El 'Gran Hermano' del polígono Marconi ya está grabando

El nuevo sistema de Marconi empezó a grabar hace unos días y ayer, una jornada tranquila y navideña, el alcalde convocó a los periodistas para pasear por el polígono. «La colocación de estas 24 cámaras de seguridad nos va a permitir tratar de averiguar lo antes posible cuál es la situación o el delito que se haya podido cometer, aparte de proporcionar mayor seguridad a los vecinos de toda la zona», explicó José Luis Martínez-Almeida. Inicialmente eran 23 cámaras, que costaron 824.000 euros, aunque más tarde se añadió la vigesimocuarta, a petición de los vecinos, ubicada en el camino de los Molinos, un sendero bajo la M-45 e imán para el abandono de escombros y residuos.

Las áreas donde se arraciman en lo alto estos nuevos ojos están señaladas con letreros, aunque los vecinos dudan de que sirvan como elemento disuasorio. Son muchos años de convivencia con uno de los epicentros de las mafias de trata de Madrid. «Este barrio es muy tranquilo, es lo que era, ni más ni menos», reconoce una residente que prefiere mantener el anonimato. A pesar de las cámaras, las calles del polígono, algunas más desangeladas que otras, siguen sirviendo como vertedero de escombros, y los hombres que quieren pagar por sexo conducen por las avenidas donde se apostan las mujeres.

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La asociación de vecinos de la Colonia Marconi publicó ayer por la tarde un comunicado. Almeida, que se fotografió con la delegada de Seguridad y Emergencias, Inmaculada Sanz; el delegado de Economía, Innovación y Empleo, Miguel Ángel Redondo; la concejala de Villaverde, Concha Chapa, y el director general de la Policía Municipal, Pablo Enrique Rodríguez, «no se ha hecho acompañar de ningún integrante de la asociación vecinal». «Desde alcaldía han olvidado invitarnos al evento (parece que el alcalde no es el que quiere que sean los vecinos el alcalde. Al menos no ha habido ningún balonazo)», ironizaron los representantes vecinales en su blog.

Las 24 cámaras son una reclamación de residentes y comerciantes que, sin embargo, desconfían de su efectividad real para cambiar el 'statu quo' de Marconi. «Dudamos que se vaya a solucionar. ¿Ha bajado la prostitución? No. ¿Hay hogueras? No, eso ya no. ¿Están las mismas mafias y las mismas chicas, que luego cuando dejas de ver alguna te preocupas? Es complicado», resume una vecina de toda la vida. La drogodependencia es otro de los problemas que arrastra el barrio. Los policías desmontan narcochabolas en una calle y los toxicómanos reaparecen al poco tiempo en otra.

Begoña Villacís también visitó Marconi en el mes de octubre. La vicealcaldesa tenía un plan para su revitalización: convertirlo en un barrio de arte urbano al estilo de Wynwood Walls, una zona industrial y deprimida de Miami, hogar de migrantes cubanos y puertorriqueños que empezó a atraer a artistas, galerías y promotores inmobiliarios. Hoy es uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad estadounidense. El proyecto para Marconi, una inversión de 205.000 euros, cuenta con cinco murales y dos esculturas. Además, el festival Madcool se celebrará el próximo año en Villaverde, donde el ayuntamiento plantea también erigir una Ciudad de la Música con una superficie de 850.000 metros cuadrados.

Estas ideas, como la construcción de nuevas parcelas residenciales, todavía siguen en el aire. Mientras tanto, las cámaras son una realidad en un barrio que, hasta 2021, estaba perimetrado como «área de acceso restringido». La normativa del Ayuntamiento de Madrid prohibía desde 2018 la entrada de vehículos entre las 23 y las 6 horas, a no ser que los conductores pudieran justificar que vivían o trabajaban allí; de vez en cuando, la Policía Municipal establecía controles en los accesos. Hasta la nueva ordenanza de Movilidad Sostenible, que aprobó Almeida en septiembre de 2021 y borró la medida.

Por ahora, el 'Gran Hermano' es la herramienta del consistorio «para mejorar la convivencia y la seguridad» en «uno de los espacios más degradados de Madrid», sostuvo ayer el alcalde, y convertirlo «en un foco de actividad económica y en un foco residencial». Durante sus casi cuatro años de mandato, que concluye en mayo de 2023, Almeida ha instalado un tercio del centenar de cámaras de videovigilancia que opera la Policía Municipal. Más allá de Marconi, hay nuevos guardianes en los barrios de Bellas Vistas (Tetuán) y de San Diego (Puente de Vallecas), y se han renovado los aparatos de Lavapiés y Montera (Centro). Próximamente, Chueca será el siguiente escenario monitoreado, con 24 ojos fijos y negros.