver la noche desde el Viaducto con un oriundo es un homenaje que calla a Sabina en lo que de las estrellas se olvidan de salir. Las estrellas salen, y se ve hasta la estación espacial de no sé qué.
Lo importante es Diego. Sí. Porque Diego, en pleno estado consciente de sus facultades inconscientes dijo que él era «liviano, libre, como un globo aerostático». Y yo lo seguí, y descubrí las tabernillas de debajo del Viaducto. A horas impensables. Diego me llevó a un garito donde ponían a El Cantó del Loco y Hombres G, también 'los sus' sajones y demás. En un pantalla comentamos a los que se subían al escenario improvisado, que se retransmitía en el garito de marras en pantallas simultáneas.
Y eso, me pusieron una canción de Dylan para echarnos. Y me fui. Y en el Senado di las «buenas noches» a la Policía. Antes, le puse un verso al busto de Larra en la plaza de Oriente. Saqué el orinal 'celiano', un rezo con Orfidal, y qué bonito es Madrid.
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